La crisis griega zarandea a las Bolsas y eleva la prima
Lo inimaginable hace solo unas semanas parece cada vez más posible. La ruptura total de las negociaciones entre Grecia y sus acreedores, que podría conducir en el peor de los casos a una salida del país del euro, no es ya un tema tabú en los mercados. Esa opción empieza a cotizar dada la distancia sideral que muestran ambas partes. Al menos en público, a tres días de la decisiva reunión del Eurogrupo del jueves. Según una encuesta de Reuters a traders, las posibilidades del Grexit son del 30%. Nomura eleva este porcentaje al 40%.
Ante este panorama, las órdenes de venta recorren Europa. Primero, en la Bolsa. El epicentro del seísmo se sitúa en la Bolsa de Atenas, cuyo principal indicador, el Ase, se desploma un 4,68%. Todos los valores del índice han caído con fuerza. Sobre todo, los bancos. Piraeus Bank cede un 12%; Alpha Bank, un 9% y Eurobank, un 6,8%.
La incertidumbre sobre Grecia, donde los bancos de inversión ven cada vez más probable que se implanten controles de capital (un corralito), ha impedido cualquier amago de subida en las Bolsas del Viejo Continente. Vuelve además el esquema clásico en los pasados episodios de tensión helena: el castigo es algo mayor en la periferia. El Ibex 35 cede un 1,71% hasta los 10.842,1 puntos. Es el nivel más bajo del índice desde febrero y con este descenso pierde todos los soportes técnicos, lo que de confirmarse metería al selectivo en una tendencia bajista. La intervención de Draghi en el Parlamento Europeo mediando entre las partes ha ayudado a calmar los ánimos.
Solo BME, que avanza un 0,04%, ha escapado de las caídas. Los mayores descensos del día son los de Sacyr (-4,46%), Popular (-3,36%) y Gamesa (-2,86%).
El Mib italiano baja un 2% y el PSI 20 portugués, un 2,4%. En el resto de Europa también han predominado los descensos, aunque estos han sido menos acusados. El Dax alemán cae un 1,6%; el Cac francés, un 1,4% y el Footsie británico, un 1,1%.
Las ventas se han registrado en la Bolsa, pero también, e incluso con más intensidad en el mercado de deuda. Allí, el interés del bono griego a una década se dispara hasta el 12,64%, su nivel más alto desde finales de abril.
Un síntoma de que el escenario de la crisis helena ha entrado en una fase más inquietante es que ha caído la rentabilidad del bund (al 0,83%), mientras que sube la del resto de deuda europea. Los inversores buscan refugio en los activos seguros dentro de la región. El interés del bono español a diez años sube hasta el 2,39%, niveles que no veía desde agosto del año pasado. Las compras de deuda germana y las ventas de deuda española han provocado que la prima de riesgo se eleve a los 155 puntos básicos, máximos desde agosto.
El euro no permanece ajeno a estas tensiones en Grecia y se deprecia hasta los 1,124 dólares.
Escenarios del mercado
El nulo entendimiento entre Grecia y sus acreedores, ventilado en público ayer con un incesante cruce de declaraciones entre Atenas y Bruselas pasando por Berlín, ha llevado al mercado a replantearse algunos escenarios que descartaba hace semanas. Los expertos de LinkSecurities indican que “hasta ahora los inversores descontaban un acuerdo de última hora, pero que pueden comenzar a pensar que la posibilidad de un accidente que dé con Grecia fuera de la zona euro, es cada vez más grande”. Con todo, Araceli de Frutos, de la Eafi homónima, cree que un inversor con nervios de acero puede sacar partido de esta volatilidad.
Tres palabras, control de capitales, son las más repetidas en los comentarios e informes publicados ayer por los grandes bancos de inversión internacionales. Los expertos de Barclays, por ejemplo, destacaron que “si no se alcanza un acuerdo antes de finales de mes, se podría necesitar aplicar controles de capital y el BCE podría incluso, eventualmente, congelar cualquier incremento del fondo de liquidez de emergencia (ELA) para la banca helena”.
Hoy, el presidente del BCE, Mario Draghi, ha declarado en una intervención en el Parlamento Europeo que el problema griego debe tener una solución política que no pueden dar los banqueros centrales. El mensaje ha sido interpretado a la vez como un toque de atención a Atenas (“la pelota está en el tejado del Gobierno griego”) y como una forma de confirmar que, de momento, el BCE no va a cerrar el grifo del que depende en exclusiva la banca de aquel país.
El BCE tiene la llave de la negociación, porque si aprieta las tuercas a los bancos griegos, como le piden desde el norte de Europa, podrían acelerarse los acontecimientos. Gizem Kara, estratega jefe para Europa de BNP Paribas, cree que la reunión del Eurogrupo del próximo jueves es “la siguiente y, posiblemente, la última oportunidad” para alcanzar un acuerdo porque, “sin pacto, el BCE podría cortar el fondo de liquidez de emergencia a la banca griega, lo que conduciría a un control de capitales”.
JPMorgan también comparte esta sensación de urgencia en una nota publicada ayer donde afirma que “parece que la región en su conjunto está perdiendo la paciencia con Grecia”.