Itínere vende deuda a particulares que paga más de un 4%
La concesionaria de autopistas Itínere, a través de sus filiales Audasa y Aucalsa, se propone colocar a pequeños inversores hasta 117 millones de euros en deuda de alto riesgo. Los bonos, que cuentan con incentivo fiscal, ofrecen un interés real mínimo del 3,7% a cinco años y del 4,03% a diez.
La concesionaria de autopistas Itínere, a través de sus filiales Audasa y Aucalsa, se propone colocar a pequeños inversores hasta 117 millones de euros en deuda de alto riesgo. Los bonos, que cuentan con incentivo fiscal, ofrecen un interés real mínimo del 3,7% a cinco años y del 4,03% a diez.
Con los tipos a cero y los depósitos hasta un año dando un 0,3% de media, las opciones del pequeño inversor para lograr rentabilidad son muy reducidas. Es necesario asumir riesgo. Las emisiones de renta fija corporativa están habitualmente reservadas a los grandes inversores salvo raras excepciones, dado que el importe mínimo de suscripción suele oscilar entre los 50.000 y los 100.000 euros.
Sin embargo, dos filiales de Itínere se lanzaron ayer a por el dinero de los particulares. Exigen tan solo una inversión mínima de 500 euros. Son Audasa, que explota la autopista del Atlántico (AP-9), y Aucalsa, que saca partido de la de Campomanes-León (AP-66).
Audasa, que ha realizado emisiones similares en los últimos ejercicios de manera habitual, pagará un interés del 3,15% y las obligaciones expirarán en 10 años. Aucalsa, por su parte, emite a cinco años y ofrece un 2,9%. La buena noticia es que ambas emisiones gozan de incentivos fiscales insólitos para otros tipos de deuda.
Así, la rentabilidad real de la de Audasa quedará entre el 4,03% y el 4,08%, según el tipo del IRPF del ahorro que se aplique al comprador. Este es del 19% hasta 6.000 euros, del 21% entre 6.000 y 50.000 euros y del 23%, a partir de 50.000 euros. De entrada, la entidad financiera solo retendrá al inversor el 1,2% de los intereses, frente al 19% habitual. Y no solo eso: los bonistas se podrán deducir en el IRPF el 24% de los intereses.
La gran ventaja de estos bonos proviene de la ley de 10 de mayo de 1972 sobre construcción, conservación y explotación de autopistas en régimen de concesión. Los beneficios tributarios se arrastran desde entonces gracias a una norma aprobada en 1978, en plena Transición. Las sociedades que gozaban de esa prebenda a 1 de enero de 1979 la mantienen actualmente.
Así, una inversión de 1.000 euros en las obligaciones a una década de Audasa implicará recibir 31,5 euros al año, de los que la entidad financiera o el bróker en el que estén depositados retendrá 0,378 euros (el 1,2%). Pero después la Agencia Tributaria devolverá al inversor en la declaración del IRPF 1,575 euros.
El proceso es el siguiente. Si los bonos no gozaran de la bonificación, los inversores tendrían que tributar, al menos, por el 19% de los intereses: los impuestos sobre 31,5 euros ascenderían a 5,985 euros. Pero se podrán deducir el 24% de esos 31,5 euros (7,56 euros). Los 1,575 euros que Hacienda le devolverá al inversor, siempre que esté sujeto al IRPF, son el resultado de restar 5,986 a 7,56 euros. De ahí que la rentabilidad “financiero-fiscal” sea muy superior a la del cupón. Como poco, del 4,03%, frente al 3,15%. Lo mismo ocurre en la emisión de Aucalsa, con un interés real, una vez aplicado el efecto fiscal, de entre el 3,71% y el 3,75%, frente al 2,9%. Eso sí, estos bonos distan mucho de ser seguros. La ratio de deuda neta entre el beneficio bruto de explotación (ebitda) de Audasa se sitúa en las 7,1 veces y la de Aucalsa, en las 9,9 veces. Son niveles muy elevados y que recibirían notas inferiores al grado de inversión o de bono basura por parte de las agencias de rating.
Ni Audasa ni Aucalsa están calificadas, pero Afi, que ha elaborado un informe para cada una de las emisiones, destaca que la primera tendría una nota de BB+, un escalón inferior al grado de inversión, y que para la segunda lo situaría en B+, cuatro por debajo.
Eso sí, ambas emisiones contarían con la garantía de Ena, que agrupa las participaciones de Audasa, Aucalsa, Autostrada y Audenasa, de la que controla el 50%. Ena, propiedad de Itínere, ganó el año pasado 54 millones de euros, un 82,4% más que en 2014, gracias a la mejora del tráfico de las autopistas de peaje que gestiona. La concesión de Aucalsa estará vigente hasta octubre de 2020 y la de Audasa, hasta 2048. Afi concede a Ena un rating de BB+ y sentencia, para las dos emisiones, que las rentabilidades que ofrecen “recogen de forma adecuada el riesgo del emisor”.
La de Audasa es por hasta 66,8 millones de euros y se destinará a amortizar una emisión de 2006 que vencerá el 17 de mayo de 2016. Los 50,6 millones que recaudará Aucalsa tendrán la finalidad de repagar una emisión realizada también hace 10 años. Las entidades colocadoras de los bonos son, entre otras, CaixaBank, Bankia, Banco Popular, Kutxabank, Auriga, Renta 4, Abanca y Beka Finance.
Los antiguos cotizan con plusvalías de hasta el 15%
Las filiales de Ena, propiedad a su vez de Itínere, han realizado emisiones destinadas a pequeños inversores desde hace años. Aucalsa decidió prescindir de rating en 2002, cuando era triple A, según Moody’s, y Audasa, en 2004. Esta última pasó de la triple A a B1 –cuatro grados por debajo del grado de inversión– en dos años, y fue entonces cuando decidió dejar de contar con los servicios de Moody’s. El riesgo es de high yield o de bono basura, pero su rentabilidad es superior a la deuda de más nota.
Los bonos que ofrecen estas dos concesionarias se comercializarán hasta el 10 de mayo y después cotizarán en el mercado de renta fija privada de BME (SEND). Las emisiones antiguas cotizan con plusvalías importantes en función de la fecha de emisión. Así, una de Audasa que vence en mayo de 2021 cotiza al 115% de su nominal: un 15% por encima del precio de venta.