Kohli: "A partir de 100.000 dólares anuales, el dinero no da la felicidad"
Harinder S. Kohli ha ocupado puestos de alta gestión en el Banco Mundial durante 25 años
La vida de Harinder S. Kohli (Lyallpur, actual Pakistán, 1945) ha transcurrido entre la empresa privada y el Banco Mundial, institución en la que ocupó cargos de alta responsabilidad durante 25 años. Experto en economías emergentes en Asia, África y Latinoamérica y en desarrollo financiero e infraestructuras, Kohli ha coordinado la edición de un libro, El mundo en 2050 (Oxford Press), en el que han participado 26 autores, entre ellos el expresidente del Perú Alejandro Toledo, el expresidente de la república de Alemania Host Köhler, o el exdirector gerente del FMI Michel Camdessus. La entrevista se celebra en Madrid, horas antes de la presentación de la obra en la Casa Asia.
¿Qué aspecto tendrá el mundo en 2050?
Su centro de gravedad caerá del lado de Asia. Pasaremos de un mundo unipolar, dominado por EE UU, a otro multipolar, en el que China, India y Japón desempeñen papeles importantes. Eso hará que seamos necesariamente más multiculturales: los valores occidentales dejarán de ser la referencia. Estos cambios aportan cambios filosóficos.
¿En qué sentido?
Por ejemplo, ¿hasta cuándo deberemos perseguir la riqueza material? ¿Cuándo haremos la transición del crecimiento material al espiritual? Los japoneses empiezan a huir de las ciudades y a valorar más vivir en el campo, trabajar con sus manos y leer libros. Deberemos hacer un cambio de chip.
Los japoneses empiezan a huir de la ciudad. Valoran más vivir en el campo y trabajar con sus manos. Hay estudios que dicen que, a partir de los 100.000 dólares, lo que se ingrese de más no contribuye a la felicidad”
Ese sería un gran cambio.
Hay estudios que dicen que cuando se logra cierto nivel de ingresos, unos 100.000 dólares anuales, lo que se gane de más no aporta necesariamente más felicidad. Hay otras cosas más allá del dinero. Y la gente empieza a entenderlo.
¿Qué otros cambios veremos en treinta años?
A África y Latinoamérica no les irá tan bien como al resto. Es probable que haya una explosión social en esos dos continentes. En segundo lugar, vemos que el epicentro de la economía mundial se trasladará a Asia. Para 2050, cerca del 50% del PIB mundial, que para entonces se habrá duplicado o triplicado, se concentrará en Oriente. Las tres mayores economías del mundo serán, por este orden, China, India y EE UU. Y les seguirá en tercera o cuarta posición Japón.
¿Debemos esperar un aumento de la pobreza?
Al contrario. Hasta el 58% de la población global podría tener un nivel de ingresos igual o mayor a la media de los países del sur de Europa: España, Portugal y Grecia.
¿Qué hay de la desigualdad?
La noticia positiva es que, si el mundo fuera un solo país, la desigualdad habría caído en picado en los últimos 50 años. Los avances en China e India han hecho que, si en 1980, el 60% de la población vivía en situación de pobreza, ahora lo haga el 10%. Pero el mundo no es un solo país. Aunque en Japón o India la desigualdad no ha crecido, hay muchos países en los que sí lo ha hecho. En el caso de China, han pasado de ser igualmente pobres a crear una capa de población próspera. Alejandro Toledo dice que crecimiento no significa desarrollo y que, mientras haya desigualdad, siempre habrá gente descontenta. El pueblo debe tener igualdad de oportunidades.
“Para 2050, el 58% de la población mundial tendrá unos ingresos similares a los del Sur de Europa”
En el libro destacan también que el envejecimiento de la población tendrá grandes consecuencias.
Incluso en India, uno de los países hasta ahora más jóvenes, la edad media subirá hasta los 45 años para 2050. Las excepciones serán África y Oriente Próximo. La población mundial pasará de 7.600 a 9.700 millones, y la africana se doblará para 2050, cuando supondrá el 25% del total. Eso provocará movimientos de masivos de inmigración.
Que se concentrarán en ciudades.
Exacto. La segunda gran tendencia sociodemográfica será la urbanización. Solo China, India y Nigeria añadirán 1.000 millones de habitantes urbanos. Eso implicará importantes necesidades de infraestructuras y servicios y pondrá a prueba a los Gobiernos. También crecerá la presión por los recursos naturales y los efectos del cambio climático se dejarán notar con fuerza.
¿Qué será de China? ¿Debemos esperar alguna crisis de Gobierno?
Es solo una cuestión de tiempo que se produzca una transición política. Los chinos han aceptado hasta ahora el régimen autocrático porque la economía crecía a dos dígitos. Habrá que ver qué pasa con la ralentización del crecimiento y la consolidación de la clase media.
“La ONU, sin Asia, no sirve de nada”
Una de las pocas certezas sobre el aspecto que tendrá el mundo para 2050 es que Asia ganará peso demográfico y económico. Sin embargo, eso no es sinónimo de que Oriente pueda decidirse a articular estructuras supranacionales del calado de las de la Unión Europea. “Ni chinos, ni japoneses ni indios están dispuestos a ceder soberanía. Y no hay indicios de que lo quieran hacer en el futuro”, opina Kohli.
“La UE es el resultado de una historia y unas circunstancias muy específicas del Viejo Continente. África, Sudamérica y Asia han tratado de replicar modelos de cooperación similares a los europeos. Pero no surgirá nada parecido a la UE”.
Lo que es inevitable, sin embargo, es que la arquitectura institucional global cambie o se reforme. “¿Podrá la ONU o el FMI seguir ignorando no ya a Alemania o Brasil, sino a India o Japón? Si a las potencias asiáticas no se les da posiciones de poder en las instituciones internacionales, al final crearán las suyas. ¿De qué servirá la ONU si la mitad del PIB y de la población mundial se quedan fuera?”.