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Los expertos abogan por retrasar el retiro de los trabajadores

Objetivo: jubilarse más tarde pero vivir más años jubilado

Trabajadores mayores.
Trabajadores mayores.Cinco Días
Raquel Pascual Cortés

¿Estamos ante una crisis global de las pensiones en el mundo? La respuesta de Nicholas Barr, catedrático de economía del sector público en la London School of Economics y una eminencia en materia de pensiones es que no. Un no rotundo.

“No hay ni un problema de envejecimiento, ni una crisis de las pensiones”, afirma. Y, acto seguido se explica: “que la gente viva más tiempo es una gran noticia, no es un problema” y que esto provoque tensiones en el pago de las pensiones “no es una crisis, sino un problema que tiene solución”.

Para Barr –que intervino en unas jornadas organizadas recientemente por la escuela de finanzas Afi y el Instituto Aviva– hay cuatro soluciones para dar viabilidad a los sistemas de pensiones: recortar la cuantía de las futuras pensiones; retrasar la edad de jubilación;elevar las cotizaciones a la Seguridad Social o incrementar considerablmente el crecimiento económico del país.

Lo ideal y lo que optan por hacer la mayoría de los países es una combinación de estas soluciones. Si bien Barr asegura que una de estas opciones es la más beneficiosa y deberían apostar por ella todas las economías: el retraso en la edad de jubilación. “El problema no es que la gente viva más años, sino que se jubilan demasiado pronto”, insistió este experto.

La clave es, según él, que las condiciones vitales de las personas que ahora tienen 65 años y se aproximan a la edad de jubilación no son las mismas de quienes tenían esa edad hace cincuenta años, pero tampoco serán las mismas de quienes lleguen a esos años en 2050.

El hecho de que que la ampliación de las expectativas de vida no se haya producido a la vez que un retraso en las edades de jubilación es lo que está haciendo a los sistemas de pensiones inviables economicamente hablando. Así lo explicó Barr con usando el ejemplo del Reino Unido. En 1950, los británicos estudiaban una media de 14,1 años; trabajaban y contribuían al sistema de pensiones durante 53,1 años, jubilándose a los 67 años de media y cobraban la pensión durante otros 11 años.

Cinco décadas después, en 2004, los ciudadanos del Reino Unido se formaban durante 16,2 años de media; trabajaban y contribuían durante 47,6 años, jubilándose a los 63 años de media;y cobraban durante 20 años la pensión.

Este ejemplo indica que en 1950 se contribuía durante cinco años para pagarse un año de pensión, y medio siglo después, se contribuyen 2,5 años por cada año de cobro de la prestación de jubilación.

Por eso, “hay que salir en la televisión diciéndole a todo el mundo que tendrán que trabajar más años que sus padres, pero que también vivirán más años que sus padres cobrando la pensión de jubilación”, indicó Barr.

Los demógrafos y expertos en pensiones justifican que las personas puedan trabajar cada vez más años con una máxima: “cada vez se viven más años y, sobre todo, con una mejor calidad de vida; las discapacidades cada vez se retrasan más”, aseguró en estas jornadas el profesor James Vaupel, director del Instituto Max Planck de Investigación Demográfica.

Según sus cálculos, los 59 años de ciudadano francés de hace medio siglo son equivalentes a los 70 años de un ciudadano similar en la actualidad. Y esta diferencia es aún mayor en caso de los hombres japoneses: sus actuales 70 años equivalen a los 57 de mediados del siglo XX.

Y, en opinión de Vaupel, esta brecha se seguirá ampliándose en las próximas décadas. En concreto, se refirió a los efectos beneficiosos que tendrán sobre la esperanza de vida los avances que se producirán en los próximos veinte años en la lucha contra el cancer y la demencia; las terapias genéticas; o las técnicas de rejuvenecimiento y la nanotecnología.

Dicho esto, reconoció que “a las sociedades les resulta ver estos efectos futuros porque se piensa en el pasado; cada uno se visualiza con 70 años como estaban sus padres o incluso sus abuelos, y eso nunca es así”.

Por ello, Vaupel coincidió con Barr, al asegurar que “solo habrá una crisis global de los sistemas de pensiones si los Gobiernos no logran que haya una mayor cantidad de gente trabajando, inlcuyendo más gente trabajando hasta más tarde”. En concreto propuso como solución vincular la edad de retiro a la expectativa de vida de cada sociedad menos quince años. De esta forma se acotaría el promedio de años que se cobra la pensión.

Cómo se debe se debe retrasar la edad de retiro

Los mismos expertos que abogan por retrasar la edad de jubilación en todo el mundo como solución principal para hacer viables las pensiones, reconocen que una decisión de este tipo no se puede tomar de cualquier manera porque es muy impopular.

Para empezar, Nicholas Barr aconseja que los Estados deben anunciar un retraso de la edad de jubilación con mucho tiempo de antelación. En segundo lugar, recomienda que cualquier medida que cambie las reglas en materia de pensiones se vincule a la edad de nacimiento del pensionista y no a la edad de retiro.

Asimismo, el retraso en la edad de retiro debe hacerse de forma lo más progresiva posible –como ha hecho la última reforma de pensiones española, retrasando un mes cada año, de forma que hasta el 2027 no se exigen los 67 años–. Igualmente, deberá ser proporcional. Esto es, que haber nacido con dos meses de diferencia no implique que el trabajador tarde un año más en jubilarse. Finalmente, consideró que la normativa debe ser todo lo explícita que se pueda, no dejando cabida a las interpretaciones.

Hechas estas recomendaciones, Barr hizo hincapié en la conveniencia de introducir en todas las legislaciones ”una auténtica jubilación flexible, en la que el trabajador pueda trabajar 20 horas a la semana en lugar de 40, y completar su salario mermado con el cobro de una pensión parcial”, tal y como también permite España.

No obstante, en este punto, este experto destacó que para que exista una jubilación flexible, las empresas deben valorar los efectos positivos de mantener a los mayores en sus puestos, e incluso querer contratarlos. Sin embargo, Barr criticó que a la hora de seleccionar el personal, muchas compañías comenten de entrada ilegalidades como discriminar por edad a los candidatos. Aunque también reprochó a los trabajadores mayores que prefieran retirarse a luchar por demostrar su valía. “Es cierto que un trabajador mayor es más difícil de reciclar tecnológicamente pero también tiene menos probabilidades de faltar un lunes por la mañana por haber estado de fiesta el fin de semana”, ironizó Barr.

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Sobre la firma

Raquel Pascual Cortés
Es periodista de la sección de Economía, especializada en información sobre empleo, Seguridad Social, pensiones y relaciones laborales. Licenciada en C.C. de la Información por la U. Complutense, empezó a trabajar en Cinco Días en 2000 y antes pasó por las secciones de política y economía de la agencia Europa Press y por el diario Soria 7 Días.

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