Eurostat y el reciclaje, un informe asimétrico
Cuando empresas, administraciones públicas y ciudadanos suman esfuerzos en pro del medio ambiente en un perfecto ejemplo de economía circular es justo, cuanto menos, que las estadísticas que contabilizan dicho esfuerzo reflejen con certeza y claridad los resultados obtenidos. Y más aún si sabemos que nuestra visión conecta con la hoja de ruta marcada por la UE para las próximas décadas en las que vamos a vivir una transformación del actual modelo de “usar y tirar” hacia una economía verde basada en la protección del capital natural, la “sociedad del reciclaje” y la ecoeficiencia, entre otros parámetros.
Como entidad sin ánimo de lucro encargada de gestionar en España la recogida selectiva y posterior reciclaje de los envases domésticos gracias a un modelo ejemplar de colaboración público-privada, tenemos la responsabilidad social de comunicar con acierto y veracidad los resultados del reciclaje de este tipo de residuos, porque es un esfuerzo colectivo que implica a muchos (me atrevería a decir que a 46 millones de españoles) y que merece el máximo rigor. Y, por desgracia, esto no son es ni de lejos lo que sucede con los datos sobre tratamiento de residuos que acaba de publicar Eurostat, la oficina estadística de la UE, que, un año más, presenta un inexplicable ejercicio de comparativa de los resultados de 28 países cuando en realidad no son datos homogéneos y, por tanto, comparables. Por una simple razón: no existe una metodología de cálculo común y cada país aporta a Eurostat datos según sus propios criterios contables.
Dos casos que ejemplifican esta situación, entre otros, son los resultados de Eslovenia y Dinamarca. El primer país inexplicablemente aparece como el primero que más recicló (55%) según el informe, pero a la vez se indica que de los 414 kg/habitante que generó solo se trataron 287 (es inevitable preguntarse ¿cómo se gestionó el resto?). El segundo ha experimentado un increíble descenso de la tasa de reciclaje en tal solo un año: de un 45% a un 28%, circunstancia claramente improbable.
En lo relativo a nuestro país, según Eurostat, en 2013 solo el 30% de los residuos fueron reciclados o compostados, frente al 43% de la media europea. Una vez más, estas estadísticas no incluyen las cifras de reciclado de un tipo de residuos que la mayoría de países sí incorporan: los envases comerciales de gestión privada. Si se utilizase un criterio común para todos los países, rondaríamos el 37% o 38% y nuestro porcentaje de reciclado se convertiría en uno de los que más ha crecido.
Somos conscientes de que todavía tenemos mucho que mejorar en España, pero también es necesario reconocer la buena labor de aquellos que sí lo están haciendo bien. De los 4,2 millones de toneladas de residuos urbanos que se reciclaron en nuestro país en 2013, el 43% corresponden envases domésticos (1,8 millones de toneladas). Este dato cobra aún más relevancia si tenemos en cuenta que los envases domésticos tan solo suponen un 15% de la cantidad total de residuos urbanos que se generan en nuestro país y que, por el contrario, permiten situarnos, en este tipo de residuos, entre los 10 países europeos de referencia.
No solo no estamos tan mal como pensamos, sino que además podemos sacar pecho en otro aspecto: la prevención. En 2013 cada español generó 449 kilos/año de residuos, mientras que la media de la UE fue de 481 kilos/año. El primer dato, el más básico, ya nos indica que cada vez generamos menos basura, y eso es algo muy positivo (por ejemplo, en Dinamarca, un país reconocido por su implicación medioambiental, cada ciudadano generó 747 kilos/año).
Es obvio que hay cosas que pueden (y deben) mejorar, pero para ello debemos seguir comprometiéndonos desde todos los ámbitos con la sostenibilidad, apostando conjuntamente por la innovación y por la concienciación. Solo a través de esta ecología colaborativa podremos avanzar juntos hacia la sociedad del reciclado.
Óscar Martín es consejero delegado de Ecoembes