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Asesinar al padre (y II)

“Si las puertas de la percepción se purificaran todo se le aparecería al hombre como es, infinito.”

Texto perteneciente a “El matrimonio del cielo y el infierno” de Willian Blake

The End (el fin) The Doors

Incluida en su primer álbum, esta canción del grupo "The Doors" contiene uno de los textos más inspirados, carismáticos y definitorios de la personalidad del poeta Jim Morrison. La pieza, teniendo en cuenta la forma enrevesada de escribir de Morrison, es difícil de comprender a primera vista ya que las continuas metáforas, contradicciones y complejas referencias hicieron que incluido el propio autor, discutiera entorno a su significado. Finalmente llegó a reconocer que no recordaba lo que había querido decir en algunos pasajes del tema, y que de cada vez le encontraba sentidos diferentes. Pura realidad es su estado más primigenio: infinita e incomprensible para el ser humano.

Es una de las primeras canciones épicas de la banda, en la que Jim Morrison cuenta "una triste despedida". Acostumbraban a tocarla en sus presentaciones en bares y clubes nocturnos, contiene una estrofa en la que nos habla de la tragedia de Edipo (pero no en referencia al complejo de Edipo como muchos parecen creer[1]) que pude darnos la clave del significado final de la canción.

La estrofa de referencia es la siguiente:

Father Yes, son

I want to kill you

Mother

I want to fuck you

Padre Sí, hijo

Quiero matarte

Madre

Quiero follarte

Intentaré ofrecer una interpretación que, además, nos vendría muy bien para entender lo que está pasando en los mercados.

Empezaremos por el nombre del grupo. "The Doors" hace referencia a la cita con la que se abre este post. Son las puertas de la percepción que una vez descubiertas nos permitirán ver la realidad tal cual es y no como la vemos a través de nuestros imperfectos sentidos. Jim Morrison ponía como centro de su actividad la búsqueda de la realidad, sus letras y su música vendría a ser así una manera de "perforar" la realidad visible para descubrir la REALIDAD (con mayúsculas) que siempre es invisible. Equivaldría al puente (que conduce de la visible a lo invisible) con que el que soñaba Beckmann y que yo me he apropiado para denominar el blog que usted ahora lee.

Por otro lado, Morrison sentía una gran admiración por el filósofo Nietzsche. Este último planteó la obra de Sófocles como un conflicto del hombre en la búsqueda de la verdad y de los riesgos y perjuicios que entraña alcanzar el conocimiento. Para ello Nietzsche se centra en los episodios de la obra en los que Edipo realiza la búsqueda del culpable de la muerte del Rey Layo, no interesándose en los episodios previos como la condena de su padre (y con ello la de toda su dinastía), la huida de Corinto de Edipo, ….

En su obra "Nacimiento de la tragedia" presenta al héroe Edipo como un transgresor, un héroe condenado por querer ver más allá de lo que nos está permitido: llegar demasiado lejos, cruzar al lado invisible del mundo, descubrir un mundo cuya visión está vedada completamente al hombre sin ambición intelectual (aquel que carece de la curiosidad y la entereza que le estimule a investigar).

Ello no es gratis ya que el resto de congéneres, aun beneficiándose de sus logros, no permitirá tal transgresión de la naturaleza y las normas sociales (matar a un padre y tener descendencia con su madre) que sustentan la coherencia el grupo / la tribu.

Abandonar la inocencia, la comodidad que supone aceptar la idea de que controlamos plenamente la realidad (aunque ello suponga una aceptación de la ignorancia como un sucedáneo de la "sabiduría"), es el destino cruel y heroico de Edipo. Su gesta es un sacrificio que lleva aparejada una "triste despedida" personal (crisis interna con respecto a sus convicciones antes del descubrimiento), social (de aislamiento con respecto a sus contemporáneos) o física (persecución, tortura o muerte).

Pienso ahora en personajes como Copérnico (fundador de la astronomía moderna, pasó cerca de veinticinco años trabajando en el desarrollo de su modelo heliocéntrico [2] del universo) o Galileo que nos dijeron que el centro de universo no era la tierra.

Pienso también en el naturalista inglés Charles Darwin que en 1859 postuló todas las especies de seres vivos han evolucionado a partir de un antepasado común mediante un proceso de “selección natural” (hasta los años 30’s del siglo pasado no fue considerada como la explicación primaria del proceso evolutivo). Con ello destruyó (violación de la madre) la creencia innata de que el centro de la creación era el hombre.

Por último pienso en el médico austriaco de origen judío, Freud padre del psicoanálisis. Desarrolló una teoría de la conducta humana (y junto a ello una técnica terapéutica para ayudar a personas con afecciones psíquicas) que nos anunciaba que la razón no era el único factor detrás de nuestras decisiones y conductas.

Todos ellos nos han hecho avanzar y comprender el mundo mejor. Pero todos ellos tuvieron que pasar por este camino de “triste despedida”. No me veo a Darwin[3] intentando con su obra infringir por placer o rencor un daño a la “construcción” bíblica de la creación del mundo. Su descubrimiento tuvo que suponer en él una crisis que solo pudo sobrellevar por su abnegada curiosidad y deseo de conocer la verdad.

Hoy en la economía nos hacen falta personas con la valentía de Edipo para romper con tabúes prestablecidos. La idea de que un presidente de un banco central (o su equipo colegiado) lo sabe todo, saltó por los aires de manera evidente tras hacerse públicas las actas de las reuniones del FOMC en los años de inicio de la crisis. Todo era cartón piedra.

Desgraciadamente tampoco los encontraremos ni en los soberbios y excesivamente bien pagados ejecutivos de Wall Street (lo cual podría hasta ser lógico) ni en ninguno de los acomodados catedráticos de las escuelas de negocios y algunas universidades de "prestigio", más atentos al fuego fatuo de la fama que a la curiosidad y deseo de conocer la verdad que alimentó a Edipo.

El precio a pagar no está al alcance de ninguno de ellos.

NOTAS:

  1. El complejo de Edipo (conflicto edípico) lo utilizó Freud para etiquetar al agregado complejo de emociones y sentimientos infantiles caracterizados por la presencia simultánea y ambivalente de deseos amorosos y hostiles hacia los progenitores. Freud define el complejo de Edipo como el deseo inconsciente de mantener una relación sexual (incestuosa) con el progenitor del sexo opuesto y de eliminar al padre del mismo sexo (parricidio). Es decir Freud utilizo la trama de la obra únicamente para describir un comportamiento.
  2. Históricamente, el heliocentrismo se oponía al geocentrismo, que colocaba en el centro a la Tierra.
  3. La falta de atención en sus estudios de medicina disgustó a su padre, quien lo envió al Christ’s College de Cambridge para obtener un grado en letras como primer paso para ordenarse como pastor anglicano

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