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Tecnología vestible y ‘big data’ para una medicina más eficaz

‘Wearables’, ¿los nuevos vigilantes de la salud?

El colchón de la empresa Dependentex lleva varios sensores para controlar si la persona monitorizada está acostada.
El colchón de la empresa Dependentex lleva varios sensores para controlar si la persona monitorizada está acostada.

Los wearables, la tecnología incorporada en la ropa y complementos para monitorizar la salud, y el análisis de grandes cantidades de datos, el llamado big data, pueden resultar un arma perfecta para lograr una medicina mucho más eficaz, individualizada y preventiva, y a menor coste que la actual, según los organizadores del I Congreso Nacional de Wearables y Big Data en Salud, celebrado ayer en Madrid. Según explicó Carlos Mateos, director de ComSalud y coordinador del evento, “los relojes y pulseras inteligentes que controlan las pulsaciones, el ejercicio físico, las calorías e incluso las pautas del sueño”, son la última gran apuesta de las grandes marcas de electrónica, telefonía y deporte. “Entre sus aplicaciones se encuentran”, dijo, “la mejora del rendimiento físico o el control remoto de pacientes crónicos o dependientes”.

Durante el congreso se presentaron dispositivos vestibles desarrollados en España. La empresa Dependentex mostró un colchón con sensores que detectan si la persona monitorizada está acostada, lo que es especialmente útil en atención domiciliaria, y la camiseta Elisa, que lleva integrados dos sensores que recogen información cardiaca de la persona como si se tratara de un pulsómetro. Otros dispositivos mostrados fueron un reloj que mide la glucosa de manera constante sin necesidad de punciones y un termómetro por infrarrojos para niños que se conecta a la entrada del auricular del móvil y con una app gratuita mide la temperatura, genera un histórico, envía las mediciones telemáticamente a los padres y calcula la dosificación de medicamentos. Es un producto de la start-up sevillana Oblumi, que ha fabricado 500 unidades para testarlo y ahora busca financiación para su comercialización. 

Termómetro de Oblumi que se conecta al móvil.
Termómetro de Oblumi que se conecta al móvil.

La empresa Zerintia presentó igualmente los resultados del proyecto Emertech, que utiliza las Google Glass para transmitir información en tiempo real sobre emergencias, con el apoyo también de drones. Esta compañía está desarrollando un programa basado en este tipo de gafas inteligentes y en pulseras wearables para ayudar a los profesionales sanitarios en el control de epidemias como el ébola. “Podemos disponer de un visionado en tiempo real del enfermo, ayudar en la aplicación de tratamientos, acceso a información crítica o apoyo en la retirada de traje de protección”, dijo Pedro Diezma, responsable de Zerintia. También tiene prevista la monitorización de pacientes o personas en riesgo de contagio con pulseras para seguir en tiempo real sus constantes. A través de sensores se podrá conocer la temperatura, el pulso, el oxígeno, la actividad electrodérmica o el estrés y fijar alarmas.

Análisis de datos

Otra forma de controlar la propagación de epidemias es el análisis de las grandes cantidades de datos proporcionado por las conversaciones en redes sociales, según los expertos reunidos en el congreso. A través de la geolocalización de miles de mensajes y de búsquedas en internet se pueden detectar los riesgos de expansión de un virus, lo que permite a las autoridades sanitarias tomar medidas preventivas. Ya existen programas activos en el caso de la gripe y la malaria. IBM, que participó en el congreso, anunció que empleará el big data para analizar la propagación del virus en Sierra Leona mediante el cribado de mensajes de texto y llamadas telefónicas.

En España, la unión del big data y los wearables se está llevando a cabo en algunos centros sanitarios. En el congreso se presentaron los resultados del proyecto Prevengo, desarrollado por el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, en colaboración con Sanofi, para el tratamiento de la obesidad infantil. El programa consta de un sistema de telemedicina, un entrenador de salud que se comunica con ellos digitalmente y una pulsera inteligente para monitorizar el ejercicio físico que hace tanto el niño como su familia.

Dron de Zerentia para emergencias.
Dron de Zerentia para emergencias.

Otras posibilidades del big data que también se han mostrado en el congreso son la mejora de la gestión sanitaria, la detección de riesgos futuros y la investigación biomédica. Un ejemplo, explicaron, es el resultado logrado por un equipo de investigadores españoles liderados por el grupo de genómica computacional del Barcelona Supercomputing Center, con un nuevo método computacional que hace posible la detección rápida, precisa y sencilla de los cambios genómicos responsables de la aparición y progresión de tumores.

“No estamos ante una moda más, sino ante un cambio de paradigma", señaló el neurólogo Ignacio Hernández. Según este doctor, adjunto a la dirección ejecutiva del Instituto Ramón y Cajal, vivimos en una economía de datos "y el análisis masivo de información permite que los ordenadores vean allí donde el ser humano no ve. La información médica se duplica cada cinco años y a los médicos nos cuesta cada vez más estar actualizados. El big data nos va a llevar a una medicina basada en la evidencia y esto es disruptivo”. 

Ante tanto avance tecnológico y con el boom de los wearables, Mateos lanzó dos preguntas a los asistentes: "¿Nos convertiremos en cyborgs? porque es cuestión de tiempo que haya mucho de estos dispositivos en la calle. Y ¿cómo debemos de utilizarlos para mejorar la asistencia sanitaria?". En su opinión, todas estas tecnologías van a permitir que el paciente tome las riendas de su salud y la comparta con su médicos. "Vamos hacia el empoderamiento de los pacientes", añadió.

La voz crítica en el congreso fue la del doctor Julio Mayol, del Hospital Clínico de Madrid. Este reclamó una "reflexión profunda" sobre el uso de todos estos avances tecnológicos, pues “estamos convirtiendo a la gente en esclavos de los datos; en obsesivos compulsivos”. Según Mayol, aunque las empresas venden los wearables como dispositivos que contribuyen a  que la gente "tenga hábitos más saludables”, muchas veces, subrayó, están “fomentando la vigorexia, midiendo cuántos kilómetros corremos”.

Otro punto crítico al que se hizo referencia durante el evento es la seguridad asociada a la transmisión de los datos médicos, dada la sensibilidad de los mismos.

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