Renovables: el reto de enderezar el rumbo para no perderse
El sector reclama un cambio radical de política para salir de la parálisis.
España ha perdido claramente el liderazgo en energías renovables. El sector se encuentra prácticamente paralizado. El estudio de Ernst & Young Recai (Renewable energy country attractiveness index), que mide el atractivo de todos los países para invertir en energías renovables, situaba a España en 2015 en el puesto 25; cuando empezó la última legislatura del PP ocupaba el 11; a mitad del segundo mandato de Rodríguez Zapatero llegó hasta la sexta posición... Este año ha perdido otras tres posiciones, ocupa el número 28, detrás de países que no tienen el más mínimo interés para los inversores.
En 2015 se instalaron en la UE 12.800 megavatios de eólica y 8.500 de fotovoltaica
Son datos, procedentes de una fuente “nada sospechosa”, arguye Fernando Ferrando, vicepresidente de la Fundación Renovables, que avalan sus palabras: “Las energías renovables han sido perseguidas por el último Gobierno del PP. En cierta manera, se ha conseguido arruinar a un sector, tanto en los ámbitos inversor e industrial como en credibilidad. Lo que ha pasado en España es inaudito”.
Mientras en el mundo el empleo del sector crecía a un ritmo del 5% en 2015, ocupando a 8,1 millones de personas, aquí se siguen destruyendo puestos de trabajo. El informe anual Energía renovable y trabajo, publicado por la Agencia Internacional de la Energía Renovable (Irena), que en ediciones anteriores ponía a España como ejemplo de los beneficios de las energías limpias en el ámbito laboral, este año dice que a las empresas españolas solo les queda la opción de exportar para poder sobrevivir. En los últimos cuatro años se han perdido 50.000 empleos.
- Declive
El declive ha sido exponencial. Si en los mejores momentos se llegaron a instalar entre 2.000 y 2.500 megavatios renovables al año, en 2014 apenas se alcanzaron los 43 megavatios y en 2015 la cifra fue irrelevante, prácticamente cero. Pero en la Unión Europea los datos del año pasado fueron muy diferentes: 12.800 megavatios en eólica y 8.500 megavatios en fotovoltaica.
Planes corporativos
Desde 2015, en el sector aumentan las operaciones corporativas como estrategia de crecimiento. Es el caso de Gas Natural Fenosa, que quiere adquirir T-Solar –la división fotovoltaica de Isolux–, o la reciente unión de Gamesa y Siemens para crear un gigante eólico.
“No hay potencia instalada; no hay autoconsumo; se destruye empleo; hemos perdido capacidad industrial; somos el país que más peticiones de arbitrajes internacionales tiene por los recortes a las renovables en los foros previstos en la Carta de la Energía para garantizar la seguridad jurídica de las inversiones... y, además, un elemento adicional, para mí de los más peligrosos, es que con la reforma energética el anterior Ejecutivo ha conseguido convertir a las renovables en un producto financiero”, se lamenta Fernando Ferrando.
¿Cómo revertir esta situación? ¿Qué espera el sector tras las elecciones? “Un cambio radical, pero no solo porque sea un Gobierno diferente, sino porque tenemos que cumplir compromisos ineludibles para el año 2020”, recuerdan en la Fundación Renovables. Lo primero que habría que hacer para enderezar el rumbo es una nueva reforma eléctrica: “La actual es una auténtica barbaridad”, puntualiza Ferrando.
En segundo lugar, es necesario derogar el Real Decreto 900/2015, de Autoconsumo, que se aprobó pese al rechazo unánime del sector, la sociedad y la oposición política en bloque del Congreso”.
Además, “cuando vemos que el precio del pool eléctrico es cero en otros países por las renovables, está muy claro que el modelo de fijación de precios no vale. Es decir, el modelo marginalista está agotado”, concluye el vicepresidente de la Fundación Renovables.