La oportunidad de la energía solar
La posibilidad de carecer de recursos constituye uno de los mayores miedos del ser humano. Tememos que alguno de los ya existentes se acabe, que seamos incapaces de producir alimentos para la creciente población o que el declive de las fuentes tradicionales de energía, por falta de previsión para tener a punto alternativas, ponga fin a uno de los mayores periodos de desarrollo de la humanidad.
Hace ya dos siglos, la Revolución Industrial cambió el rumbo de la humanidad. Vino acompañada por un auge de la explotación de las entonces fuentes de energías disponibles en el mundo (carbón, vapor, gas), con especial incidencia en los combustibles fósiles. Se invirtieron cantidades incalculables de recursos financieros en estas fuentes de generación energética: Gobiernos, instituciones, inversores privados, se volcaron de manera masiva en este sector.
El panorama es bien diferente en la actualidad. La necesidad de energía barata (en precio final y costes de generación) y respetuosa con el medio ambiente para mantener un desarrollo económico sostenible y competitivo exige un planteamiento nuevo a la hora de diseñar las matrices energéticas. Sobre todo en aquellos mercados emergentes, con economías en crecimiento, que para continuar con su actual tendencia requieren reducir la factura energética y aprovechar al máximo sus propios recursos. En especial cuando son casi inagotables, como ocurre con la energía solar.
La fotovoltaica cuenta con unos 180 GW de potencia instalada en el mundo, según datos de la AIE correspondientes a 2014, una cifra que representa en torno al 2,5% del total instalado de energía eléctrica, y supone el 1% de toda la producción eléctrica mundial, porcentaje por cierto alcanzado a finales del pasado ejercicio. Por otra parte, recientes informes sobre el presente y futuro del sector elaborados por diversas entidades financieras y organismos internacionales señalan que en 2030 el mercado fotovoltaico se habrá multiplicado por 10 a medida que se incorporen los más de 100 millones de clientes que se calcula que esta fuente de energía tendrá para esa fecha, lo que le permitirá alcanzar una producción equivalente al 10% del mix eléctrico mundial.
Algunos de estos análisis sugieren, incluso, que la cuota de mercado de la solar fotovoltaica llegará al 30% en 2050, fecha en el que el mercado experimentará su mayor crecimiento. Son previsiones que se fundamentan en diversos aspectos, entre los que destaca que la paridad de red es más que evidente en un elevado porcentaje de países y que, posiblemente, en pocos años muchos más serán los que registren una situación similar. Además de un coste que supone un 40% inferior al del precio de venta de la electricidad en diversas zonas geográficas del mundo.
Todas las estimaciones apuntan a que la demanda de energía solar a gran escala se acelerará en Estados Unidos y, en particular, en los mercados emergentes debido a una combinación de políticas de apoyo (sin subvenciones o cada vez más reducidas) y al descenso de costes de la electricidad fotovoltaica. Somos especialmente optimistas sobre las perspectivas de crecimiento en India, Oriente Medio, África del Sur y América del Sur (en especial México, Chile y Brasil), sin olvidar China.
Chile, por ejemplo, es uno de los países con uno de los potenciales de crecimiento económico mayores del continente latinoamericano y mantiene una demanda energética creciente. Sus características, tanto regionales como estructurales, hacen que la generación de energía fotovoltaica vaya a tener un importante desarrollo en los próximos años. De hecho, sus planes de generación de energías renovables no convencionales de cara al año 2020 implican un crecimiento del 14,4% anual. Cox Energy cuenta con tres grandes proyectos en ese país con un potencial global cercano a los 1.200 MW.
Algo similar ocurre en México, la segunda economía más grande de Latinoamérica y con una clara decisión política para impulsar el desarrollo de energías renovables y, en particular, la solar fotovoltaica. Otros países, como India, Sudáfrica o Brasil, son también grandes centros mundiales de atención por las buenas perspectivas que presentan para el sector fotovoltaico. La India, con 6 GW de energía fotovoltaica en funcionamiento, otros 6 GW que se anunciarán en 2015 y 100 GW a añadir en los próximos siete años, pronto será el mayor mercado solar del mundo.
Para el año 2050 se espera que la tasa mundial de penetración de la energía solar se incremente de forma sustancial, y de manera más rápida en las economías en desarrollo. En algunos de estos países (América Central y América del Sur), la solar fotovoltaica ya está en paridad de red en el mercado mayorista (los costes de generación son similares a los de otras energías), y en las zonas donde no llega la red, la opción solar parecer ser la más obvia. Su despliegue es sencillo y barato. Capaz de dar servicio a centros urbanos y empresas con una inversión en red perfectamente asumible.
Una energía renovable y sostenible de manera intrínseca y, por tanto, socialmente responsable, creadora de riqueza y empleo. Más de 7,7 millones de personas en el mundo trabajaban directa o indirectamente en el sector de renovables en 2014, según el informe Energías renovables y empleos, publicado por la Agencia Internacional de Energías Renovables (un 18% más que el año anterior), de los que 2,5 millones correspondían al sector solar. Si a todo lo comentado se une que un 20% de la población mundial carece todavía de acceso a la electricidad, es de esperar que la reducción de los costes y las nuevas capacidades de la tecnología fotovoltaica sean los revulsivos necesarios y suficientes para que se promueva la energía solar en todo el mundo, pero sobre todo en países emergentes y en desarrollo.
Como se ha señalado en varias ocasiones: nunca como ahora ha sido tan barato evitar el cambio climático, crear empleos, reducir los presupuestos para importar combustibles y proteger los sistemas energéticos con fuentes renovables.
Enrique Riquelme es Presidente de Cox Energy Solar