Cada gota cuenta
España supera a California e Israel en algunas infraestructuras Entre 2007 y 2010 la inversión en mantenimiento cayó un 19%
El AVE suele acaparar todas las miradas cuando España saca pecho en materia de infraestructuras. Pero también somos referencia en otro sector, más estratégico aunque mucho menos vistoso. España es líder en reutilización de agua. Somos responsables de más de la mitad de los casi 950 millones de metros cúbicos de recursos hídricos recuperados al año en el Viejo Continente. España cuenta con una de las normativas más avanzadas del mundo (Real Decreto 1620/2007), que aclara conceptos y fija los usos permitidos para el agua recuperada (básicamente riego urbano, agrícola y recreativo). “Siempre se toma como modelo a California, pioneros en la materia. Pero en términos relativos les superamos. Ni siquiera Israel, otra potencia en el uso eficiente de los recursos hídricos, es mejor que nosotros”, afirma Eloy García, director de Imdea Agua.
Del desagüe al vaso
El vídeo en el que Bill Gates se bebía un vaso de agua obtenida a partir de excrementos humanos dio la vuelta al mundo el pasado mes de febrero. El empresario y filántropo cuenta en la grabación que su fundación financiará las investigaciones del ingeniero que ha desarrollado la máquina que ha sido capaz de obrar semejante milagro.
Este proyecto ejemplifica el esfuerzo de la comunidad científica por dar con métodos que alarguen lo posible la vida útil del agua. En Orange County, California (EE UU), pusieron en marcha en 2008 un proyecto pionero capaz de convertir en apta para el consumo humano el agua vertida al desagüe. Tan buenos resultados dio que ya se ha replicado en Australia y Singapur. “Gran parte de nuestros esfuerzos se están volcando ahora en el proceso de mineralización”, cuenta por teléfono Mehul Patel, responsable del premiado Groundwater Replenishment System de Orange County. El agua tratada que resulta del proceso, cuenta, es tan pura que carece de los minerales adecuados para el consumo humano. Su planta abastece a casi 600.000 habitantes durante todo el año.
En España sería ilegal aplicar un sistema similar, aunque la tecnología existe. “En realidad se trata de añadirle más procesos al tratamiento del agua”, apunta Luis de Pedro, director de calidad, medio ambiente e I+D+i de Isolux Corsán. Nuestra legislación establece que el agua usada debe tratarse incluso si se quiere verter al mar. En caso de que se pretenda reutilizar, para riego urbano o agrícola, debe pasar procesos todavía más complejos. Lo que no está permitido, salvo en “casos de emergencia”, es potabilizarla para que se pueda beber. En las regiones con escasez de agua se apuesta por procesos más baratos, como la desalación. Eloy García, director de Imdea Agua, lo interpreta así: “España no tiene todavía tantos problemas de abastecimiento como para forzar el cambio legislativo”.
Y aquí deberían acabar los triunfalismos. Porque tener una buena red de distribución, saneamiento y depuración no es suficiente. “El problema de España es que desde 2008 ha caído mucho el desembolso en mantenimiento de las infraestructuras duras. Quizá durante dos o tres años no se note mucho, pero a la larga lo pagaremos”, recalca José Díaz Calleja, director general de Acciona Agua. Según el estudio La gestión del agua en España, elaborado por la consultora PwC, entre 2007 y 2010, se redujeron las inversiones en las redes de distribución de agua en un 19%. La pérdida de recursos, o fugas, aumentó durante ese periodo del 24% al 25,9%.
Exigencia de calidad
“España tiene un buen sistema del agua. Pero ya no es suficiente para cumplir con la normativa europea”, subraya Antolín Aldonza, director general de la Asociación Española de Empresas de Tecnología del Agua, Asagua. La última directiva marco, que fijaba 2015 como año en el que alcanzar “un buen estado” en los ecosistemas acuáticos comunitarios, endurece la exigencia de calidad y protección de los recursos hídricos. Solo el 32% de los municipios españoles mayores de 10.000 habitantes cuenta con los sistemas de depuración terciarios que exige la legislación comunitaria, reza el informe de PwC. Se refiere a un proceso que incluye el uso de rayos ultravioleta y que sirve para mejorar la calidad del agua, ya salubre por habérsele aplicado previamente el proceso físico (retirada de sólidos por sedimentación) y el biológico (cultivo de microorganismos que devoran los residuos orgánicos).
Asagua calcula que para mantener las infraestructuras existentes haría falta una inversión anual de entre 10.000 y 15.000 millones de euros. Para 2014 el presupuesto fue de 2.284 millones. “El patrimonio hidráulico ahora se encuentra en estado de riesgo de deterioro prematuro”, asegura Antolín. La inversión española en proyectos de infraestructuras del agua supone un 0,11% del PIB (la media europea es del 0,27%). “Habría que hacer algo pronto, antes de que lleguen los problemas. Sale más barato mantener que renovar”, coincide Calleja.
¿Dónde convendría centrar las actuaciones? “El mayor esfuerzo de inversión debe realizarse en el ámbito de la depuración de aguas residuales urbanas para pequeñas poblaciones, donde hay un claro déficit”, opina José Ángel Legaz, consejero delegado de Veolia Water Technologies Ibérica. Y para atraer capital, coinciden casi todos los operadores del sector, hace falta trabajar en la unidad del mercado. Ahora mismo cada comunidad autónoma tiene poderes sobre su territorio. Con seguridad jurídica entraría el dinero que el sector público no está poniendo. “Sería interesante que se estructurara una organización que velase por el interés global de Estado”, propone Calleja. Reclamación esta que repiten todas las partes interesadas en este negocio.
Infraestructuras
Aunque también se podrían mejorar las cosas con una gestión alternativa. “No es tan crítico que haya muchas legislaciones como que se cumplan”, opina Narciso Berberana, consejero delegado de Aqualogy Medio Ambiente. “Habría que repensar la gestión de las infraestructuras hidráulicas. En vez de tratar problemas habría que ver oportunidades: donde antes veíamos un residuo ahora hay materia prima de otros procesos industriales, posibilidades de generación de energía, subproductos para las carreteras o abono para cultivos”, opina.
Los avances tecnológicos del sector se centran en mejorar la eficiencia energética
Los avances tecnológicos del sector se centran precisamente en mejorar la eficiencia energética. Y cada vez se habla más de la investigación dedicada a aprovechar los fangos que resultan del tratamiento del agua. “Suponen una fuente de energía que se puede aprovechar para producir biogás para el propio autoabastecimiento en las depuradoras, por lo que además de ayudar a disminuir la factura energética se consigue reducir costes en la gestión de dichos fangos”, explica Legaz.
Cada español disfrutó en 2010 de una media de 3.734 litros de agua, incluyendo los empleados en los productos agrícolas, ganaderos e industriales consumidos. Solo un 4,5% de esa cifra se usó en el hogar. “El agua es demasiado valiosa para ser usada sólo una vez”, sentencia el máximo responsable de Veolia.