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Columna
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El BCE podría manejar los riesgos

Los críticos dicen que el programa de compra de bonos soberanos del Banco Central Europeo podría exponerlo a países de riesgo, una especie de transferencia fiscal. El argumento es bueno sobre el papel, pero la exposición periférica podría ser menor que en 2013.

El estancamiento económico de Europa evita dos de las críticas a esta medida: que causa inflación y alivia la presión sobre los gobiernos para llevar a cabo reformas. Descartar la tercera crítica, el riesgo de pérdidas, es más difícil, porque solo es posible hacer cábalas sobre la cantidad de deuda que comprará el BCE. El banco central quiere conseguir situar su balance en tres billones, un incremento de un billón sobre su tamaño actual. Sin embargo, como las inyecciones de liquidez antiguas y las compras de activos están venciendo, tendrá que ampliar hasta 1,5 billones.

El objetivo es lograrlo a través de préstamos a cuatro años y compras de bonos garantizados o valores respaldados por activos. Pero ahora parece probable que haya que adquirir bonos corporativos y gubernamentales.

Los números deben calmar a quienes están preocupados por la compra de bonos del banco central

Determinar qué cantidad se transformará en bonos soberanos requiere más conjeturas. El BCE puede comprar entre 1,6 billones de euros de bonos garantizados, deuda respaldada por activos y bonos corporativos de alta calidad. Hay que asumir que esas compras están limitadas a un quinto del total del mercado, con el fin de evitar la distorsión de los precios. Eso implicaría adquirir 480.000 millones de euros de deuda pública.

Parece mucho en comparación con los 95.000 millones de euros de capital y reservas del BCE. Sin embargo, el riesgo sería menor de lo que parece, porque las compras seguirán el tipo de propiedad del BCE. La deuda emitida por los países más endeudados de Europa, Grecia, Italia y Portugal ascendería a 14.000, 84.000 y 12.000 millones de euros, respectivamente, –menos de la cantidad comprada durante la crisis de 2010-2012–.

Los números deben calmar a los preocupados por la medida. Por desgracia, también sugieren que el impacto puede ser limitado para las economías más débiles, donde la baja inflación y las elevadas primas de riesgo soberano han elevado el coste real de la deuda. Como siempre, la política monetaria en la zona euro se debe a un compromiso.

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