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La situación de España, Portugal o Italia inquieta de nuevo en Bruselas

La zona euro teme la recaída de los socios más vulnerables

Los ministros de Economía de la zona euro (Eurogrupo) cruzan los dedos ante la pavorosa posibilidad de que en 2016 se reproduzcan las sacudidas que sufrió la zona euro a partir de 2010. La crisis de deuda arrastró entonces a España e Italia al borde del rescate y condenó a Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre a la intervención de la troika.

Todos esos países se encuentran ahora en un incierto terreno político, como España o Irlanda, o en una encrucijada económica de difícil gestión, caso de Portugal e Italia. Como casi siempre, Grecia es el eslabón más débil ante un posible vendaval y en el Eurogrupo se da por seguro que, más temprano que tarde, la indigerible deuda de Atenas volverá a generar turbulencias.

El Eurogrupo teme que en todos o en algunos de esos países la situación económica degenere, bien por causas nacionales o como consecuencia del incierto panorama internacional, con China y los países emergentes (Rusia, Brasil o Turquía) como principal foco de contagios.

La semana pasada, el representante del FMI en la reunión del Eurogrupo alertó a los ministros sobre la escasísima capacidad de resistencia de la zona en caso de una nueva crisis, tanto si es en el sector público, como el privado. La consigna en Bruselas, por ahora, es la de mantener la calma, al menos en público.

Pero la inquietud gana enteros y el acrónimo PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España) vuelve a cobrar actualidad, al igual que su versión más larga (PIIGS) para incluir a Italia. Tal vez, incluso esa versión se quede corta, porque esta vez los problemas económicos se extienden a otros países, tanto de la zona euro (Finlandia) como del resto de la UE (Hungría). Hasta Polonia, que capeó sin problemas la gran recesión, parece ahora en peligro.

Entre los socios vulnerables, España es, tal vez, el país que llega en una mejor posición, con una inercia de crecimiento que dobla a la media de la zona euro y supera con creces a las principales economías del continente. Bruselas, sin embargo, disimula cada vez menos su nerviosismo ante el encaje de bolillos necesario para formar Gobierno tras las elecciones del 20D.

La CE, de momento, se ha limitado a desear que se constituya lo antes posible un Ejecutivo “estable”, lo cual parece secundar la propuesta del PP para llegar a un acuerdo con el PSOE y Ciudadanos.

Pero, por si acaso, Bruselas también se ha apresurado a subrayar que Madrid apenas dispone de margen presupuestario, carga de profundidad que pretende dinamitar la tentación de una coalición en torno a promesas de gasto y freno a la austeridad como las planteadas por Podemos.

La primera tarea del nuevo Ejecutivo será actualizar el Presupuesto de 2016. Y el Eurogrupo tiene intención de aprovechar ese trámite para respaldar o rechazar las políticas económicas del futuro inquilino de La Moncloa.

En ese trance se encuentra ya Portugal. Los socialistas, que perdieron las elecciones pero desalojaron del poder a los populares gracias al apoyo de la izquierda, se afanan ahora por cerrar un Presupuesto que satisfaga tanto las demandas de austeridad de Bruselas, como a sus imprescindibles aliados parlamentarios, partidarios de aliviar los ajustes de las clases más desfavorecidas.

El proyecto lleva varias semanas de retraso, aunque Lisboa asegura que en los próximos días cuadrará las cuentas y las someterá al veredicto de Bruselas. Por medio se ha cruzado una nueva crisis bancaria (la de Banif) que disparará el déficit público muy por encima del 3% y mantendrá a Portugal sometida al brazo disciplinario del Pacto de Estabilidad de la UE.

El informe sobre riesgos para 2016 del Forum Económico de Davos (que esta semana celebra su reunión anual) señala a la ingobernabilidad como el segundo mayor peligro tanto en España, como Portugal, solo por detrás del paro. El mismo peligro solo aparece tan elevado en países como Hungría o Bosnia-Herzegovina.

Irlanda también podría encontrarse pronto en un escenario incierto. Los sondeos apuntan a que el Gobierno actual (Fine Gael, conservadores) ganará las elecciones previstas para esta primavera. Pero las últimas encuestas apuntan a un ascenso de fuerzas como los Laboristas o Sinn Féin, que podrían intentar plantear una alternativa.

Italia parece haber alcanzado una estabilidad interna poco frecuente, pero el Gobierno de Mateo Renzi se ha enfangado en una bronca con Berlín (a cuenta del presunto doble rasero de Alemania en las relaciones con Moscú) y con Bruselas (por el objetivo de déficit y la reestructuración del sector bancario) que puede minar la confianza internacional en Roma.

La crisis de la UE asusta a la cumbre de Davos

La UE será una de las tristes protagonistas del Foro Económico de Davos de este año (20-23 de febrero). Las graves crisis que sacuden al club preocupan a los líderes mundiales que se reúnen este año en “la montaña mágica”. Los análisis previos a la cumbre llegan incluso a augurar la lenta desintegración de la UE. Y señalan que el problema de los refugiados y la amenaza yihadista, ambos fenómenos con epicentro en la UE, han elevado la tensión global hasta niveles desconocidos desde la II Guerra Mundial. La canciller alemana, Angela Merkel, ha cancelado su asistencia precisamente por la crisis política que vive Alemania por la llegada de cientos de miles de sirios.

Polonia se defiende ante la UE

Polonia inicia hoy el contraataque después de que la semana pasada la Comisión Europea abriese un expediente disciplinario contra Varsovia por poner en peligro el respeto al Estado de Derecho. Mañana, además, la primera ministra, Beata Szydlo (en la foto), el presidente polaco, Andrzej Duda (del partido Ley y Justicia, liderado por Jaroslaw Kaczynski) se reunirán hoy en Bruselas con su compatriota y rival político Donald Tusk, ex primer ministro polaco y actual presidente del Consejo Europeo. Szydlo intervendrá ante el Parlamento Europeo para defender que ha respetado la legalidad democrática.

Duda y Tusk coincidirán en las críticas a Berlín por su intención de doblar el gasoducto del Báltico, que permite a la rusa Gazprom suministrar gas a Alemania sin pasar por Ucrania ni Polonia. Pero las coincidencias terminan ahí, porque el partido de Tusk (Plataforma Cívica, del grupo Popular) está en el origen del conflicto entre Varsovia y Bruselas. Días antes de perder las elecciones de octubre, el partido de Tusk aprovechó su mayoría parlamentaria para nombrar cinco miembros del Tribunal Constitucional, dos de ellos a cuenta de la siguiente legislatura. Duda y el nuevo Parlamento se negaron a refrendar los nombramientos. El Constitucional sentenció que solo dos de los nombramientos del Parlamento anterior eran ilegales y que los otros debían respetarse. Pero Varsovia no ha acatado ese veredicto y esa ha sido la causa invocada por la CE para su expediente.

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