La renta per cápita de España se sitúa en niveles de 2005
España mantiene su posición en el ranking mundial Pese a la crisis, la renta por persona es hoy un 33% superior a la de comienzos de siglo
La renta nacional disponible neta generada en 2013, último año completado con la Contabilidad Nacional de Estadística, fue de 846.624 millones de euros, que distribuidos entre los 46,727 millones de habitantes del país, arrojaba una renta o riqueza per cápita de 18.118 euros. Esta cifra es precisamente el punto más bajo del ciclo desde que se inició la crisis económica, puesto que en 2014 se registró ya un cambio de tendencia, con un ligero avance, según los datos estimados en función de la evolución del PIB y la demografía.
El nivel más elevado de riqueza por habitante se logró en 2008, con 19.626 euros por persona, y desde entonces, la crisis inició un trabajo de imparable recorte de la renta paralelo al descenso de la producción y del empleo, puesto que la población del país prácticamente no ha dejado de crecer hasta 2014.
La pérdida desde el punto máximo hasta 2013, mínimo cíclico, es de 1.508 euros por persona, o un 7,68% durante todo el periodo, lo que supone una caída de más de un punto porcentual cada ejercicio de la crisis. Con ese descenso, parcialmente enmendado ya en 2014, la renta per cápita de los españoles se encuentra en un nivel a medio camino entre el registrado en 2005 y 2006. En 2005, la riqueza por persona era de 17.767 euros, y la de 2006, de 18.762,9 euros.
Variables como el PIB han evolucionado de forma muy similar a la propia renta per cápita, mientras que el empleo ha experimentado una contracción mucho más intensa que el PIB o la renta per cápita. Por ello, el PIB por ocupado no ha dejado de crecer hasta alcanzar los máximos históricos actuales, con el consiguiente incremento de la productividad aparente del factor trabajo.
La segunda variable que condiciona la evolución de la riqueza individualizada es precisamente la población, que durante el siglo XXI ha experimentado un crecimiento muy acelerado, y que solo ha registrado una pequeña caída ya en 2014. En 2000, último año del siglo XX, la población computada por Estadística para España era de 40,47 millones de personas, mientras que a primero de enero de 2014 era de 46,512 millones.
El año pasado precisamente se registró un primer descenso demográfico de 215.000 personas, que a su vez generó un cambio de tendencia en la riqueza media tras varios de crisis y descensos. En 2014, la renta por persona se elevó hasta los 18.188 euros, muy poco por encima del mínimo de 2013.
El gran salto del siglo
Tomando el periodo transcurrido desde que arrancó el siglo se observa el vertiginoso avance de la economía española, explicitado en el valor de la renta nacional neta disponible, que experimenta un salto del 53,6%, consecuencia de un ciclo alcista muy intenso desde el ingreso de España en el euro en el que los tipos bajos provocaron una fortísima expansión del crédito y la inversión.
En paralelo, experimentaron un incremento muy pronunciado el número de moradores, de nada menos que 6,52 millones más, que en términos relativos supone un 15%. La renta per cápida, por su parte, se incrementó en el mismo periodo un 33,58% en términos monetarios: ha pasado de 13.615 euros en 2000 a los 18.188 estimados para 2014.
En términos comparados, esta variable no ha sufrido variaciones extremas durante la crisis, porque éste ha sido un fenómeno común a todo el mundo, aunque en España fue más intensa por el sobreendeudamiento de los agentes económicos. En 2007, España ocupaba el lugar 30 del ránking mundial de renta expresada en dólares per cápita (32.105), y en 2013, según el Banco Mundial, ocupó el lugar 25 (29.118 dólares).
La producción por ocupado, en máximos
La recesión ha sido mucho más virulenta con el empleo que con la producción, pues mientras que se ha perdido en torno a un 6% real de PIB, la contracción del número de ocupados ha superado el 20%, con más de 3,5 millones de puestos de trabajo destruidos. Esta evolución combinada ha provocado un ininterrumpido avance de la productividad aparente del factor trabajo, que medida en euros producidos por empleado no ha dejado de subir desde los 50.435 euros en 2007 hasta los 58.414 de 2014, con un incremento nominal del 15,82%.
La desproporción en el comportamiento de la producción y del empleo, y el consiguiente avance de la productividad, tienen su explicación en la paralización de actividades económicas muy intensivas en mano de obra, fundamentalmente la construcción y otras actividades muy dependientes de ella.
Desde 2000, la producción por ocupado ha pasado de 38.180 euros hasta los 58.414 euros citados, con un avance relativo del 52,99%, según los datos de la Contabilidad Nacional.