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Ankara reclama la supresión de visados para sus ciudadanos

Turquía exige el doble de ayuda para frenar el paso de refugiados

El primer ministro de Turquía Ahmet Davutoglu ofrece declaraciones durante una rueda de prensa al término de una cumbre extraordinaria de líderes de la Unión Europea (UE) con Turquía.
El primer ministro de Turquía Ahmet Davutoglu ofrece declaraciones durante una rueda de prensa al término de una cumbre extraordinaria de líderes de la Unión Europea (UE) con Turquía.EFE

La Unión Europea, en particular Angela Merkel, llegó hoy con evidentes síntomas de desesperación a la cumbre extraordinaria con Turquía sobre refugiados. Bruselas necesita cerrar una crisis que ha supuesto la reaparición de controles fronterizos en buena parte del continente. Y la canciller alemana, cuyo partido afronta elecciones en tres regiones este domingo, quiere frenar la llegada de cientos de miles de refugiados a su país.

El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, aprovechó la angustia de Merkel y las prisas de la Comisión Europea para aumentar sus exigencias a cambio de frenar en seco el número de sirios que salen de su país hacia Grecia y de allí, hacia el resto de la UE, sobre todo, con destino Alemania.

Solo en 2015, entraron irregularmente en la UE 888.000 personas procedentes de Turquía, el 56% eran sirios, y Ankara asegura que evitó la salida de otros 200.000. La UE quiere que la cifra se reduzca del todo y, a cambio, se compromete a poner en marcha un plan de acogida para miles de sirios en Turquía.

Pero Davutoglu pidió mucho más. El primer ministro turco comenzó por doblar la ayuda financiera ofrecida hasta ahora por la UE para sufragar el mantenimiento de los 2,9 millones de refugiados sirios instalados en suelo turco. En noviembre del año pasado, Europa prometió 3.000 millones de euros en dos años, de los que se han liberado 95 millones.

Turquía reclamó otros 3.000 millones de euros, desembolsables hasta 2018. Alemania, siempre remisa a cualquier gasto, asegura que en este caso el dinero no supone un problema y está dispuesta a aumentar su contribución, de 427 millones de euros, con tal de frenar en Turquía la salida de familias sirias. Pero otros socios mostraron mucho menos entusiasmo en doblar su aportación (España aporta 153 millones de euros).

Sin visado

Y Ankara no se conforma solo con dinero. También quiere que, a partir del 1 de junio, Bruselas suprima los visados para los ciudadanos turcos que viajen a la UE.

En noviembre del año pasado, Bruselas se comprometió a acelerar las negociaciones para suprimir la obligación de visado (iniciadas hace más de dos años), con el objetivo de cerrarlas en octubre de este año. Pero el régimen de Recep Tayyip Erdogan quiere pisar aún más el acelerador a pesar de que su país, según el último informe de la CE (publicado el pasado viernes) aún no cumple las condiciones para la supresión de visados.

Turquía también exige la reactivación de las negociaciones con Bruselas para su ingreso en la UE, prácticamente paralizadas por el conflicto de Ankara con Chipre y por la firme oposición de Merkel a la incorporación de ese gigantesco y pobre socio (77 millones de habitantes con un PIB per cápita de 7.800 euros, un tercio de la media europea).

Bruselas se resistió a vincular la crisis de los refugiados y la adhesión al club, pero se mostró dispuesta a abrir en torno a cinco de los 33 capítulos de que se compone la negociación (de los que solo se han abierto 14 desde el comienzo de las negociaciones en 2005, el último, antes de la crisis de los refugiados, en 2013).

Grecia colaborará a cambio de suavizar el rescate

Grecia también es una pieza imprescindible en el plan europeo para frenar la llegada de refugiados, pero se encuentra en una posición negociadora mucho más débil que la de Turquía.

El Gobierno griego, sin embargo, parece también a punto de conseguir la suavización de las condiciones del rescate impuestas el año pasado tras el tremendo choque entre Berlín y Atenas.

Tras meses de disputas, la troika (CE, BCE y FMI) espera volver esta misma semana a la capital griega para intentar cerrar la primera revisión del rescate y y liberar un nuevo tramo de los 86.000 millones de euros previstos.

El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, abrió hoy el camino a una próxima renegociación de los préstamos a Grecia, que incluiría la prolongación de los plazos de amortización para aliviar la carga de la deuda. Dijsselbloem subrayó, al término de la reunión mensual del eurogrupo, que se acerca “rápidamente” el momento de cumplir “la promesa de que si el Gobierno griego cumple con sus compromisos (...), haremos todo lo posible por hacer que los pagos anuales de la deuda sean más manejables”.

Tsipras, sin embargo, no puede tensar demasiado la cuerda. La Comisión Europea ya ha iniciado el procedimiento que podría suspender a Grecia como miembro de la zona Schengen libre de fronteras si no frena el paso irregular de personas.

Tsipras se verá obligado a mantener en su territorio a varias decenas de miles de aspirantes al asilo a la espera de que se tramite su petición y, tal vez, se reubiquen en otro país de la Unión.

Bruselas ha anunciado una partida de 700 millones de euros para tres años, en prevención de la probable crisis humanitaria que se puede desencadenar en territorio griego.

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