Palas hechas en Navarra giran en Texas
Si el mercado local continúa paralizado, a las empresas podría resultarles más rentable trasladar sus fábricas españolas a países como Brasil o China, donde obtienen el grueso de sus ingresos.
El cambio de dirección del viento que convirtió a España en el tercer exportador de turbinas eólicas del mundo está obligando a los grandes fabricantes de aerogeneradores a concentrar su negocio en el exterior.
Pero si el mercado nacional no llega a recuperarse, esta estrategia puede acabar teniendo un efecto colateral pernicioso: la deslocalización de la industria.
En la primera mitad del año no se instaló ni un solo megavatio en el país y en todo 2014 apenas se colocaron 27. Las exportaciones, en cambio, crecieron en el primer trimestre un 16% hasta los 418 millones de euros.
“Si el mercado doméstico continúa paralizado, la potente industria eólica acabará por marcharse del país”, advierte la Asociación Empresarial Eólica (AEE).
Las aspas, góndolas y torres son difíciles de transportar y muchos países exigen producción local
El temor no es nuevo ni infundado. En 2012, la danesa Vestas cerró su fábrica de paneles de control en Soria y en 2013, la francesa Alstom Wind clausuró sus factorías de Zamora y La Coruña.
Gamesa y Acciona Windpower han mantenido su sede principal en España, aunque también han tenido que reducir sus plantillas (ambas), cerrar factorías (Gamesa) o realizar paradas de producción (Acciona).
La estrategia de Gamesa para 2015-2017 es que España continúe actuando como centro de I+D y suministro internacional. Sin embargo, fuentes del grupo reconocen que si el país no apuesta por las renovables, “una de las principales consecuencias podría ser que las empresas decidan instalarse allí donde operan, ya que entre otras cosas, los costes logísticos de la industria son elevados”.
Según Navigant Research, Gamesa se mantuvo el año pasado entre los 10 mayores proveedores de turbinas del mundo, con una cuota del 4,7%, gracias a su fuerte presencia en las Américas e India. En el exterior, la compañía tiene factorías en Brasil, China e India, tres países emergentes que junto con México considera claves para su crecimiento.
En los últimos tres años, India ha pasado de representar el 17% de sus ventas al 27%, mientras que el aporte de China ha subido del 1% al 24%. La contribución de Europa, en cambio, ha bajado del 20% al 17%. Si esta tendencia se mantiene, a la empresa podría resultarle más rentable fabricar en los países donde obtiene el grueso de sus ingresos.
“Los componentes de los aerogeneradores (palas, góndolas, torres...) son grandes y difíciles de transportar. Y muchos países que apuestan por la eólica exigen fabricación local, lo que obliga a trasladar fábricas. Por eso es complicado mantener la capacidad exportadora sin un mínimo mercado doméstico”, explica Luis Polo, director general de la AEE.
Acciona Windpower, que tiene plantas en Navarra, Castellón, Iowa y Bahía, consiguió el 74% de sus ventas del primer trimestre en el exterior, principalmente en EE UU, Brasil, México, China y Australia, en ese orden.
Si multinacionales como estas dejaran de fabricar en España afectaría a una industria de la que dependen 20.000 empleos y el 0,30% del PIB, el equivalente a 3.000 millones de euros anuales.
¿Cómo evitarlo? “Lo más importante es que se restablezca la confianza”, dice Polo. El Gobierno estima que en los próximos años van a ser necesarios cerca de 5.000 MW eólicos para cumplir con el objetivo europeo de que el 20% de la energía proceda de fuentes renovables en 2020. Ello supone una inversión de 7.000 millones de euros. Pero como recuerda Polo, “sin confianza no hay financiación y sin financiación no hay inversión”.
La AEE demanda que se corrijan aspectos de la reforma energética, como la posibilidad de que el regulador pueda cambiar las reglas de juego cada seis años. “Es muy difícil, por no decir imposible, que un banco conceda financiación sin conocer cuál va a ser la rentabilidad real de un proyecto durante toda su vida útil”, remacha Polo.
Acciona, por su parte, pide incentivos a la I+D+i para el desarrollo de nuevos productos más competitivos y crédito para las exportaciones.
Gamesa coincide con estas propuestas. “Hoy seguimos teniendo nuestro centro tecnológico aquí”, señalan. “Pero algunas condiciones han de cambiar para garantizar la estabilidad de esa decisión”.
El viento, la primera fuente de generación
En España no solo se fabrican aerogeneradores. También se promueven, construyen y operan parques eólicos.
Este grado de desarrollo permitió que en 2013 se convirtiera en el primer país del mundo donde el viento era la primera fuente de generación eléctrica durante un año completo, situación que se ha repetido en la primera mitad de 2015, con un aporte del 21,7%.
Pero el carácter retroactivo de la reforma ha dejado sin ningún tipo de incentivo a 300 parques, el 30% del total.
Ante la pérdida de atractivo del mercado local, las grandes promotoras están concentrando sus esfuerzos en el exterior. Iberdrola tiene el 61% de su capacidad eólica instalada fuera de España, sobre todo en EE UU (el 38,6%), donde hace poco cerró un contrato con Amazon para la construcción y operación de un parque de 208 MW por 220 millones.
Acciona, por su parte, está construyendo parques eólicos en Sudáfrica y Polonia y en 2018 empezará otro en Chile. Además, está “explorando oportunidades” en Marruecos, Arabia Saudí y Turquía. La compañía tiene 4.743 MW instalados en España y 2.344 en el exterior.
Un negocio que no se ha desarrollado en España es el de la eólica marina. “La plataforma continental es muy pequeña y hace que a escasa distancia de la costa exista mucha profundidad, lo que complica el anclaje de los aerogeneradores”, explica Luis Polo, de la AEE. Recuerda que tampoco existe una regulación específica que incentive la inversión privada.
En el exterior el panorama cambia. Gamesa y la francesa Areva han creado una empresa conjunta para entrar en el negocio offshore. Iberdrola está ejecutando proyectos en Reino Unido, Alemania y Francia.