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Y Juncker, ¿no dimite tras el 'brexit'?

Y Juncker, ¿no dimite? La pregunta recorre algunas capitales europeas, sobre todo, Berlín, después de que la estrategia del presidente de la Comisión Europea haya fracasado en dos referéndum consecutivos: Grecia y Reino Unido.

"La Comisión no convocó el referéndum. Quienes los convocaron son los que deben asumir las consecuencias" (here), se ha defendido hoy en Bruselas el portavoz de la Comisión Europea ante las peticiones de dimisión de su presidente, Jean-Claude Juncker. El ex primer ministro de Luxemburgo asegura que no tiene responsabilidad por el fracaso de la campaña para mantener al Reino Unido en la UE, pero en varias capitales, con Berlín al frente, se cuestiona abiertamente el papel jugado por Juncker en los pasos previos al referéndum británico del 23 de junio.

La Comisión dirigió las negociaciones con Londres sobre el acuerdo suscrito en febrero para ayudar a Cameron a ganar el referéndum, en el que Bruselas llegó a aceptar la discriminación los trabajadores europeos en territorio británico.

Después, durante la campaña, la estrategia de la Comisión se basó en una mezcla de inhibición y propagación del miedo. La consigna de Bruselas era no inmiscuirse en el debate británico para que los partidarios del brexit no pudieran esgrimirlo como prueba de otra injerencia más de los burócratas. Bruselas incluso guardó silencio sobre las peligrosas consecuencias del brexit para los millones de ciudadanos de otros países europeos que viven y trabajan en Reino Unido.

La táctica se completó con advertencias por parte de Juncker sobre el tratamiento que recibiría Reino Unido si optaba finalmente por la salida. "Los desertores no serán acogidos con los brazos abiertos" (ici), advirtió el presidente de la Comisión. Juncker utilizó la misma estrategia en el referéndum del año pasado en Grecia, donde amenazó a los griegos con la expulsión de la zona euro si votaban No al rescate. Con escaso éxito también porque el No venció por amplio margen.

Tras la victoria del brexit, Juncker ha encabezado a los partidarios de poner en marcha cuanto antes las negociaciones de separación y plantear un acuerdo lo más punitivo posible para el Reino Unido. Pero la canciller alemana, Angela Merkel, ha frenado en seco ese planteamiento y ha desautorizado, una vez más, al presidente de la Comisión. Merkel ni siquiera le ha invitado a la reunión de hoy en Berlín donde Alemania, Francia e Italia empezarán a preparar la respuesta política al brexit junto al presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk.

De Alemania llegan también las voces a favor de la dimisión de Juncker, a pesar de que el luxemburgués no parece ser ni el único ni el principal responsable del fracaso de la estrategia. El primer ministro británico saliente, David Cameron, contó con el apoyo decidido de Merkel, que no se opuso a su plan para un referéndum que zanjase de una vez por todas las dudas del Reino Unido sobre su pertenencia de la UE.

La campaña contra Juncker desvía la atención de la responsabilidad de Berlín en el fiasco. Y se enmarca en el contexto del meridiano de la legislatura europea (a finales de este año) en las que se espera baile en los principales puestos de las instituciones europeas. El mandato de Tusk al frente del Consejo y el de Martin Schulz como presidente del Parlamento toca su fin y hay dudas sobre la renovación de ambos (menos sobre el primero). Juncker está nombrado hasta 2019. Pero, si no lo evita, parece condenado a convertirse en la tercera bola de un bombo que ya ha empezado a girar.

Foto: escultura del artista peruano Nicolás Lamas, en la galería Meessen De Clercq (aquí), Bruselas (B. dM., 4/6/2016).

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