¿Tienen futuro en España las finanzas islámicas?
Puede ser un instrumento útil para la economía española, por ejemplo, para obtener financiación y aumentar sus exportaciones
Las finanzas islámicas constituyen un modelo ético de gestión financiera basado en los principios religiosos de la sharia o Ley Islámica. Hoy es un sector financiero emergente con identidad propia en los mercados internacionales, pero además una alternativa, también en España, a las prácticas financieras hegemónicas, dentro de la banca ética.
Según el Banco Mundial, la industria de estas finanzas se ha expandido rápidamente en la última década, creciendo sus activos a nivel mundial hasta los dos billones de dólares, con un 10-12% de crecimiento anual. En este sector se incluyen activos gestionados por instituciones bancarias y no bancarias, mercados de capitales y especialmente los bonos (sukuk) y la industria del seguro (takaful).
De acuerdo a la profesora Celia de Anca, directora del Centro de Economía y Finanzas Islámicas (CEFI) del Instituto de Empresa en Madrid, las finanzas islámicas están experimentando un importante auge global, aunque su peso en Europa es marginal. Como también señala De Anca, la CE pronostica unas “perspectivas de crecimiento de en torno al 2,1% y al 1,9% en la UE y en la Eurozona, respectivamente”.
Si bien las primeras experiencias de finanzas islámicas se realizaron en los 60 en países de mayoría musulmana como Egipto, aún es un sector minoritario, incluso en países musulmanes, pero el modelo financiero en que se sustenta goza de una salud de hierro.
La ‘sharia’ prohíbe la remuneración con intereses y la composición de las carteras ha de cumplir con cierta ética”
Es ya un hecho que, en las últimas décadas, el capital procedente de Asia y Oriente Medio ha hecho que nos cuestionemos los modelos financieros occidentales. En el caso de las finanzas islámicas, el asunto se complica por el componente religioso, y aún más por los prejuicios sociales y culturales que, sobre todo en la Europa continental, existen frente al islam. Pero más allá de lo religioso, dar entrada a esta forma de entender las finanzas es todo un reto para cualquier legislación continental, ya que implicaría cambios y nuevas interpretaciones de principios bancarios y mercantiles muy asentados, especialmente en lo relativo a la remuneración del capital mediante intereses (riba), prohibido por la sharia, y a la importancia ética de la composición de las carteras de inversión, que han de cumplir estrictamente con ciertos principios éticos.
No es una situación fácil, y la convivencia entre el sistema financiero internacional más convencional y las finanzas islámicas tiene seguidores y detractores, incluso en los países musulmanes. Así, en zonas como Malasia abogan por mantenerlos separados, con un régimen distintivo, mientras que otras como Qatar, con una aproximación mucho más integradora, prefieren reconocer las peculiaridades de estas finanzas como una opción dentro del sistema financiero tradicional.
En el viejo continente ya se han dado pasos para atraer estos capitales. Gran Bretaña, país líder en este ámbito, seguido de Francia, pone el foco en el mercado de los bonos islámicos donde, en lugar de pagar intereses, la remuneración se hace vía dividendos. Y es que además del atractivo que suponen estos vehículos de inversión para quienes profesan el islam, existen muchos fondos soberanos y privados que precisan cumplir con los preceptos de la sharia. Pero la apuesta no queda ahí. También se han ido desarrollando otra serie de productos como hipotecas, préstamos a consumidores y empresas y seguros, cumpliendo todos ellos los principios islámicos.
¿Y España donde queda? Alexandra Kessner, del Instituto de Empresa, afirma que “la financiación islámica puede constituirse en un instrumento útil para la economía española”, por ejemplo, para “obtener financiación y aumentar sus exportaciones”. Desde un punto de vista fiscal, Kessner aconseja evitar las “desventajas” tributarias que pueden afectar a estos productos y buscar incentivos que sean equivalentes a la consideración que en las finanzas tradicionales tienen los intereses, por ejemplo, buscando formulas que pudiesen considerar partes específicas del sistema de retribución del capital de los bonos como gastos deducibles a efectos del impuesto de sociedades.
En cualquier caso, este modelo ofrece unas oportunidades de negocio e inversión que no pueden desaprovecharse en una economía como la nuestra. Banco Santander ya cuenta con un equipo especializado. Pero además, estas finanzas son una alternativa de práctica financiera y un modelo propio de ética bancaria que ayudará a construir unos puentes necesarios entre el mundo árabe y Europa.
León Fernando del Canto es managing partner en Del Canto Chambers.