Contra reloj para subirse en la ola de las grandes
Aún no se han generalizado, pero su potencial es enorme. Tecnologías incipientes como la maremotriz o geotérmica pueden cambiar el panorama renovable.
El sector de las renovables abre oportunidades para la generación energética con tecnologías incipientes, aquellas que aún no tienen un gran peso pero que, pronto, se espera que dejen de ser residuales. Gracias a un enorme esfuerzo en I+D y a la incorporación de técnicas que abaraten el coste de las instalaciones, el abanico de opciones incluirá las olas del mar o la geotermia como fuentes de energía.
Eso sí, para alcanzar los objetivos impuestos para 2020 (entre otros, que el 20% del consumo energético proceda de fuentes limpias), España tendrá que hacer aún más esfuerzos, y desde todos los sectores se reclama “más y mejor apoyo a la generación de energía mediante fuentes alternativas y minoritarias”.
No hay que olvidar que más de 70.000 personas trabajan directamente en el sector de las renovables y casi el 25% de ellas lo hacen dedicadas a las tecnologías menos extendidas.
La energía marina apunta hacia el futuro. La diversidad e intensidad del mar en nuestras costas permiten el desarrollo de tecnologías que aprovechen las olas, los cambios de mareas y el viento en alta mar. Algo ya conocido en cuestión de renovables, pero con largo camino por recorrer.
Todos los sectores piden más apoyo a la generación de energía mediante fuentes minoritarias
“La industria española se ha focalizado, fundamentalmente, en la tecnología undimotriz [de las olas] en concordancia con el excelente recurso del que dispone nuestro litoral, principalmente en el Cantábrico y en Canarias”, apuntan desde la Asociación de Productores de Energías Renovables (Appa).
Dentro de la generación energética, en oleaje se experimenta en dos ámbitos: “Se puede aprovechar la llegada de las olas a los diques y su fuerza al romper o bien crear electricidad mediante boyas flotantes que capturan el movimiento en alta mar”, explica Francisco García, presidente del departamento de marina de Appa.
Este proyecto en alta mar se desarrolla principalmente en las islas Canarias (con el nombre de Undigen) y ya está en funcionamiento en fase de pruebas. Para García, la principal ventaja reside en que el movimiento de las olas genera electricidad de forma directa y aprovechan toda su fuerza. “Algunos estudios ya muestran que la energía marina podría cubrir el 20% del consumo eléctrico de nuestro país, y todo ello habiendo descartado zonas protegidas medioambientalmente”, indica.
Sin embargo, desde el sector se reclaman “ayudas y subvenciones para poder poner en marcha los proyectos de investigación”, dinero que ahora llega en forma de préstamos y que, en ocasiones, es imposible devolver.
Calor del suelo
La energía minihidráulica aportó en 2014 al PIB 269 millones de euros. Un sector que emplea a más de 1.400 trabajadores
La energía geotérmica aún tiene mucho que ofrecer al sector. La generación de vapor del subsuelo (propio de zonas volcánicas) y su posterior aprovechamiento es una realidad en otras zonas del planeta, pero en España también hay mucho por hacer.
Margarita de Gregorio, presidenta de Appa Geotérmica, explica que “la generación eléctrica mediante el calor de la roca se encuentra, en estos momentos, muy parada”. Sin embargo, otras técnicas sí permiten explotar dicho calor del suelo para obtener agua caliente sanitaria y calor.
En líneas generales, se trata de aprovechar la diferencia de temperatura con el subsuelo para calentar, por ejemplo, el agua de una piscina. “Estamos ante la energía renovable térmica menos desarrollada, por lo que se estima que el recorrido sea aún mayor”, comenta la experta.
La cifra
20% del consumo eléctrico de España podría cubrirse con la generación marina tras haber descartado las zonas protegidas.
Cuando antiguamente se tenía un molino movido por la corriente de cualquier río, pequeño o grande, seguro que no se imaginaba la importancia que tendría para la generación energética del futuro. Muchos de ellos ahora son estaciones minihidráulicas que, con menos necesidad de obra civil, aprovechan los recorridos fluviales.
“La reforma eléctrica ha dejado malparadas a las explotaciones minihidráulicas que no se retribuyen y ha llevado a una situación crítica a cerca de 1.000 instalaciones”. Así lo cree el experto José María González, director general de la Appa.
Según el informe anual de esta patronal, el sector de la energía minihidráulica aportó al PIB 269 millones de euros en 2014, “la mayor parte corresponde a aportación directa”. Además, da empleo a más de 1.400 personas.
Casi en la misma línea, y a pesar de que la minieólica fue la energía renovable pionera en los setenta, este sector mira cómo caen las cifras y no consigue afianzarse, “debido a las sucesivas trabas burocráticas y regulatorias a las que se ve sometido por parte de la Administración”, protestan los productores.
El milagro hecho pellet
Es serrín prensado, residuos forestales, maderas inutilizables, incluso huesos de frutos como las aceitunas o cáscaras de otros. Es el pellet, las pequeñas pastillas cuyo poder calorífico viene a desbancar al gasóleo de su reinado y lo que, probablemente, se utilice cada vez más en calderas de los hogares. La biomasa, el combustible renovable cuyo uso se ha generalizado, permite ahorro y manejabilidad al actuar como un fluido.
Juan Jesús Ramos, experto en agroenergía de la Asociación de Valorización de la Biomasa (Avebiom), prevé que “el principal foco de crecimiento de la biomasa estará en el calor doméstico; además, en zonas donde la demanda térmica es escasa como el litoral o Andalucía”. Pero su uso (junto con el de biogás) apunta alto y se espera un crecimiento en generación eléctrica con este combustible en centrales térmicas.
Nueva etapa para la cogeneración
La etapa de ajuste ya ha pasado. Ahora, la cogeneración (proceso que genera energía eléctrica y calor a la vez) produce el 10% de la electricidad española, cubriendo las necesidades de energía térmica de más de 600 industrias. “Anualmente, la cogeneración ahorra en energía más de 1,6 millones de toneladas equivalentes de petróleo y reduce un 2% las emisiones de CO2 del país”, explican desde la asociación Acogen.
Esta industria se presenta como fundamental para el sistema gasista, ya que el 22% del consumo en España se emplea en cogeneración. “Solicitamos un marco propio y adecuado en la política energética y medioambiental para elevar la eficiencia e impulsar la industria”, reivindican desde la asociación.