La ronda de ERE complica el convenio de cajas
La ya enconada negociación del convenio de cajas de ahorros, que se mantiene prorrogado desde enero de 2015 a la espera de acuerdo, se ha visto complicada por las protestas sindicales ante los ERE de Ceiss y Liberbank o la aspiración de BMN de ampliar horarios.
La ya enconada negociación del convenio de cajas de ahorros, que se mantiene prorrogado desde enero de 2015 a la espera de acuerdo, se ha visto complicada por las protestas sindicales ante los ERE de Ceiss y Liberbank o la aspiración de BMN de ampliar horarios.
"¡No quieren convenio! La negociación sigue en blanco”, se quejaban en un escueto comunicado conjunto de CC OO, Csica y UGT, sindicatos mayoritarios en el sector de las antiguas cajas de ahorros, tras la reunión de negociación del pasado 12 de mayo. “¡Por un convenio justo, sin recortes y en defensa del empleo!”, clamaban las centrales en la nota, que, pese a estar referida al pulso abierto con la patronal por el nuevo marco laboral del sector, incluía la advertencia: “No a los ERE en Ceiss y Liberbank”.
El comunicado da idea de cómo los nuevos procesos de ajuste laboral iniciados por varias entidades del ramo está complicando la ya enconada negociación del nuevo convenio sectorial, vencido en diciembre de 2014 y prorrogado desde entonces. Al año de ultraactividad que aún rige las condiciones de trabajo de las plantillas tras la última reforma laboral le han seguido varias prórrogas a fin de acercar posturas que de momento parecen irreconciliables. El llamamiento patronal a reducir salarios y ampliar horarios ha encontrado el rechazo frontal de los sindicatos financieros, que se niegan a seguir asumiendo esfuerzos tras los fuertes ajustes de los últimos años.
En este contexto, a las protestas específicas que los trabajadores de las cajas han organizado para presionar en la negociación del convenio, como las celebradas ante la sede de las distintas entidades, incluyendo importantes concentraciones ante la patronal CECA o acciones frente a la junta de accionistas de CaixaBank, la mayor entidad del ramo, se le suman ahora nuevas actuaciones frente a la nueva oleada de despidos.
Así, como ejemplo, la mitad de la plantilla de Banco EspañaDuero, la filial de Unicaja antes conocida como Ceiss, en la Comunidad de Madrid –dos centenares de 400– se concentró la pasada semana para protestar ante el “salvaje” ERE presentado en la entidad. El grupo malagueño planteó la salida de 1.120 de los 3.261 empleados de las antiguas cajas castellanas, un tercio de toda la plantilla, incluyendo la totalidad de los servicios centrales de León, Salamanca, Valladolid y Madrid (aunque ayer se ofreció rebajar los afectados a 975).
También ha habido quejas en Liberbank, que ha presentado un ERE sobre unos 600 trabajadores, cerca del 15% de su plantilla total. La fricción entre las partes es especialmente notable en esta entidad, que no solo ha terminado validando en los tribunales alguno de sus últimos ajustes, sino que encara ahora una nueva querella de los sindicatos contra la dirección de la entidad y algunos de sus consejeros por un presunto delito de falsedad en documento mercantil en concurrencia con un presunto delito de apropiación indebida o administración desleal, así como por posible delito fiscal. La demanda incluye a Ignacio López del Hierro (el marido de María Dolores de Cospedal) y a Fernando Martí Scharfhausen, exsecretario de Estado de Energía y actual presidente del Consejo de Seguridad Nuclear, a quienes se acusa de cobrar por servicios no prestados.
Finalmente, los sindicatos se mantienen especialmente combativos con BMN, que pugna por flexibilizar por su cuenta la jornada laboral de sus empleados. La entidad acaba de proponer a su plantilla que se suprima el carácter voluntario de la jornada partida y que cualquier oficina de la red pueda ser considerada como de centro comercial por la dirección de BMN, con horarios especiales de jornada partida de lunes a viernes y sábados por la mañana, durante todo el año.
La suma de estos frentes particulares en la recta final de la primavera complica un entendimiento general de los sindicatos de las antiguas cajas con la patronal del ramo a la hora de atar un nuevo convenio colectivo, un ansiado consenso para el que se han dado un último plazo de negociación hasta el 30 de junio.
Cooperativas y rurales miran al pacto de banca
Envueltos en su propia negociación para lograr atar un nuevo convenio colectivo de consenso, las cajas rurales, las cooperativas de crédito y sus trabajadores miran ahora de soslayo al reciente marco laboral sellado por los bancos como posible base para su propio acuerdo. “No se trata de trasladar el convenio, porque somos un sector con especificidades propias, pero sí aprovechar soluciones y alternativas que se han encontrado en la parte más importante del sector financiero”, exponen desde CC OO. El convenio atañe a la parte de las rurales agrupadas bajo Cajamar, aunque asociadas ya a la AEB, y a las que conforman Unacc. El convenio de los bancos, que ahora explorarn adaptar las rurales, fija un alza salarial del 4,5% hasta 2018 y la introducción de nuevas escalas salariales inferiores.