El fin del ‘tax free’ en el Pérsico
Las ingentes reservas de petróleo y el elevado precio del barril de Brent desde finales de 2008 había permitido a los países del Golfo Pérsico mantener unas economías que se autofinanciaban con los ingresos generados por el crudo y que por lo tanto no necesitaban impuestos o tasas que gravaran tanto a los residentes como a los residentes. Era el paraíso del ‘tax free’, el territorio sin impuestos, en el que el precio de los bienes era muy inferior al de otros países y servía de reclamo para el turismo, tanto regional como internacional.
Esa singularidad, sin embargo, tiene los días contados. El barril de Brent, de referencia en Europa, ha caído con fuerza desde los 115 dólares en los que cotizaba a mediados de 2014 y ahora se aproxima a los 37 dólares, un nivel inédito desde 2004. Un desplome del 67% que, sin embargo, es inferior al registrado en 2008. En ese año, el barril pasó de 146 a 38 dólares (un ajuste del 74%) y tardó otros dos años en recuperar el techo de los 100 dólares. Las circunstancias actuales, sin embargo, son muy diferentes a las de antes. En la actualidad, al exceso de oferta y al recorte de la demanda mundial, se une la irrupción de otras técnicas de extracción, como el shale gas o shale oil, mucho más baratas y que obligan a mantener los precios bajo para poder ser competitivos frente a esos otros actores. Y todos los analistas internacionales coinciden en que ese escenario no será temporal, sino que ha llegado para quedarse. El precio podrá subir un poco, pero nunca llegará a los niveles registrados en años anteriores.
Una bajada de precio permanente
Y eso es una mala noticia para los países productores que, en función de las reservas con las que cuentan y las inversiones que tienen que amortizar, han fijado un límite por debajo del cual extraer petróleo no es rentable. Y una de las zonas más afectadas será el Golfo Pérsico, donde la rentabilidad de los seis países que lo componen (Bahrein, Oman, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Catar) está seriamente comprometida. Los más afectados serán los tres primeros, que necesitan un barril de crudo por encima de los 100 dólares (ver gráfico), y los menos afectados, son los tres últimos, con precios que oscilan entre los 80 y los 40 dólares. Todos ellos lejos de los 37 dólares actuales. Una nota elaborada por la aseguradora de crédito Coface resalta que los más afectados serán Bahrein y Oman, cuyas economías dependen casi en exclusiva del petróleo, mientras que los menos perjudicados por el desplome del petróleo serán Catar y Emiratos Árabes Unidos, más diversificadas y con un peso muy fuerte de las inversiones en infraestructuras. Este complejo escenario ya ha empezado a tener consecuencias. Arabia Saudí, el segundo país del mundo con más reservas de crudo, cerrará este año con un déficit público récord de 89.000 millones de euros, un 15% del PIB, lo que obligará al Ejecutivo a aprobar un duro plan de ajuste para cuadrar las cuentas.
En este contexto de menos ingresos es en el que renace el debate sobre la creación de una tasa que grave el consumo, en línea con el IVA que opera en España. Los seis ejecutivos ya han formado un grupo de trabajo con el fin de ponerla en marcha en un plazo que no supere los dos o tres años. La tasa, tal y como reveló Younis Al Khouri, secretario de Estado del Ministerio de Economía de Emiratos Árabes Unidos, tendría un tipo que oscilaría entre un 3% y un 5% y de ella quedarían exentos algunos productos de primera necesidad como los alimentos, la sanidad o la educación.
Sofia Tozy, economista de Coface para Oriente Medio y Norte de África, subraya que la implantación de este impuesto tendría un primer impacto en la inflación y un segundo en el PIB. “Una simulación realizada en 2011 por el FMI en Kuwait concluyó que un IVA al 5% podría llevar la inflación a crecimientos del 4%. Sin embargo, esa estimación podría estar sobrevalorada en un escenario como el actual con precios bajos de las materias primas”. En su opinión, el impacto inicial de esta medida puede llevar a un retroceso del PIB cercana al 1%, aunque considera que podría ser compensada posteriormente con una mayor subida de la inversión pública, especialmente en infraestructuras.
En el otro lado, los ingresos, dañados por la depreciación del crudo, se verán estimulados con la recaudación adicional que proporcione el IVA, aunque esta no será de la misma intensidad dado que el consumo no tiene el mismo peso en todos los países. Los más beneficiados serían, según el análisis de Coface, tres países (Bahrein, Kuwait y Arabia Saudí), en el que el consumo, el hecho imponible que se grava, representa el 50% del PIB.