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Por qué debe una empresa contratar a un militar

¿Qué puede aportar un militar a tu empresa? ¿Te has planteado en alguna ocasión los beneficios de contar en tu equipo con alguien relacionado con las Fuerzas Armadas? En Francia, anualmente, más de 15.000 soldados pasan del Ejército al ámbito empresarial privado.

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España cuenta, desde el año 2012, con un programa para que militares en activo puedan trabajar en cualquier pyme y aportar sus conocimientos al ámbito privado. El SAPROMIL, aunque es un avance, se encuentra lejos en cuanto a resultados de otros países de nuestro entorno, que facilitan en mayor medida el paso de militares a empresas privadas. En Francia, por ejemplo, más de 15.000 militares cruzan la línea, en este caso no la enemiga, para pasar al ámbito privado. Pero ¿qué pueden aportar? ¿En qué sectores empresariales tiene más sentido la presencia de militares? Analizamos con la Subidrección General de Reclutamiento y Orientación Laboral del Ministerio de Defensa las razones por las que una pequeña y mediana empresa debe contar con un militar en sus filas.

¿Por qué una empresa debe contratar a un exmilitar? ¿Qué valores relacionados con el Ejército puede aportar a una empresa?

El personal militar que hoy forma parte de las Fuerzas Armadas dispone de una formación y una experiencia difícilmente alcanzable por otras colectividades, perfectamente válida y continuamente actualizada en campos de actividad muy específicos.

Estas capacidades profesionales, además de ser perfectamente compatibles con las necesidades de las empresas, aportan un valor diferencial en comparación con otros posibles candidatos provenientes de otras áreas del ámbito laboral.

Creemos que su hábito de trabajar en grupo, de adaptarse a grupos heterogéneos, de responder en entornos hostiles; su concepto de liderazgo, tanto a la hora de dirigir como a la hora de demostrar lealtad al líder, o su disciplina en el respeto de las normas son valores militares que suponen un alto valor en el desempeño de un puesto de trabajo

No obstante, el programa de aprovechamiento de capacidades profesionales de personal militar (SAPROMIL), puesto en marcha en el año 2012, no propone la contratación de exmilitares, sino de militares en situación de actividad que están actualmente desempañando puestos de trabajo muy diversos.

¿Qué tipo de empresas suelen demandar profesionales que hayan estado relacionados con las Fuerzas Armadas?

Principalmente aquellas que desarrollan productos o servicios relacionados con la seguridad o la defensa.

Esto abarca un amplísimo espectro de áreas profesionales. No solo hablamos de empresas directamente dedicadas a la fabricación de piezas o armamento; los sectores de la logística, la ingeniería, o el transporte también se han dirigido a nosotros para interesarse por nuestro personal militar.

¿Qué porcentaje de militares conocen que hayan decidido pasarse al sector de la empresa privada?

En determinados sectores hay una participación de personal militar muy amplia. En empresas de seguridad o en las Direcciones de Seguridad de grandes empresas, la participación de personal militar alcanza porcentajes significativos. En compañías aéreas y en compañías navieras también había, aunque ahora es mucho menor, una enorme participación de personal militar.

Pero estos son datos de hace unos años. Recientemente, como consecuencia de la situación del empleo en España, el número de militares que se desvincula de las Fuerzas Armadas para acceder al sector privado es más reducido.

¿Es común en España este paso en comparación con otros países europeos? ¿Y a nivel mundial?

En España la decisión de desvincularse de las Fuerzas Armadas e iniciar una trayectoria profesional distinta de la militar no ha sido tradicionalmente un paso habitual. La mayoría de los militares siempre han concebido la profesión militar como algo vocacional que implicaría una vinculación permanente de las personas.

Además, nuestra normativa específica en materia laboral, no se ha desarrollado en la línea de favorecer o fomentar este tipo de actuaciones. El Ministerio de Defensa nunca ha “acompañado” a sus profesionales en las acciones de desvinculación hasta la puesta en marcha de SAPROMIL.

Paradójicamente, hace 20 años, como consecuencia de un entorno laboral en la sociedad española totalmente diferente al actual, el tránsito de personal militar a otras actividades laborales arrojaba unas cifras muy elevadas. Como consecuencia de ello, se endureció la legislación que afectaba a personal militar para restringir este tránsito. (El caso más claro fue el del acceso de pilotos a compañías aéreas.)

En países de nuestro entorno y que guardan similitud con nuestro modelo social, los programas que fomentan la desvinculación de las Fuerzas Armadas, tienen más tradición y más calado que en España.

Nuestro programa SAPROMIL ha utilizado como modelos, programas similares de estos países. El programa francés “Defénse Mobilité” es un ejemplo de la solidez y la utilidad de estas iniciativas. Allí, debido a una legislación más adecuada, a un entorno empresarial vinculado a la defensa mucho más robusto, a una estrategia más ambiciosa del programa de desvinculación y a unas inversiones muy superiores a las nuestras, las cifras de personal militar participante en el programa son superiores a los 15.000 profesionales anuales.

¿A qué tipo de trabajos es más común que acceda un militar cuando decide dar el salto a la empresa privada?

No hay un perfil homogéneo al que estén accediendo los militares. Las capacidades profesionales son tan variadas que no es posible concretar áreas de actividad más proclives a los gustos del personal militar. No obstante, como ya se ha mencionado, el ámbito laboral de productos y servicios relacionados con la seguridad y la defensa es el más familiar y, por tanto, el ámbito en el que más cómodo se encuentra el profesional militar. El espectro profesional y técnico que abarca los miembros de la Fuerzas Armadas Españolas es muy amplio, propio de los recursos tecnológicos y materiales que utilizan y del entorno de actuación de las mismas. Las aeronaves y sus medios aéreos de control y comunicaciones, navales, terrestres, armamento, logística, transporte, vestuario, alimentación, mantenimiento de equipos e instalaciones son algunos de los principales sectores de actividad en los que las FAS desempeña sus principales cometidos.

Lo que sí podemos afirmar es que hay determinadas características que se valoran más que otras a la hora de tomar la decisión de acceder a puestos de trabajo en la empresa privada, y esas son la estabilidad, la confianza en la empresa o la ubicación geográfica. No hay que obviar que el militar de carrera es personal permanente de la Administración General del Estado. En la mayoría de los casos, esa situación de estabilidad y seguridad solo se cambiará cuando las circunstancias del posible puesto de trabajo sean similares a las de la situación laboral que se deja

¿Qué puede aportar un militar a la gestión de equipos?

Una de las características de la formación del personal militar es su formación como líderes. El personal de carrera, en cualquiera de los empleos que ha podido desempeñar, ha estado integrado, en todos los casos, a un equipo, y en algunos de ellos ha tenido que liderarlo.

Esa formación y esa experiencia le ha capacitado para saber valorar la importancia del equipo, para contribuir a un ambiente de trabajo constructivo, para seguir al líder y ayudarlo en la consecución de los objetivos marcados o, en los casos en los que él ha sido el propio líder, para elegir el tipo de liderazgo necesario para fomentar las capacidades de sus subordinados en beneficio del objetivo a alcanzar.

¿Y para una empresa que se encuentre en expansión internacional, qué puede aportar un exmilitar?

La gran mayoría del personal militar en activo ha tenido la ocasión de participar en misiones de paz y seguridad de carácter internacional o ha estado destinado en Cuarteles Generales de organismos multinacionales, principalmente NATO y EU.

Graduando las capacidades que se desarrollan en estos ámbitos laborales, de más obvias a menos obvias, debemos mencionar la capacidad de trabajo en idiomas distintos del español, en entornos de trabajo diferentes a los habituales, subordinados, en muchos casos, a mandos de otras nacionalidades con estilos de liderazgo y con ritmos de trabajo muy diferentes a los nuestros, utilizando herramientas tecnológicas e informáticas novedosas.

Pero además, en muchos casos ha sido necesario trabajar en entornos hostiles y de austeridad, en condiciones poco adecuadas para el desempeño de sus obligaciones. En otros, convivir y formar equipo con grupos de profesionales con costumbres totalmente diferentes e incluso con planteamientos sociales, religiosos o educativos difíciles de compaginar con los propios.

Las experiencias negociadoras en misiones como las de Afganistán, en donde el Ministerio de Defensa ha estado participando durante 12 años, han proporcionado una formación y una experiencia que es muy difícil de obtener en los puestos de trabajo disponibles en el ámbito nacional.

Estas vicisitudes, puestas en práctica en entornos reales, han robustecido las capacidades profesionales del personal militar beneficiando, por un lado el desempeño de su trabajo, pero también, preparándolo en el ámbito personal y psicológico para desenvolverse en entornos poco atractivos, desde el punto de vista de la seguridad.

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