_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

España, plataforma de negocios

Las últimas previsiones del Gobierno apuntaban un crecimiento de España del 3,3% para 2015. En principio, parece que estamos en una senda positiva de crecimiento, por lo menos para este año. Las reformas llevadas a cabo están contribuyendo a esta incipiente recuperación. Y las pymes españolas deben aprovechar esta situación para posicionarse en los mercados internacionales.

Pero actualmente, las economías familiares españolas se enfrentan a cómo reducir el elevado endeudamiento generado en años anteriores, en un contexto con rentas bajas. Las empresas privadas con un gran déficit han realizado un esfuerzo considerable de desapalancamiento, pero todavía hay porcentajes elevadísimos, más del 300% del PIB. Lo que ha supuesto que la deuda privada sea equivalente a más de tres veces el valor total de bienes y servicios producidos por la economía española en un año.

Y en cuanto a la Administración pública, le queda poco margen de maniobra para invertir, con un déficit público desequilibrado y con una deuda pública con cotas del 100% del PIB. Pero, ¿tenemos la capacidad de poder pagarla? Las familias continuarán con una capacidad de inversión y consumo limitada. Las empresas privadas están más preocupadas por desapalancarse que por invertir. Las instituciones financieras todavía están en fase de reestructuración y desapalancamiento; y la Administración pública tiene escaso margen de maniobra. Como consecuencia, tenemos que definir nuestro modelo económico y continuar realizando reformas adicionales y medidas a largo plazo. Porque, si estas no se producen, según nos indica el FMI sitúa la previsión de crecimiento en el 1,5% como promedio entre 2015 y 2020, y con un desempleo estructural del 16%. El déficit público seguirá representando desequilibrios en las cuentas públicas, y la deuda pública, en vez de disminuir en relación al PIB, llegará a cotas por encima del 100%.

Entonces, ¿cuál es el modelo económico adecuado para generar capacidad de crecimiento y generación de empleo? Debemos crear y construir un modelo económico orientado hacia el exterior, posicionando a España como una plataforma principal de negocios e inversión a nivel mundial. Para ello, debemos crear un ecosistema empresarial innovador, con modelos de negocio de cooperación internacional: joint venture, clúster y generar negocios entre universidades, empresas, emprendedores, inversores, evitando los obstáculos financieros, técnicos, legales y burocráticos, para potenciar nuestro entorno competitivo.

También, tendremos que atraer la inversión extranjera y aprovechar nuestras condiciones propias: nivel de vida, excelentes infraestructuras y comunicaciones, trabajadores altamente cualificados y nuestra posición geográfica como puerta de entrada en Europa desde América, acceso al mercado africano y a Latinoamérica desde Asia. Y nuestras condiciones adicionales para estimular la inversión extranjera mediante la reducción de impuestos y seguridad jurídica, sobre todo en sectores como la innovación y la tecnología, así como retener el talento.

Se trata de generar una inversión que cree valor en la empresa y riqueza en la economía para conseguir crecimiento y producir empleo. Y romper con: voy a invertir en España porque es barata y es un chollo. Pero, además, hay que incrementar el grado de diferenciación y de contenido tecnológico de nuestros productos y servicios, ya que solamente un 10% de nuestros productos son de alta tecnología. Y debe ser un sector estratégico en España, porque las tecnologías hacen posible la innovación de procesos, bienes y servicios, con gran impacto sobre el resto del tejido productivo de la economía, para conseguir ser más competitivos y estar en las cadenas de valor mundiales y aguantar los envites de las economías emergentes. Un paso evolutivo será internacionalizar nuestras pymes. Actualmente tenemos un alto nivel de exportaciones e inversión directa de nuestras empresas en Europa. Pero necesitamos centrarnos en regiones del mundo que van a experimentar más del 66% de crecimiento en los próximos 15 años, como son Asia-Pacífico, 57,9%; Oriente Medio, 5%, y África, 4,1%, debido a un incremento de su clase media y su capacidad de consumo, así como por el desarrollo de sus infraestructuras y comunicaciones, de sectores como el tecnológico, sanitario, agroalimentario, etcétera.

Y tendremos que romper el miedo a la exportación e internacionalización, pues solo un número muy reducido de empresas, 570, representan el 61,3% del volumen de exportación. Ya no existen barreras entre países, el campo de juego es mundial y la única barrera es la psicológica. Para potenciar la marca España hay que acometer la internacionalización mediante un plan de acción e inversión a medio y largo plazo, y no cortoplacista.

El mundo está en continuo movimiento y transformación. Tenemos dos caras de la misma moneda. En una cara, la sombra de las economías emergentes para quitarnos cuota de comercio mundial y competir por la atracción de inversión extranjera. Y por otra cara, un crecimiento del comercio mundial de un 5,2% previsto para 2015, y un aumento de la inversión mundial.

José Luis Martín es Ceo de BusinessGoOn.

Archivado En

_
_