Abengoa debe vender 400 millones en activos este año para salvarse
El acuerdo alcanzado la pasada semana entre Abengoa, los bancos integrados en el G6 –Santander, CaixaBank, Popular, Bankia, Crédit Agricole y HSBC– y los bonistas liderados por Houlihan Lokey se puso ayer de gala. Se presentó a entidades financieras, bonistas y proveedores.
La compañía, arropada por KPMG, como asesor de las entidades del G6, y de representantes de Houlihan Lokey, expuso los detalles del plan, con el que recibirá unos 1.200 millones de liquidez fresca de los bonistas –a cambio de un tipo de interés efectivo del 18%–, le renovarán las líneas de crédito que tiene (231 millones de la banca y unos 120 de The Children’s Investment), y recibirá avales por 800 millones.
La gestoras que compraron los bonos de Abengoa a precio de derribo serán las principales valedores del acuerdo. Quienes inyecten la liquidez –también están invitados las entidades financieras– se quedarán con el 55% del capital. El 35% será de los acreedores de la deuda antigua; el 5% de los que pongan los avales;y otro 5% de los actuales accionistas. Los Benjumea, a través de Inversión Corporativa, tendrán menos del 2%. Entre las gestoras está la más grande del mundo, BlackRock –su patrimonio bajo gestión ronda los 4,1 billones de euros– y otras como Attestor, Centerbridge, Delta, D.E. Shaw, Elliott, Eton Park, Invesco y Värde. Serán ellas las que inyecten esta semana los 138 millones de emergencia. Abengoa prepara un plan de venta de activos por unos 420 millones de euros este ejercicio, que se complementarán con otros 50 millones en 2017. Más cuantiosa es la cifra calculada para el siguiente año, por cerca de 600 millones.
Atlantica Yield, en la que Abengoa tiene casi el 42%, no está entre las ventas previstas. Es una filial útil como compradora de los proyectos terminados de la matriz, y además su valoración se sitúa lejos de su máximo histórico. Sus acciones cotizan en el Nasdaq a menos de 18 dólares, cuando llegaron a superar los 40 dólares en agosto de 2014. Es más, seguirá sirviendo de garantía ante una parte del dinero de nuevo cuño que necesitará Abengoa para ponerse a funcionar. También será colateral de los créditos nuevos uno de los proyectos estrella del grupo de ingeniería. La planta de cogeneración en México con una valoración de acuerdo al flujo de caja de unos 1.400 millones de euros será el escudo. El dinero nuevo siempre tendrá prioridad en caso de que haya problemas.
Abengoa rebajará los costes generales desde los 450 millones de 2015 a 246 en 2018 y prevé lograr en ese ejercicio un beneficio bruto de explotación (ebitda) de unos 180 millones. Esta cantidad subirá hasta los 274 en 2020, según el plan de viabilidad. Los créditos nuevos comenzarán a amortizarse al tercer y cuarto año, si bien el 95% del total está previsto que se devuelva en 2020. La deuda antigua quedará en unos 2.400 millones y pagará un interés del 1,5%, como publicó CincoDías el lunes. A este importe han de sumarse los créditos vinculados a proyectos y otros pasivos financieros, que dejarán la deuda total del grupo en unos 4.700 millones.
Pedirá una bula al juez con el 60% del pasivo
La ardua tarea de Abengoa y sus asesores para alcanzar un acuerdo de reestructuración con todos sus acreedores progresa adecuadamente, pero puede que no llegue a tiempo para el 28 de marzo, fecha tope del preconcurso.
El convenio tiene que ser aprobado por tres quintas partes del pasivo y por dueños del 75% de pasivo financiero y debe contar con el visto bueno de numerosos comités. Los bancos agrupados en elG6 y los fondos de inversión tenedores de deuda liderados por Houlihan Lokey cuentan con el 40% del pasivo financiero, pero han recabado apoyos de más del 60%.
A partir del viernes, arrancará el periodo de adhesiones, que se cerrará el 27 de marzo. Ese mismo día, y según la información remitida por la compañía a la CNMV ayer, su auditor Deloitte tendrá que acreditar ante el Juzgado de lo Mercantil número dos de Sevilla, que tramita su preconcurso, que cuenta con el respaldo del 60% de la deuda financiera.
Un respaldo que servirá para solicitar ante el juez un tiempo extra, con el fin de completar detalladamente un documento completo de viabilidad que cuente con el quórum necesario, y que según fuentes conocedoras del proceso podría alargarse hasta finales de abril.
Se trata de una circunstancia que no contempla la Ley Concursal, que fija el periodo de preconcurso en tres meses, ampliables en uno más. Fuentes jurídicas explican que no existe un tiempo determinado para presentar la homologación del convenio de reestructuración ante el juez.
El plan incluye una refundación en Bolsa con la eliminación de la doble estructura de acciones A, con 100 votos, y B, con uno solo, en un único tipo con los mismos derechos políticos.