John Blankenship: “El trabajo debe reinventarse o se verá dañado por la robótica”
Si el miedo a perder el empleo aumenta los costes laborales, el movimiento de los robots será más rápido, según el programador
Cierre los ojos. Concéntrese en imaginar cómo será el mundo del futuro. No es tan difícil prever la línea en la que evolucionará la tecnología. La inteligencia artificial inunda ya nuestras vidas. Es fácil acostumbrarse a que agentes virtuales como Siri (de Apple) ayuden a organizar nuestros quehaceres diarios. Los coches autoconducidos empiezan a ser una realidad, y las llamadas casas inteligentes y el internet de las cosas son cada vez más demandadas. Sin embargo, a pesar de que todos estos dispositivos y programas ingeniosos facilitarán cada vez más nuestra vida, también provocarán que muchos de los puestos de trabajo de hoy se queden obsoletos. Radiólogos, asistentes legales, camareros de restaurantes de comida rápida..., en un periodo de tiempo relativamente corto podrían ser profesiones innecesarias. Y, sin duda, esto será solo el principio.
En Silicon Valley nadie duda de que la tecnología tiene el poder de devastar industrias enteras y dar la vuelta al mercado laboral. Pero ¿puede la tecnología provocar un cambio brusco del sistema económico? Empresas como Facebook y Youtube solo necesitan unos cuantos empleados para lograr enormes beneficios. ¿Cuál será el destino de aquellos trabajadores que no estén dispuestos al cambio?
Pregunta. Mucha gente tiene miedo a la intrusión de la tecnología robótica en el mundo laboral. ¿Cree que los robots llegarán a competir con los humanos en estos términos?
Respuesta. Los dispositivos mecánicos han reducido la necesidad de mano de obra durante muchos años. Un tractor permite que un solo hombre pueda arar la tierra mucho más rápido y eficientemente que un hombre y una pala. El siguiente paso lógico es automatizar el tractor para que pueda arar el campo sin la supervisión inmediata del hombre. La automatización de estos procesos se puede hacer actualmente, pero el costo de la investigación y el desarrollo deben sopesarse contra el costo de la mano de obra. A medida que el salario del hombre que conduce el tractor se hace mayor, se crea un incentivo de ganancias para el desarrollo del tractor automatizado. Otro ejemplo: si aumentan los salarios mínimos en los restaurantes de comida rápida, alguien va a desarrollar e implementar, con ganancias aseguradas, dispositivos robóticos para tomar órdenes y cocinar la comida. De hecho, algunos de los restaurantes de Disney utilizan ya esta tecnología para la toma de pedidos automatizados y entrega de alimentos.
P. ¿Cómo será el mundo en 2050? ¿Conviviremos con los robots de forma natural?
R. La verdadera respuesta a esta pregunta depende de cómo los sindicatos y los empleados reaccionen. Si el miedo a perder el empleo aumenta los costes laborales, el movimiento de los robots será más rápido. Sin embargo, si los trabajadores reaccionan aprendiendo nuevas habilidades –por ejemplo, aprender a instalar y mantener los robots–, en lugar de exigir salarios más altos, los cambios ocurrirán más lentamente. En cualquier caso, no se debe olvidar que la tecnología robótica traerá también nuevos puestos de trabajo muy bien pagados. En resumen, los cambios van a suceder, pero la velocidad de aplicación depende de muchos factores.
P. ¿Cree que la gran mayoría de los consumidores aceptará que los robots compartan su actividad: limpieza de la casa, conducir, hacer determinados trabajos mecánicos complejos...?
R. Esa es realmente la gran pregunta. El consumidor, sin duda, lo aceptará. Basta con mirar el aumento de la inteligencia de los teléfonos móviles o incluso los nuevos televisores. La gente espera cada vez más de sus dispositivos electrónicos y esa expectativa se traducirá en dispositivos mecánicos inteligentes también. Hará que nuestra vida sea más fácil y más productiva.
P. Sin embargo, a pesar de esta expectativa social, muchos trabajadores recelan del potencial de la inteligencia artificial y de los robots a la hora de introducirlos en sus labores. ¿Cree que es cuestión de educación?
R. El proceso del que habla no es nuevo ni único. La imprenta sustituyó la transcripción manual; los coches sustituyeron la carroza de caballos; los procesadores de textos sustituyeron a la mecanografía. A la larga, la mayoría estarán de acuerdo en que tales cambios son mucho más beneficiosos que perjudiciales. El trabajo humano no cambia, sino que se transforma. Los nuevos puestos de trabajo creados por los cambios tecnológicos están mucho mejor pagados y son más emocionantes y gratificantes para el trabajador. Desde luego, si las escuelas y universidades promueven esta idea, los cambios sociales de la robótica serán más bienvenidos. Por tanto, menos perjudiciales y mucho más beneficioso para todos.
P. ¿Qué campo cree que será el más beneficiado por la robótica a corto plazo?
R. Cualquier campo relacionado con la fabricación ya se ha beneficiado enormemente de la automatización mecánica. Como he comentado anteriormente, creo que las demandas de aumento en el salario mínimo van a obligar a la automatización en muchos puestos de trabajo. Por ejemplo, los coches autoconducidos podrían sustituir fácilmente a los conductores de taxi y servicios de entrega. Una vez que comiencen estos cambios, se extenderán rápidamente en casi todas las industrias. El área de salud será una de las más beneficiadas. Los nanobots, sin duda, ayudarán a aumentar nuestra esperanzas de vida.
P. En su opinión, ¿cuál es el robot perfecto del futuro?
R. El robot perfecto será todo lo que el consumidor quiera que sea. Para cada uno será diferente. Esto simplemente significa que el robot debe adaptarse a la persona en función de la época que atraviese. Si, por ejemplo, una persona necesita un robot que se limite a seguir las órdenes, eso es lo que será el robot. Pero si quiere que su robot personal ofrezca sugerencias e incluso discuta con usted –no para hacerle cambiar de opinión, sino para aumentar su conocimiento sobre un tema o situación–, entonces primará en él la interactividad. Todo es posible. El único límite es la imaginación. En cualquier caso, no deberíamos tener que adaptarnos a lo que las empresas consideren para nosotros el robot perfecto. Será al revés: nosotros lo elegiremos en función de nuestras necesidades personales, y será perfecto para cada uno de nosotros. Esto nos lleva a un problema totalmente nuevo. Si los robots se vuelven perfectos para nosotros, algunas personas acabarán prefiriéndolos a los compañeros humanos.
“Los robots se adaptarán cada vez más a nosotros”
Una de las incógnitas de la robótica es hasta qué punto se podrá confiar en robots responsabilidades que hoy solo hacen los humanos. Blankenship afirma que “ya Isaac Asimov dictó las leyes, en ciencia ficción, que deberían regir el comportamiento robótico para que no haya ningún problema de seguridad. Primera: un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño. Segunda, un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la primera ley. Y tercera, un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o la segunda ley. El que fabrica un robot tendría que adoptar tales principios para garantizar la seguridad humana. Sin embargo, a medida que avancemos en la historia, los robots se irán desarrollando en función de nuestras necesidades. Los crearemos a nuestra imagen y semejanza, intentando que cada vez se parezcan más a nosotros. Cuanto más intentemos que se parezcan a los humanos, más posibilidades tendremos de que tengan nuestros defectos”, concluye.