El Ibex sucumbe a los resultados y pierde los 8.500 puntos
El castigo a la banca y a las cuentas de Telefónica han acabado pesando sobre el parqué español, que ha vuelto a liderar las caídas que se han impuesto en toda Europa.
La penúltima gran avalancha de resultados empresariales ha acabado con el entusiasmo de los mercados europeos, que habían vivido una jornada de gloria durante la víspera como consecuencia, precisamente, de las cuentas presentadas por algunas compañías del Viejo Continente. Hoy, sin embargo, el recorrido al alza que iniciaron las Bolsas acabó tornándose en pérdidas que, en el caso del Ibex, estuvieron protagonizadas por Telefónica y el sector bancario, tan solo un día antes de que se conozcan los resultados de los test de estrés de las entidades europeas.
Los inversores españoles, que habían comenzado la jornada con el aliciente de los datos de la EPA (Encuesta de Población Activa), que se saldaron con la mejor tasa de paro desde el año 2010, acabaron deshaciendo las posiciones de sus carteras después de que dos de las blue chips del selectivo español presentaran sus cuentas al mercado, unos resultados que fueron muy penalizados. Telefónica, que fue la más madrugadora en presentar sus cuentas, anunció un beneficio neto hasta junio de 1.241 millones, un 42% menos. Aunque la teleco cumplió con las previsiones de los analistas, a los inversores no les pareció bien la reducción del beneficio unida al mantenimiento del dividendo y el incremento de su deuda, lo que la hizo registrar una caída del 4,52%, hasta los 8,74 euros.
Otra de las protagonistas de la jornada fue Repsol que, aunque cumplió previsiones, también redujo sus ganancias un 39%, hasta los 639 millones de euros. Los inversores también castigaron a la petrolera, que acabó en las últimas posiciones del parqué español tras ceder un 3,52%, hasta los 11,24 euros. Junto a estas, la banca volvió a ejercer presión bajista sobre el Ibex 35. Arrastrados, una vez más, por las entidades italianas, los bancos del selectivo acabaron teñidos de rojo. Aunque las dudas sobre el sector bancario español parecen estar despejadas a tan solo un día de la publicación de los test de estrés –pues se da por descontado que todos aprobarán–, las firmas españolas siguen siendo muy sensibles a las caídas del sector. Con todo ello, el parqué acabó dejándose un 2,1%, hasta los 8.479,2 puntos. El selectivo, que durante la víspera había sobrepasado el rango lateral de los 8.500 puntos en el que se encontraba desde hacía semanas, acabó, esta vez, por debajo de esta resistencia.
Pero el pesimismo no solo pesó en el mercado español, pues todos los parqués del Viejo Continente acabaron teñidos de rojo afectados, en buena medida, por los resultados empresariales. Así, el Footsie británico se dejó un 0,2%, el Cac francés retrocedió un 0,3%, el Dax alemán cedió un 0,2% y el Mib italiano cayó un 1,6%.
La oleada bajista también acabó alcanzando a los índices en EEUU. Y es que, al otro lado del Atlántico, Wall Street también regresó a terreno negativo. El parqué estadounidense no aguantó la presión derivada de la reunión de la Reserva Federal del país. Su presidenta, Janet Yellen, mantuvo ayer su política monetaria sin cambios aunque dejó la puerta abierta a una futura subida de tipos. Ante este escenario, al cierre de los mercados europeos, el Dow Jones se dejó un 0,4%, el S&P registró una caída del 0,1% y el Nadaq cerró plano.
Aunque la estabilidad no estuvo presente en la renta variable, la renta fija sí que gozó de una sesión mucho más placentera. En el mercado de deuda, el interés del bono español a 10 años cayó desde el 1,102% de la víspera hasta el 1,089%. Esto supuso un nuevo mínimo histórico para la rentabilidad de la deuda española. Por su parte, la prima de riesgo también se enfrió hasta los 117 puntos básicos, uno menos respecto a la sesión anterior.
En el mercado de divisas, la moneda única avanzó frente al dólar hasta situarse en los 1,10 billetes verdes. El yen también se fortaleció. Mañana, el Banco de Japón también concluirá con su reunión de dos días, en la que decidirán si habrá una flexibilización adicional en su política monetaria.