Estos son los nuevos gigantes que llegan a las carreteras
Los megacamiones, de 60 toneladas y 25,25 metros de longitud, son más eficientes y ecológicos. Parte del sector tiene dudas sobre su rentabilidad o sobre la seguridad vial
El pasado 2 de marzo, los conductores que circulaban por la A1, entre los kilómetros 37 y 115, vieron pasar a su lado, por primera vez, un megacamión, de la marca Scania. La misma visión de un enorme vehículo, mucho más grande de lo que circula por las carreteras españolas, tuvieron aquellos que, el pasado 4 de abril, conducían en el trayecto que une las plantas del Grupo Sesé en Palau-Solitá i Plegamans, y la fábrica de Seat en Martorell (Barcelona).
Dos trayectos en pruebas cuyo objetivo era el mismo: determinar que es posible que estos grandísimos vehículos lleguen a las carreteras españolas, una realidad desde la semana pasada.
No invadirán las carreteras de golpe pero será cada vez más habitual ver en autopistas y autovías a estos vehículos de hasta 25,25 metros de largo y de un peso de hasta 60 toneladas. Soportan un incremento de peso sobre sus seis ejes del 50% respecto de los camiones más pesados de 40 toneladas y son un 38% más largos.
La Dirección General de Tráfico (DGT) aprobó la semana pasada la instrucción con las condiciones y protocolos necesarios para autorizar “la circulación por las carreteras de conjuntos de vehículos en configuración euro modular EMS (European Modular System), más conocidos como megacamiones”. El objetivo de estos vehículos es “mejorar la eficiencia y la seguridad en el transporte por carretera, a la vez que permitir un funcionamiento más competitivo de los mercados”, señaló la DGT.
Para los distintos sectores afectados, estos megacamiones suponen “el progreso”, el “futuro en el sistema de transporte en España”. “El transporte puede ser más sostenible, ecológico y económico de este modo”, señala Dulsé Díaz, director de comunicación de la Confederación Española del Transporte de Mercancías (CETM).
“La normativa de pesos y medidas lleva 30 años sin modificarse en España, pese a que la tecnología y las infraestructuras han avanzado enormemente”, señala Juan José Gil, secretario general de la Federación Nacional de Asociaciones de Transporte de España (Fenadismer).
La circulación de estos megatransportes ya está permitida en Paises Bajos, Finlandia o Suecia,país que valora ya aprobar camiones de 90 toneladas. Las previsiones apuntan a que esta nueva modalidad puede un 25% del tráfico de mercancías por carretera en la UE.
Fenadismer es favorable a esta aprobación siendo conscientes de que “no va a cambiar la flota de camiones española de un día para otro”, afirma Gil. “En Portugal, se aprobó la norma a principios de 2015 y no llegan a 100 megacamiones circulando ahora mismo”, señala. El secretario estima además que “no sustituirán sino que añadirán unidades, porque cada vehículo es útil para un uso”.
Desde CETM, sin embargo, expresan sus dudas sobre la seguridad vial de estos gigantes, que “necesitan más radio de giro y pueden invadir ambos carriles de las vías en las curvas o las incorporaciones además de requerir más tiempo para hacer las maniobras”. También les preocupa, explica Díaz, “la adherencia de las 60 toneladas de peso en caso de pararse en una pendiente pronunciada”.
El punto clave a debatir para el sector es la rentabilidad de estos nuevos automóviles. “Son un 50% más caros en la compra que un camión de 40 toneladas pero el coste por kilómetro se reduce un 20%”, señala Gil.
Más escéptico es en este sentido Díaz, que afirma que se pide a los transportistas “que inviertan a ciegas en unos vehículos de los que se desconoce el plazo de amortización”. Además, para este sector es vital acomodar los flujos de carga y descarga a estos nuevos vehículos porque “las horas más caras son las que circulan sin carga”.
La patronal española de fabricantes de vehículos Anfac siempre se ha mostrado favorable a esta normativa. Lo considera “un avance en la competitividad para las fábricas en España”. Estiman que la mejora medioambiental y de la productividad y eficiencia supondrá un beneficio de 700 millones anuales para la sociedad española y un ahorro para el automóvil de 110 millones anuales.