La retirada del billete de 500 podría anticipar tipos de interés más negativos
La progresiva retirada del billete de 500 euros, decretada el pasado 5 de mayo por el Banco Central Europeo, está generando dudas entre algunos grandes fondos de inversión, que consideran que la decisión de la máxima autoridad monetaria va más allá de la esgrimida razón de la lucha contra el fraude. Uno de los últimos en alzar la voz ha sido el banco privado suizo Lombard Odier, que sostiene que esta acción responde más a la búsqueda de una herramienta que facilite la introducción de tipos de interés más negativos de cara a que en el medio plazo pudieran ser necesarios.
“El dinero en efectivo es el mayor enemigo de los tipos de interés negativos y, desde nuestro punto de vista, la última decisión del BCE implica una probabilidad creciente de tipos de interés negativos más profundos en el futuro”, explica Salman Ahmed, jefe de estrategia de inversión de la entidad.
“Nos hace más rehenes del sistema bancario”, señala Rallo
De la misma forma se pronuncia el economista Juan Ramón Rallo que señala que, si la razón real fuera combatir el fraude, la retirada del billete de 500 se habría llevado a cabo mucho antes.“Desde hace un par de años, la Eurozona está instalada en un contexto de tipos de interés negativos por los que el BCE cobra a los bancos por tener su dinero depositado”. En este escenario, apunta Rallo, los bancos desearían trasladar estos tipos de interés negativos a los depositantes, pero, recuerda, existe un límite: “si nos cobran mucho por los depósitos, sacamos el dinero y lo guardamos en casa. Lo que hace el BCE es que esto sea demasiado costoso, consiguiendo así margen para tipos de interés negativos más profundos”.
Pese a ello, Ahmed considera que es poco probable que el BCE instaure unos tipos de interés más negativos en el corto plazo, ya que el enfoque se aleja de utilizar la moneda como herramienta política. “En el medio plazo, por el contrario, esto es muy diferente, ya que el recurso de los tipos de interés negativo es probable que sea importante si el ciclo económico mundial requiere otra dosis de apoyo de herramientas de la política monetaria”, sostiene el experto.
Tanto Rallo como Ahmed ven en esta decisión del BCE un pérdida de libertades para el depositante que el primero entiende que derivará en “hacernos más rehenes del sistema bancario”, mientras que el segundo alude a “un mayor aumento del “dominio del Estado y del banco central”. La desaparición de los billetes de 500 podría, eso sí, desembocar en una mayor redistribución de la riqueza de la zona euro que facilitaría el objetivo último de “alcanzar metas macroeconómicas de nivel superior”, explican desde Lombard Odier.