La banca española es la menos solvente en términos Basilea III
La autoridad bancaria europea destaca que el billón de euros en préstamos problemáticos y la recuperación de la rentabilidad son los grandes retos pendientes el sector europeo.
Durante los últimos años, en los que el grifo del crédito bancario ha permanecido casi cerrado, las entidades financieras venían argumentando que eran incapaces de prestar más en un entorno regulatorio cada vez más exigente, en el que se les ha obligado a reforzar su grado de solvencia para tratar de evitar nuevas crisis.
La Autoridad Bancaria Europea (la EBA, por sus siglas en inglés) despreció este martes este argumento asegurando que “se confirma que los incrementos de capital no impiden a la banca prestar, sino que son una condición previa para ello”.
Así lo concluye tras analizar las cuentas y balances de los 105 principales bancos de 21 países europeos –que representan el 70% de los activos financieros del Viejo Continente- en una prueba de transparencia que sustituye este año a los test de estrés de 2014, que sí volverán a aplicarse en 2016. Un ejercicio que revela a la banca española como la menos solvente de Europa.
La banca española
Eso, no obstante, solo si se toma como referencia el nuevo baremo de capital puro que la normativa financiera Basilea III exigirá desde 2019 pero que el mercado ya mira con lupa. Tomando esta magnitud, conocida como fully loaded, la banca española cuenta con un ratio de solvencia del 9% frente al 11,8% de media europea.
La cifra, no obstante, varía con fuerza en función de la entidad y muchas superan la media europea. La más solvente, Kutxabank, gozaba de un 13,68% a cierre de junio; Santander tenía un 9,83%; BBVA, un 10,4%; y CaixaBank, un 11,5%, por ejemplo.
Además de que los plazos para elevar el ratio medio son aún holgados, el informe de la EBA matiza que hay países –como es el caso– que se encuentran en un periodo transitorio en el que homogeneizar los recursos que componen su capital.
Es el caso de los activos fiscales (DTA por sus siglas en inglés), que el Estado español y otros países avalaron para permitir que la banca los compute como capital, la EBA recuerda que podrían pasar más de cinco años hasta terminar de sustituirlos por capital de esta categoría.
Los activos no productivos
El organismo, con sede en Londres y dirigido por el italiano Andrea Enria, incide en paralelo en que elevar capital significa más crédito. Según el informe publicado este martes, el incremento de capital principal del 3,3% que ha llevado a cabo la banca europea en el primer semestre del año le ha permitido incrementar la concesión de crédito un 3,9% (en 74.000 millones de euros).
“Esto sustenta la idea de que los bancos mejor capitalizados están en mejor posición para aumentar el flujo de crédito a la economía real”, asegura la EBA, detallando que “los bancos que más aumentaron el capital entre diciembre 2013 y diciembre 2014 son los que también concedieron más préstamos en las siguientes seis meses”.
En todo caso, el examen del sector financiero europeo apunta como principal “preocupación” al billón de euros en préstamos problemáticos que aún pesa en su balance. Una carga que, aunque se ha reducido, equivale al 7,5% del PIB europeo y duplica los niveles que supone en Estados Unidos. En el caso de la banca española, los activos equivalen al 15,8% del PIB del país, si bien el sector mantiene ya una cobertura del 46% sobre esta cartera.
La carrera por la rentabilidad
Por otra parte, prosigue, el gran reto que tiene por delante el sector siendo recuperar la rentabilidad perdida en los años de la crisis. De momento, la EBA reseña que la banca ha pasado de obtener un Roe del 0,44% a finales de 2013 a alcanzar un 9,10% a mediados de 2015.
Una carrera en la que sí destaca positivamente la banca española, con uno de los mejores ratios de retorno. A partir de ahí, la EBA subraya que aunque la gran banca lidera también el sector en términos de rentabilidad, no lo hace en cuestión de eficiencia.
Las entidades medianas siguen siendo mucho más equilibradas en este juego, mientras que las pequeñas, que además asumen mayor carga de activos problemáticos y han hecho menos dotaciones, son las más débiles.
Riesgo soberano
El documento elaborado por la EBA también revela que las entidades financieras mantienen la deuda soberana como un activo importante de sus carteras, pero han comenzado a reducir posiciones sobre la inversión en bonos de sus propios países.