Alarma en las ingenierías
Las politécnicas de Madrid, Catalunya, Valencia y Cartagena suman 100.000 alumnos Se creará una estructura para comercia-lizar patenttes
Los ingenieros se unen. Han decidido sumar fuerzas para fomentar la cooperación entre instituciones, la movilidad –sobre todo en el ámbito internacional–, impulsar la enseñanza y la investigación tecnológica de calidad. Es el objetivo de UP4, una iniciativa de las cuatro politécnicas públicas de España: Politécnica de Madrid (UPM), Politécnica de Catalunya (UPC), Politécnica de Valencia (UPV) y Politécnica de Cartagena (UPCT). Esta red suma la excelencia de las cuatro universidades politécnicas públicas para multiplicar sus capacidades y afianzar la colaboración en docencia, investigación y transferencia de conocimiento e innovación. Entre todas reúnen a 100.000 alumnos, el 32% de todas las ramas de ingeniería y arquitectura de España y el 38% de los de posgrado, y cada año ponen a disposición del mercado laboral a 10.000 ingenieros y arquitectos. Con un alto nivel de internacionalización, estas universidades concentran al 26% de los estudiantes internacionales que cursan un máster en España.
“Pretendemos compartir recursos para mejorar la competencia de los estudiantes, impulsar la investigación en los campos de la arquitectura, ingeniería y ciencias de la computación, y desarrollar acciones en común que mejoren la competitividad del tejido productivo”, explica Carlos Conde, rector de la UPM, quien también destaca como otro de sus fines “promover el avance de la cultura científico-tecnológica en España, estimulando nuevas vocaciones”.
“Con esta alianza, las cuatro universidades ponen las bases para incrementar su aportación a la sociedad”, prosigue Enric Fossas, rector de la UPC. “Las politécnicas son universidades especialmente cercanas al tejido productivo por su alto nivel de transferencia. Trabajar con un mayor nivel de colaboración entre nosotros nos permitirá llegar más y mejor a las empresas para ayudarlas a innovar, a ser más competitivas. En el fondo, se trata de mejorar nuestro servicio a la sociedad aunando esfuerzos y dar mayor visibilidad al potencial que tienen las universidades politécnicas”, apunta.
Porque uno de los principales problemas que tienen los estudios de ingeniería es la caída en el número de matriculados, que, según apunta el rector de la Politécnica de Madrid, en los últimos diez años ha sido del 21%. “Tenemos que fomentar el gusto por estas disciplinas y por la tecnología”.
Opinan, además, que con la alianza UP4 se abren nuevas posibilidades, sobre todo en el terreno de la internacionalización. “Eso nos va a permitir participar en convocatorias de proyectos europeos e internacionales tanto en el ámbito docente como de I+D+i, captar talento extranjero y ofrecer internacionalmente programas de estudios avalados por las cuatro Politécnicas”, subraya Francisco J. Mora, rector de la UPV.
A pesar de que juntas suponen el 5% de las instituciones españolas de educación superior, las cuatro Politécnicas concentran alrededor del 32% de la producción científica de las universidades españolas. En ellas se ha leído el 9% de las tesis presentadas en los últimos cinco años en el sistema universitario español. En la última década, registraron el 22% de las patentes nacionales generadas en las universidades españolas y captaron el 31% de los ingresos globales destinados a la investigación aplicada. Su inversión inmaterial en I+D+i supone el 17 % del conjunto de las universidades españolas.
“Con esta alianza tenemos que ser capaces de transmitir la importancia estratégica que para el país representa contar con más ingenieros y mejor formados. En las sociedades más avanzadas son la pieza clave de la innovación y la competitividad de las empresas”, añade el rector de la UPCT, José Antonio Franco.
La cooperación de la asociación UP4 se traducirá en la puesta en marcha de diferentes líneas de actuación para potenciar la formación de sus estudiantes e incrementar su movilidad. El diseño de una oferta conjunta de grado y una formación especializada de posgrado de relevancia internacional, o las convocatorias de competiciones y retos tecnológicos para sus estudiantes, son algunas de ellas.
Entre otras actuaciones, en el ámbito investigador se creará una estructura conjunta para la comercialización de patentes, un banco de patentes. También se pone en marcha una plataforma conjunta para resolver desafíos tecnológicos propuestos por empresas e instituciones del sector productivo. Los dos primeros llegan de la mano del programa Solutions, con los retos de la energética Gas Natural Fenosa y la empresa de distribución Consum. En el primer caso, los investigadores deben buscar soluciones innovadoras para la integración de sistemas de distribución de gas y electricidad, y harvesting (recolección) de energía para alimentación de sensores en redes de distribución de gas. Por su parte, Consum busca ideas para crear el carro de la compra inteligente.
Además, y dirigido a los estudiantes de las cuatro universidades, Caja de Ingenieros promueve un concurso para que compitan en equipos multidisciplinares. El objetivo es el desarrollo y fabricación de prototipos de un vehículo automóvil a escala reducida, considerando como puntos primordiales en el diseño la eficiencia energética y un control autónomo de conducción. “Tenemos que devolver el esplendor a estos estudios, que han sufrido con esta crisis mucho, sobre todo el mundo de la edificación, que ha mermado las salidas profesionales de las arquitecturas técnicas”, agrega Carlos Conde. También se han visto afectadas las ingenierías, debido al recorte en infraestructuras, como Caminos, Obras Públicas y Topografía. Igualmente, la carrera agroforestal ha disminuido en los últimos años el número de matriculados. En cambio, las que más gustan, debido a que cada vez tienen más demanda de alumnos, son las relacionadas con las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC), la aeronáutica y aeroespacial.
El descenso de alumnos también obedece a que, debido a la crisis económica, se han reducido los salarios de los profesionales de estas disciplinas. “Son carreras muy duras y al final, si no están bien remuneradas, hace que muchos alumnos decidan no invertir esfuerzos en cursarlas”, dice el rector de la UPM. A esto añade el elevado importe de las matrículas, que en Madrid se sitúa en los 2.300 euros de media. También destaca que los ingenieros son profesionales altamente cualificados, además de poseer una serie de competencias, como el trabajo en equipo, la resolución de problemas, la comunicación o el método, además de dominar idiomas, sobre todo el inglés, en virtud al acuerdo de Bolonia, que recogía la creación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).
El futuro pasa también por acercar las ingenierías al mundo real y a los colegios e institutos, a la educación básica, para hacerlas más amenas.
Los industriales, hacia una única profesión
Los ingenieros industriales en España van camino de una única profesión, lo que significa la unificación de los dos niveles profesionales de esta disciplina (ingeniero e ingeniero técnico). El presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial de España (Cogiti), José Antonio Galdón, apuntó recientemente en un congreso de estudiantes celebrado en Valladolid, que el futuro de la rama industrial pasa por una ingeniería única. “Al igual que ocurrió en su día con la transición de perito a ingeniero técnico, ahora es el momento del cambio de ingeniero técnico a ingeniero”.
También recordó el punto de inflexión que supuso la aprobación, el pasado mes de agosto, de los acuerdos del Consejo de Ministros, en el que reconocían a la ingeniería técnica industrial como la titulación y profesión de referencia a nivel europeo y mundial. “Este hecho ha puesto fin a una situación de indefinición que los titulados preBolonia venían arrastrando desde 2007, y además supone un paso importante para terminar con el arcaico e insólito sistema de los dos niveles profesionales de la ingeniería en España”.
También indicó que los graduados en ingeniería y los ingenieros técnicos industriales “hemos sido de facto los ingenieros, a secas en Europa y en el resto del mundo, pero además lo somos sobre el papel, así que ha llegado el momento de reivindicarnos como tales en nuestro país”. En este sentido, explicó que ingeniero mecánico, eléctrico, químico o textil son los nombres de las profesiones de ingeniero, tanto en Europa como en el resto del mundo, y así debería ser en España, “sin que ello signifique que haya que perder nuestras señas de identidad, aunque sí una evolución social de la ingeniería en su conjunto”. Aunque los retos, como se acordó en el citado congreso son:movilidad, competitividad, empleabilidad y modernización de la profesión.