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Resaca del referéndum británico

El balance del BCE hace récord con el 'brexit': 3,13 billones de euros

Nuria Salobral

La sacudida ante el resultado del referéndum británico sobre la permanencia en la UE es el último desafío de la larga serie de turbulencias a las que hace frente el BCE en su propósito de mantener la estabilidad financiera de la zona euro. La llegada de Mario Draghi a la presidencia del BCE en noviembre de 2011 fue el principio de una nueva política de estímulos con la que la institución decidía aplicar medidas extraordinarias, más allá de la clásica bajada de tipos.

Desde entonces, se han sucedido las inyecciones masivas de liquidez a la banca, las compras de activos –ampliando cada vez más el abanico– y las rebajas del precio del dinero hasta dejarlo al cero. El resultado es un aumento del balance del BCE hasta un nivel récord de 3,13 billones de euros, sin precedentes durante la crisis. La factura ha ascendido aún más en las jornadas previas al ‘brexit’, contando con la difícil jornada del 24 de junio. Así, en las dos últimas semanas, el volumen de compras ha ascendido a 41.700 millones euros.

El divorcio de Gran Bretaña de la UE plantea desafíos ante los que el BCE deberá previsiblemente intensificar sus esfuerzos. Aun así, y por lo pronto, el Eurosistema no realizó ninguna operación de inyección de liquidez en relación con el acuerdo de divisas recíproco de carácter permanente (línea swap) del Banco Central Europeo con la Reserva Federal, añade la institución en un comunicado.

En la agitada mañana del 24 de junio, el BCE se sumó al conjunto de bancos centrales que anunciaron su compromiso por suministrar toda la liquidez necesaria en su propia divisas y en otras divisas internacionales. El objetivo era evitar un colapso de liquidez y facilitar a los bancos todas las libras o euros necesarios para responder a las operaciones de clientes e inversores.

Además, en esos días el BCE ha elevado su balance en 21.500 millones de euros, según los datos publicados hoy correspondientes a la pasada semana. Es el volumen de compras de activos, de los que 17.100 millones de euros corresponden a deuda soberana y otros 2.600 millones a deuda corporativa y que explican que en la sesión del pasado viernes la oleada de ventas que desató el brexit no se cebara con la renta fija de la zona euro y no se dispararan las primas de riesgo.

El mandato supremo de la institución es la estabilidad de precios: conducir a la zona euro, que ha estado al límite de la deflación, a unos niveles de inflación cercanos al 2%. Su actuación más decidida ha comenzado después de que se le reprochara no haber actuado antes, al inicio de la crisis en 2008, para estimular el crecimiento económico, como sí hizo la Reserva Federal, que no solo vincula su política al control de los precios sino a la creación de empleo.

Draghi sostiene que esa estabilidad de precios es clave para la recuperación: si existe la expectativa de que una vivienda o cualquier tipo de activo va a subir de precio, se estimulará la inversión y con ello la confianza y el crecimiento económico. Y con las compras de deuda logra otro objetivo fundamental: abaratar el coste de financiación, que se había disparado en países como España o Italia, y que eso despeje el camino para que la banca vuelva a prestar dinero. La efectividad de sus medidas es sin embargo objeto de debate, más aún a la vista de que el gran incremento del balance no haya logrado todavía un crecimiento económico sólido.

El balance del BCE ha alcanzado récord la pasada semana en los 3,13 billones de euros y revalida el máximo que ya había tocado la semana precedente. Es decir, las tripas del BCE acumulan cada vez más riesgo, más incluso que el de los máximos anteriores, marcados en junio de 2012, después de que la institución realizara dos inyecciones masivas de liquidez a tres años por las que prestó al sector un billón de euros. Pasado ese tiempo, y devuelto el dinero, el balance volvió a menguar (ver gráfico). Pero en marzo de 2015 Draghi lanzó el programa con el que ha decidido poner toda la carne en el asador y con el que comenzó a comprar deuda directamente en el mercado. Desde entonces, el volumen de deuda en balance se ha disparado a 1,21 billones de euros, según los datos publicados ayer, mientras que la cantidad de dinero prestada a la banca supera ya el medio billón de euros y asciende a 501.186 millones.

El logro de haber abaratado al máximo la financiación y rebajado las primas de riesgo, para gran alivio de los gobiernos de la zona euro, es indiscutible. La prima de riesgo española se mantiene a raya en el entorno de los 140 puntos básicos, muy lejos de los niveles insostenibles del verano de 2012, sobre los 600 puntos básicos. Pero el BCE aún tiene pendiente apuntalar la recuperación económica de la zona euro y que el crédito bancario vuelva a fluir. Su balance –es decir, sus esfuerzos por conseguirlo– ha engordado en más de un billón de euros en año y medio, pero los indicadores muestran tozudos la fragilidad de la recuperación.

El PIB de la zona euro creció en el primer trimestre el 0,5% en tasa intertrimestral y la inflación se situó en mayo en el -0,1%. En cuanto al crédito, creció en abril el 1,2% interanual, con países como España donde aún no aumenta en términos reales: las amortizaciones continúan siendo superiores a la nueva concesión de financiación. El BCE asume que la inflación seguirá en niveles muy bajos este año, del 0,2%, y que solo remontará al 1,6% en 2018. Ni siquiera al ansiado 2%. En cuanto al PIB, el crecería al 1,7% en 2017 y 2018, cuando la institución confía en que sus estímulos hayan dado por fin sus frutos.

Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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