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Negociaciones en la UE

Los planes secretos frente al riesgo de la salida de Reino Unido

"De los planes B no se habla en público”, sonríe Guindos.

 El ministro español de Economía en funciones, Luis de Guindos (d), conversa con el ministro belga de Finanzas, Johan Van Overtveldt (i), antes del comienzo de la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea en Luxemburgo.
El ministro español de Economía en funciones, Luis de Guindos (d), conversa con el ministro belga de Finanzas, Johan Van Overtveldt (i), antes del comienzo de la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea en Luxemburgo. JULIEN WARNAND (EFE)

A menudo, la letra pequeña de la historia se escribe en lugares recónditos y a salvo de miradas curiosas. En lugares como el número 6 de la calle Sainte Zithe de Luxemburgo, sede de la Embajada de Holanda en el Gran Ducado. A ese pequeño palacete llegaban el miércoles por la noche (15 de junio) los ministros de Economía de los cuatro países más grandes de la zona euro (Alemania, Francia, Italia y España), un par de comisarios europeos y el presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, en el papel de anfitrión. La cita, confirmada por varias delegaciones, no era la primera de tan selecto grupo. Pero sí tal vez una de las más decisivas desde el comienzo de la crisis financiera en 2008 y la crisis del euro en 2010.

En la calle Santa Zithe se pergeñó la parte económica de la respuesta política que la UE prepara ante la posible victoria del brexit en el referéndum del 23 de junio en Reino Unido. Un plan de choque que atajará a través del BCE las posibles turbulencias del mercado a corto plazo y que a medio y largo plazo intentará demostrar que la Unión Europea sobrevivirá sin problemas en el caso de que se confirme la primera escisión de su historia.

El plan empezó a materializarse horas después. El viernes, en sesión celebrada también en Luxemburgo, el consejo de ministros de Economía de la UE (Ecofin), desbloqueó el proyecto de la Unión Bancaria, paralizado durante meses por las objeciones de Berlín a la creación de un Fondo europeo de garantía de depósitos.

Ese Fondo tardará todavía años en hacerse realidad. Pero el mero arranque de los preparativos técnicos pretende ya ser una poderosa señal de que la UE y, en particular, la zona euro, seguirá fortaleciendo sus cimientos.

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El acuerdo para desbloquear la Unión bancaria se fraguó en el encuentro informal de la noche del miércoles, con unos ministros abrumados por la inquietud sobre el avance de fuerzas euroescépticas (Front National, Alternative für Deutschland) o o alternativas (Syriza, Podemos) no solo en el Reino Unido sino en gran parte de la UE. Varios de los asistente reconocieron su menguante margen de maniobra y la necesidad de alcanzar consensos sobre puntos pendientes, como la unión bancaria, para dar una señal de fortaleza.

Los participantes en la reunión de Luxemburgo se niegan a hablar en público de los preparativos y ni siquiera confirman oficialmente su encuentro. “Las reuniones son discretas y, por tanto, no se puede confirmar si participamos o no”, contestó el viernes en Luxemburgo, el ministro en funciones de Economía, Luis de Guindos, a preguntas sobre su presencia en las citas para preparar el plan de choque europeo.

El ministro español, en todo caso, acudió a la cita en el Gran Ducado, celebrada la víspera del Eurogrupo (consejo de ministros de Economía de la zona euro) del jueves, junto a sus colegas de Alemania (Wolfgang Schäuble), Francia (Michel Sapin) e Italia (Pier Carlo Padoan). Prueba añadida de la importancia del encuentro es que Schäuble no quiso perdérselo. El alemán acudió a Luxemburgo solo para la cena de trabajo porque al día siguiente no tenía previsto asistir al Eurogrupo, al que efectivamente faltó.

A la Embajada de Holanda también llegaron el comisario de Asuntos Económicos, el francés PierreMoscovici, y el comisario de Mercados Financieros, el británico Jonathan Hill. Hill es un firme convencido de la victoria del remain (quedarse) en el referéndum. Y más le vale porque si se impone el leave (salir) su puesto de comisario tendría los días contados porque Londres dejará de tener derecho a un asiento en la Comisión tan pronto como deje la Unión Europea. Y mientras llega ese día, el papel de Hill quedaría seriamente limitado desde el momento en que Londres active formalmente el artículo 50 del Tratado de la UE para retirarse del club.

La Unión Europea confía en que ese momento no llegue. Pero por si acaso se prepara en citas discretas como las de Luxemburgo. “De los planes B no se habla en público”, sonríe Guindos. “Primero, porque dejarían de ser planes B y, segundo, porque daríamos la impresión de que va a ganar el brexit”.

La UE afronta el riesgo en baja forma

La amenaza del brexit coge a la Unión Europea en uno de los peores momentos de su historia, con más de 21 millones de parados, una deuda pública de 9,4 billones de euros (equivalente al 91% del PIB) y un cúmulo de crisis enquistadas (Grecia, refugiados, Schengen...) que han diezmado el apoyo de Bruselas entre la opinión pública.

“El desafío británico pilla a Europa falta de liderazgo”, reconoce un alto cargo europeo. En esa situación, la mayoría de las fuentes consultadas coinciden en que la respuesta a un potencial brexit “no puede ser un espectacular salto adelante en el proceso de integración”. Salvo algunos cándidos europeístas, el resto considera que ese salto acabaría en un costalazo comparable al fracaso de la Constitución europea en 2005, lo que sumiría a la UE en una crisis aún mayor.

Las principales capitales, entre ellas Berlín, prefieren contestar al brexit, en caso de que llegue a producirse, con una respuesta política pragmática y moderada, que no asuste aún más a un electorado cada vez más euroreticente. El plan pasa por consolidar las estructuras defensivas, como la unión bancaria, o los mecanismos de coordinación en la zona euro.

“La respuesta a medio plazo tiene que ser pausada”, señaló Luis de Guindos el viernes en Luxemburgo, al término de la reunión de ministros de Economía de la UE. Y advirtió de que “si el brexit triunfa, dará alas a los populismos”.

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