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Las minusvalías de la reestructuración de la deuda

La factura de Abengoa para los acreedores: 4.700 millones

La banca española asumirá unos 600 millones en pérdidas

Torre de una planta solar de Abengoa en Sanlúcar la Mayor (Sevilla).
Torre de una planta solar de Abengoa en Sanlúcar la Mayor (Sevilla). Reuters

El Banco de España hizo en el arranque del ejercicio las llamadas de atención oportunas a las entidades con créditos concedidos a Abengoa. El organismo que dirige Luis María Linde obligó a los bancos implicados a provisionar al menos el 25% del importe de la deuda corporativa que tenían en balance con cargo a los resultados de 2015.

Los más famosos son los que forman la primera línea del comité negociador: Santander, Bankia, CaixaBank y Popular, después de que Sabadell vendiera sus 75 millones de deuda corporativa la semana pasada. Pero también están Bankinter, Abanca, Kutxabank, Unicaja y Liberbank, además de la aseguradora Mapfre y las firmas públicas ICO, Cofides y Cesce, con exposiciones entre los 200 y los 30 millones de euros.

Los préstamos capitalizables de Abengoa, los concedidos con el respaldo directo de la matriz, sumaban a cierre del año pasado 9.395 millones de euros. Alrededor de 6.000 millones serán, una vez ratificado el acuerdo de los acreedores, convertidos en títulos cotizados de la empresa, que tendrá una tasación de alrededor de 1.300 millones, según los acreedores de acuerdo al escenario central del plan elaborado por KPMG.

Las pérdidas para el conjunto de los acreedores rondarán los 4.700 millones, un poco más del 80% de la cantidad que se transformará en capital, si bien no todos asumirán esas pérdidas ahora. Los que vendieron los bonos por debajo del nominal, una situación que ha venido produciéndose desde el verano del año pasado, ya perdieron en su momento.

El valor de los créditos en manos de los bonistas suma unos 3.800 millones, de los que alrededor de 2.600 se transformarán en acciones valoradas en poco más de 550 millones. Las agencias públicas para la promoción de la exportación y los bancos estatales, como ICO, Cesce y EKN, tienen otros 1.400 millones, de los que conservarán como deuda unos 400 millones; la diferencia será canjeada por capital con una valoración inicial de menos de 200 millones. Hay otro 10% en manos de otros acreedores, que se quedarán con un pasivo de 300 millones y acciones tasadas en unos 100 millones.

Los bancos españoles tienen en sus balances unos 1.000 millones de euros de deuda corporativa de Abengoa, por la que han provisionado al menos 250 millones con cargo a las cuentas de 2015. Los más prudentes elevaron el listón y efectuaron dotaciones más allá del 25% del total. Al margen de este importe están los préstamos en proyectos concretos que eleva la exposición del sector financiero español por encima de los 3.000 millones.

El plan de reestructuración implicará que unos 700 millones de la deuda en manos de la banca nacional sean canjeados por acciones. La diferencia entre esa cuantía y lo que valgan las acciones que se les entreguen como contrapartida deberá ser computada como pérdida. En este caso no cabe provisionar ese importe, puesto que se produce una metamorfosis en el instrumento. Por lo tanto, según la tasación teórica, las pérdidas que asumirán serán, de entrada, de cerca de 600 millones. Sus acciones valdrán unos 140 millones y las de las entidades extranjeras, unos 300. La buena noticia es que podrán utilizar las provisiones a cuenta de los resultados del año pasado –al menos 170 millones– para enjugar esas minusvalías. Las pérdidas computables este año que deberán descontarse de la última línea de resultados por este concepto rondarán así los 400 millones.

La deuda corporativa antigua que quedará en manos de los bancos nacionales, por unos 300 millones, deberá permanecer con la provisión mínima del 25%. Una dotación reversible, una vez que Abengoa comience a devolver el dinero a partir de 2021.

Los fondos, con margen para ganar

El salvamento de Abengoa supondrá la metamorfosis de unos 700 millones de euros de deuda en los balances de bancos españoles en acciones que valdrán, de entrada, en torno a un 80% menos. Las pérdidas serán cercanas a los 600 millones. Todos los acreedores registrarán unas minusvalías de unos 4.700 millones de euros.

Pablo M. Simón / Laura Salces Madrid

Las gestoras de fondos de inversión dueñas de los bonos de Abengoa no sufrirán las mismas minusvalías que los bancos. Sí, su deuda se transformará en condiciones similares a las de las entidades financieras, pero en muchos casos los dueños actuales no compraron al 100% del nominal.

El precio de los bonos del grupo –que se mueve de forma inversa a su rentabilidad– cayó en picado a partir del verano del año pasado, tras las declaraciones del por aquel entonces consejero delegado, Santiago Seage, que admitió el día 23 de julio que tendría que aplazar hasta finales de año la amortización de una emisión de deuda y que los datos de liquidez de 3.000 millones de euros no respondían a la realidad.

Los bonos de Abengoa han pasado de cotizar por el 100% de su nominal a cambiarse por entre el 10% y el 20%. Y muchas de las gestoras que están en el comité agrupado por Houlihan Lokey y que suman un nominal de más de 1.500 millones –BlackRock, Invesco, D. E. Shaw, Värde, Centerbridge, Elliott y la aseguradora AIG, entre otras firmas– han comprado a precios muy atractivos. El hecho de que las acciones que les entreguen valgan, al menos de entrada, un 80% menos que el nominal de la deuda no les supondrán ningún quebranto. Es más, los que hayan comprado a 10 euros un bono valorado en 100 aún tendrán una plusvalía de 10 euros si a cambio les entregan títulos valorados en 20 euros.

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