La FIFA reconoce sobornos de Sudáfrica por el Mundial 2010
El organismo afirma que los casos de corrupción le han ocasionado unos costes superiores a esa cantidad, que todavía podría seguir creciendo en el transcurso de la investigación.
La FIFA, el organismo rector del fútbol a nivel mundial, ha anunciado hoy que ha pedido a las autoridades judiciales estadounidenses una compensación, por parte de sus exejecutivos acusados de corrupción, de "decenas de millones" de dólares por los daños ocasionados por los sucesivos casos aparecidos en el último año. En la documentación enviada a las autoridades estadounidenses, la FIFA detalla que, entre esos casos, el comité organizador del Mundial de Sudáfrica de 2010 ofreció un pago de 10 millones de dólares a cambio de los votos de Warner, Blazer, y un tercio del Comité Ejecutivo. "Warner y sus compañeros mintieron a la FIFA sobre la procedencia del pago, haciéndolo pasar como una ayuda a la "diáspora africana" de la región caribeña, cuando fue un soborno", explica la FIFA. Entonces, Warner era presidente de la Concacaf, la federación caribeña de fútbol. Eso sí, el organismo no indica ninguna investigación respecto a las designaciones de los Mundiales de Rusia y Catar de 2018 y 2022, rodeadas de sospechas de corrupción.
En conjunto, la FIFA ha calculado un coste de 190 millones de dólares, derivados de "sobornos, comisiones ilegales y mecanismos de corrupción llevados a cabo por los acusados". Entre ellos, el organismo señala directamente a antiguos miembros de su comité ejecutivo como Chuck Blazer, Jack Warner o Jeffrey Webb. También explica que las actuaciones de estos han provocado la inmovilización de otros 100 millones de dólares, y afirma que las cantidades todavía podrían seguir creciendo, con el transcurso de la investigación. Por ello, la FIFA les reclama formalmente la restitución de parte de esas cantidades en concepto de daños y prejuicios.
"Los acusados abusaron de la confianza de la que gozaban en la FIFA y en otras organizaciones internacionales de fútbol, y causaron daños graves y duraderos a la FIFA, sus asociaciones y la comunidad del fútbol. El dinero que se embolsaron pertenecía al fútbol mundial, y estaba destinado para el desarrollo y la promoción del deporte. La FIFA quiere ese dinero de vuelta, y estamos decididos a conseguirlo sin importar el tiempo que sea necesario ", afirma en el comunicado el presidente de la FIFA, Gianni Infantino.