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Tribuna
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¿Es fácil hacer negocios en España?

Doing Business es un informe anual que publica el Banco Mundial y que analiza, para 189 economías, la facilidad para hacer negocios en cada una de ellas, con la finalidad de obtener una clasificación de países, identificar buenas prácticas y recomendar reformas de la normativa que afecta a las pymes.

El listado del Banco Mundial está encabezado por Singapur y Nueva Zelanda; con Estados Unidos y Reino Unido situados en los puestos número 7 y 8, respectivamente; Alemania en la posición número 14; Portugal, en la 25, y Francia, en la 31. España –en el puesto 33– no parece, por tanto, un destino especialmente atractivo para invertir y hacer negocios, pues queda rezagada respecto a los países de la Unión Europea y, en general, a los países desarrollados de renta más alta.

Ahora bien, un análisis más en detalle de la metodología del Doing Business lleva a matizar mucho estas conclusiones. La clasificación por el Banco Mundial del clima de negocios en los países resulta del estudio de las regulaciones que afectan a 11 áreas relacionadas con el ciclo de vida de una empresa, entre ellas la apertura de un negocio y el registro de propiedades.

El Banco Mundial define la apertura de un negocio como el conjunto de trámites, tiempo y coste que se requieren oficialmente, o que se realizan en la práctica, para que un empresario pueda constituir una empresa y operar con ella. El negocio cuya apertura se estudia es una sociedad de responsabilidad limitada, radicada en Madrid, cuyo capital es 100% nacional y equivale a diez veces el ingreso per cápita de España (29.180 dólares americanos, según el Doing Business 2015). Tiene un mínimo de 10 y un máximo de 50 empleados, todos nacionales, y su facturación es de al menos 100 veces el ingreso per cápita. El tipo de negocio descrito, sin embargo, no parece representativo de la realidad empresarial española, puesto que el 97,4% de las pymes factura menos de dos millones de euros y solo el 3,6% tienen entre 10 y 50 empleados.

Por otro lado, el registro de propiedades es definido por el Banco Mundial como el conjunto de trámites necesarios para que una empresa adquiera una propiedad a otra y para transferir el título de propiedad a aquella. El Banco Mundial supone que la propiedad que se transfiere tiene un valor de 50 veces la renta per cápita de España y que incluye un suelo de 557,4 metros cuadrados, sobre el que se levanta un almacén de dos plantas con una extensión de 929 metros cuadrados. De nuevo, no parece que estos supuestos reflejen el tipo de inmueble que emplean habitualmente las pymes en España.

En suma, el informe Doing Business constituye una gran aportación como único estudio que compara, sobre supuestos homogéneos, la facilidad para hacer negocios en prácticamente todos los países reconocidos mundialmente y el atractivo de invertir en cada uno de ellos. Da una idea de dónde está cada país y qué camino le queda por recorrer, pero no puede ser tomado como prueba de la facilidad o dificultad para hacer negocios en un país ni, en consecuencia, del atractivo para la inversión en él. Por un lado, porque los supuestos en los que se basa, dada la disparidad de economías que estudia, no son siempre reflejo de la vida y clima empresarial de un país. Cierto es que todo estudio debe partir de unos supuestos de hecho homogéneos para que los resultados sean comparables; pero no podemos concluir que en España no es fácil hacer negocios cuando tomamos como referencia una pyme que nada tiene que ver con la realidad empresarial.

Además, el Banco Mundial solo atiende a criterios de medición cuantitativos, pero no de calidad. Cuestiones como la seguridad jurídica y certeza de los negocios, la protección de los derechos de propiedad y la prevención de conflictos, vitales para calificar el clima empresarial de una economía, no se incluyen entre los supuestos de análisis.

Mª Jesús Mazo Venero es técnico comercial y economista del Estado.

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