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Aniversario de la devaluación del yuan.

En la madrugada (española) del 10 al 11 de agosto de 2015, hace ahora un año, el Banco Popular de China anunció la mayor devaluación del yuan desde los años 90 a la vez que flexibilizaba la cotización de su divisa. Y un año más tarde las cosas no han cambiado sustancialmente ya que todos continuamos pendientes de todo lo que pasa en la economía y la política china. Pero la realidad es que el yuan lleva depreciándose desde que principios del 2014, momento en el que alcanzó los 6,05 CNY/USD para situarse en la actualidad los 6,65 CNY/USD, es decir una devaluación soterrada de alrededor del 10% (algo más si tomamos en cuenta el CNH o yuan no intervenido) que ha permitido al país hacer frente a una fuerte desaceleración de su actividad económica.

Centrándonos exclusivamente en este último año, la divisa china ha seguido perdiendo valor contra las principales monedas del mundo, aunque a un ritmo más moderado de lo que se había temido. El yuan se ha depreciado contra el dólar un 6,7% adicional. Por el contrario, frente al EUR, y por las políticas de QE articuladas por Draghi desde el BCE, la divisa china se apreció hasta diciembre pasado para, a partir de ahí, depreciarse hasta los 7,37 CNY/EUR, lo que supone una depreciación del 9% en el último año. Por último, frente al yen japonés, la caída del yuan ha sido mucho más virulenta ya que la divisa japonesa, a pesar de los esfuerzos en contra del Banco de Japón no ha hecho más que apreciarse de manera igualmente virulenta frente a las principales divisas. En los últimos 12 meses la depreciación del yuan frente al yen japonés ha sido de más del 30%.

Lo que si es verdad es que la devaluación del yuan chino de agosto de 2015 ha puesto en primer punto de interés del mercado el tema de la desaceleración china y el estallido de la burbuja inversora que ha dejado como fruto una sobredimensión de la capacidad productiva, una crisis en los países emergentes (suministradores de materias primas) y un proceso desinflacionario (o deflacionario, como se quiera ver) del que todavía no parecen lograrse deshacer los países industrializados.

Hace unos días, los datos de la Oficina Nacional de Estadística de China mostraron un aumento del superávit comercial chino a los 52.300 millones de $, el más elevado desde el registrado el enero pasado (+63.287 Mill$), como resultado de un desplome de las importaciones (-12,5% en tasa interanual) que sugiere que la demanda interna está débil, acompañado de una leve caída de las exportaciones (-4,4% interanual). El dato vuelve a apuntar a una desaceleración global de la economía. La economía de China acumula ya 21 meses de caídas consecutivas en las importaciones mientras que las exportaciones han caído en 12 de los 13 últimos meses.

Por regiones, las exportaciones China a EEUU, su principal mercado comprador, han bajado un 2%, mientras que a la Unión Europea, su segundo mercado, han retrocedido un 3,2%. Estas últimas podrían descender más este otoño si se confirma la recesión en Reino Unido y un impacto negativo del Brexit en el resto de economías socias de la zona. Respecto a las importaciones, China ha bajado un 23,2% las compras que le hace a Estados Unidos. En lo que llevamos de año, las exportaciones chinas acumulan una caída del 7,4% y las importaciones un retroceso del 10,5%.

Del mismo modo, la tasa de crecimiento en tasa interanual del IPC ha sido del 1,8%, en línea con las expectativas, mientras que los precios de producción cayeron un 1,7% en tasa interanual, tres décimas menos de lo esperado. Los precios de producción llevan ya 54 meses consecutivos (desde marzo del 2012) con tasa de crecimiento negativo. Periodos previos de crecimiento negativo de los precios de producción apenas duraron 20 meses (abril 2001 a diciembre 2002) y 12 meses (diciembre 2008/2009).

En el más corto plazo, tenemos hoy un nuevo día sin referencias económica claves que puedan dar un giro a la situación de "impasse" actual. Sin embargo mañana, cuando conoceremos los datos de ventas minoristas en China (en la madrugada) y en los EE.UU. (a primera hora de la tarde) junto con los datos de inversión en capital fijo y producción industrial (ambos de China) y los de precios de producción y Confianza del consumidor de la Universidad de Michigan (ambos de los EEUU) , la situación podría cambiar.

No obstante estamos en agosto y eso es lo que tiene este mes: o pasa todo o no pasa nada.

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