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Atenas rechaza la propuesta de prolongar la ayuda

El Eurogrupo da 72 horas a Grecia para que acepte el rescate

El segundo Eurogrupo desde la victoria en Grecia de Syriza comenzó bajo peores auspicios incluso que el primero. Si el pasado martes las negociaciones de los ministros de Economía de la zona euro tardaron seis horas en encallar, ayer fracasaron nada más empezar y eso que llegaban tras todo un fin de semana de contactos previos.

El Eurogrupo terminó de manera abrupta con un ultimátum a Grecia para que solicite la prórroga del rescate durante esta semana. Si Atenas acepta, los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona volverán a reunirse el próximo viernes para negociar las condiciones de la prórroga que se aplicarán a partir del 1 de marzo.

El ultimátum coloca al primer ministro griego, Alexis Tsipras, entre la espada de un ultimátum que puede alentar una fuga de capitales y el consiguiente desplome de su sector financiero, y la pared de un gobierno de coalición que se podría resquebrajar si Atenas acepta continuar con el rescate.

El Eurogrupo ha insistido en que la prolongación del rescate es imprescindible para dar a tiempo a la negociación de las condiciones de un nuevo programa. “Hay margen para flexibilizar [el programa] pero necesitamos tiempo”, ha señalado el presidente del grupo, Jeroen Dijsselbloem, al término de la reunión de los ministros.

El ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, prefirió hacer una lectura optimista de la ruptura de las negociaciones y aseguró que “se puede llegar a un acuerdo en menos de 48 horas”. El mensaje de Varoufakis, sin embargo, no parecía tanto una apuesta realista como un intento de calmar a sus compatriotas y a los mercados ante la jornada de mañana, que se anticipa muy turbulenta. Varufakis culpó al presidente del Eurogrupo de impedir el acuerdo con un cambio a última hora en los términos del texto pactado. Pero lo cierto es que todos los miembros del Eurogrupo señalaron de manera unánime que Grecia no tiene otra alternativa que aceptar una prórroga del rescate como premisa insoslayable para renegociar las condiciones impuestas por la troika (la suma de Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional).

La opinión pública griega, sin embargo, desconfía de una prórroga que podría prolongar las políticas que han provocado la pérdida de un 25% de PIB en los últimos años. Las manifestaciones diarias en las calles de Atenas presionan al Gobierno de Tsipras para que rompa definitivamente con la troika.

La ruptura, por ahora no defiitiva, se ha producido ante la insistencia del Eurogrupo de que Grecia acepte una prórroga de seis meses del rescate actual, que expira el próximo 28 de febrero. La zona euro edulcoró su propuesta con la posibilidad de relajar los objetivos de consolidación exigidos a Grecia, para permitir al nuevo gobierno de Alexis Tsipras llevar a cabo su programa social (valorado en unos 2.000 millones de euros).

El proyecto de acuerdo elaborado por Dijsselbloem también ofrecía la posibilidad de que Atenas mantuviese el acceso a los 11.000 millones de euros del fondo de rescate reservados para la capitalización de la banca griega.

La oferta ha sido rechazada de manera inmediata por el Gobierno griego, que la calificó de absurda e inaceptable. Grecia dejó claro la semana pasada que, pase lo que pase, no aceptará ninguna prolongación del rescate actual, firmado en 2012.

Enrocados

Atenas reclama negociar un nuevo ”contrato” con condiciones presupuestaria más suaves y realistas, que entraría en vigor a partir del verano. Mientras se negocia ese nuevo acuerdo, Atenas solicita una ayuda transitoria a partir del 1 de marzo, una financiación que la mayoría de los países, con Alemania al frente, se niega a facilitar si Atenas no respeta el marco del antiguo rescate.

Tanto el Gobierno griego como el alemán han llegado en posiciones enrocadas que anticipaban un choque de trenes de inciertos resultados. “Me dan lástima los griegos, porque han elegido un Gobierno que hasta ahora se ha comportado de manera irresponsble”, ha calentado el ambiente el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, con unas declaraciones a una radio alemana sólo unas horas antes de la reunión de Burselas. El portavoz del Gobierno griego ha respondido inmediatamente que “la responsabiliidad o irresponsabilidad es una custión subjetiva y nosotros también podríamos calificar de irresponsables al gobierno alemán”.

La llegada de los ministros a Bruselas no ha atemperado los ánimos, con algunos de ellos muy molestos por la actitud de su nuevo colega griego, el profesor Yanis Varufakis, a quien acusan de arrogancia. “Cuando uno no puede reembolsar un crédito, no va al banco a insultar al director y a dictarle nuevas condiciones”, ha señalado el ministro austriaco de Finanzas, Hans-Jörg Schelling.

Incluso los probables aliados de Grecia, como Francia o el comisario europeo de Economía, Pierre Moscovici, advirtien que Grecia no dispone de otra alternativa que aceptar la prórroga del rescate. “No ha llegado todavía el momento de negociar un nuevo programa”, ha dicho el ministro francés, Michel Sapin. Se mostraba asimismo dispuesto a adaptar el acuerdo de rescate actual para que pueda encajar con el programa electoral de Syriza. Pero en su opinión, compartida por todos los ministros salvo el griego, esa negociación requiere “seguridad y tener tiempo”. Dos objetivos que según el Eurogrupo sólo son factibles con una prórroga del rescate.

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