La respuesta lógica de Generali
Generali hace lo que puede para enfrentarse a las nubes de tormenta que se reúnen en torno a los grupos aseguradores europeos. El último plan multianual de la aseguradora italiana, anunciado en 2013, tenía como objetivo fortalecer el débil balance de la compañía. Ese esfuerzo ha sido un gran éxito. La última serie de prioridades, anunciada ayer, debe abordar un nuevo gran problema: la persistencia de unos rendimientos ultra bajos impulsados por la expansión cuantitativa.
A primera vista, el nuevo plan del consejero delegado, Mario Greco, parece bastante ambicioso. Suponiendo que el objetivo de 5.000 millones de euros para los dividendos se reparta por igual en cuatro años, los accionistas de Generali conseguirían un aumento del 34% en el pago de 930 millones de euros el año pasado. Pero algunos analistas esperaban aún más, y puede que el aumento no se haya programado de manera uniforme.
En cualquier caso, los rendimientos mínimos garantizados en productos de inversión son el mayor desafío para las aseguradoras de vida. El tamaño de Generali y su diversidad lo deja en mejor posición que algunos rivales –su rendimiento del activo total del 4% está cómodamente por encima de sus garantías de alrededor de 2%–. Aun así, no será fácil mantener una rentabilidad operativa del 13% sobre el capital si el beneficio se hunde con políticas antiguas. La empresa debería ganar más dinero en nuevos negocios. Un enfoque tecnológico sería muy útil, ya que las aseguradoras rivales también están intentando girar hacia productos de alto margen que requieren menos capital.
Greco ganó credibilidad al alcanzar a sus últimos objetivos. Pero la valoración de 1,1 veces el valor en libros de Generali supera a la de sus rivales de la francesa AXA, mejor capitalizada y menos expuesta una aún turbada Italia. La reacción contenida del mercado a la última estrategia de la compañía de seguros parece apropiada.