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Draghi promete nuevos estímulos si la crisis emergente se agudiza

El BCE rebaja la previsión de crecimiento al 1,4% en 2015 y al 1,7% en 2016 Las expectativas de inflación bajan al 0,1% para este año y al 1,1% para el próximo

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.FREDRIK VON ERICHSEN (EFE)

El BCE ha tomado buena nota de los últimos acontecimientos que están sacudiendo los mercados y que han disparado la volatilidad. En su reunión de hoy, el consejo de gobierno de la institución no ha tomado nuevas medidas pero, según el mensaje lanzado por su presidente Mario Draghi, todo está listo para adoptarlas si la situación económica en los países emergentes empeora. Es decir, si la desaceleración de estos países, en especial de China, no es un fenómeno transitorio sino capaz de modificar el entorno económico de la zona euro en el medio plazo.

En la rueda de prensa posterior a la reunión del consejo de gobierno del BCE, Draghi ha insistido en que existe la “predisposición y capacidad de actuar si es necesario”, a través de una ampliación del actual programa de compras de deuda ya sea en su tamaño, composición o duración. Este programa, puesto en marcha el pasado marzo y por el que el BCE adquiere 60.000 millones de euros al mes, tiene prevista su finalización en septiembre de 2016, siempre y cuando se haya conseguido el objetivo de aproximar la inflación de la zona euro a la zona del 2%. Pero ante los nuevos desafíos que plantea la debilidad de los países emergentes y la caída del crudo, con su presión bajista sobre los precios, Draghi ha querido dejar muy claro que el BCE puede ir un paso más allá. “No hay límites especiales” en la aplicación del programa, conocido como quantitative easing QE.

El único cambio en el QE anunciado hoy ha sido la decisión de ampliar el límite de compras de cada emisión de deuda del 25% al 33%, aunque Draghi ha insistido en que los cambios técnicos no van a influir sobre “la plena aplicación del programa”.

El presidente del BCE ha señalado que la recuperación de la economía de la zona euro “sigue adelante pero a un ritmo más débil del que esperábamos”, reflejo de la ralentización de los países emergentes que, según Draghi, afrontan desafíos económicos que será “improbable” puedan resolverse con rapidez. Además, el petróleo ha acentuado su caída, alimentada por la menor demanda emergente, lo que ha sido el principal detonante para que el BCE haya recortado sus estimaciones de crecimiento e inflación para este año y los dos siguientes, según ha reconocido Draghi.

Así, para 2015 el BCE espera ahora un aumento del PIB de la zona euro del 1,4%, una décima menos que en su anterior estimación de junio; del 1,7% para 2016, frente al 1,9% anterior, y del 1,8% para 2017, frente al 2% previsto antes del verano. Para los precios, el BCE pronostica ahora un avance este año de tan solo una décima, frente al 0,3% apuntado en junio. Mientras que para 2016, el IPC sería del 1,1%, desde el 1,5% anterior, y para 2017, del 1,7%, una décima menos, aun sin haber alcanzado por tanto el nivel del 2%.

Draghi considera que, a pesar de los desafíos estructurales que plantea la tecnología o la competencia global para la estabilidad de precios, el objetivo del 2% del mandato del BCE sigue siendo válido. Y descarta que haya ningún tipo de debate en el BCE para cambiarlo. Hacerlo “pondría a prueba nuestra credibilidad justo cuando cuesta más alcanzarlo”, señaló.

La presión sobre los precios en la zona euro va a seguir ahí y puede que deje tasas negativas de inflación en los próximos meses, según ha reconocido el presidente del BCE. Draghi ha señalado que el descenso del crudo tiene el doble efecto de, por un lado abaratar los costes de producción de las empresas y el gasto de las familias, pero por otro es también resultado de una menor demanda por parte de las economías emergentes, tal y como ha sucedido en las últimas semanas, ante lo que habrá que estar muy vigilantes.

“Las expectativas de inflación son muy volátiles. Tenemos que ver si se trata de una volatilidad pasajera o permanente”, ha insistido Draghi. El presidente del BCE ha evitado concentrar en China los últimos riesgos que se detectan en el mercado, pero sí ha mostrado su deseo de disponer de mayor información. “Esperamos tener más visibilidad”, ha señalado.

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