El directivo no lo tiene fácil
Isidro Fainé: "Lo importante del líder no es lo que hace, sino cómo lo hace" Antonio Brufau: “Hay que desterrar lo de ‘hagamos lo que sabemos hacer’
La necesidad de aprender nunca se acaba, y menos para un líder global. Por tanto, es necesario llevar la educación continua hasta su máximo nivel. Son palabras del presidente de La Caixa, Isidro Fainé, para quien el conocimiento es infinito y está en constante evolución. La finalidad no es otra que conquistar el nuevo contexto global.
Pero además todo apunta a que se camina hacia un nuevo paradigma empresarial, donde se necesita recuperar una nueva manera de tomar decisiones que incluya una perspectiva moral que afecte a todas las disciplinas y especialidades, opina Fainé, que también preside la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE). Esta organización ejerció de anfitriona en Sevilla de más de 2.000 gestores y profesionales de la empresa. El congreso tuvo este año como lema La globalización del directivo.
El directivo, por tanto, no lo tiene fácil. Porque para ser un líder global, como se requiere en estos momentos, en su opinión, deberá anticiparse al futuro y ser capaz de transformar la visión en una realidad, a la vez que mantener un equilibrio entre trabajo, familia, amigos, salud y vida privada.
El líder global es aquel que además tiene la empatía como cualidad prioritaria. Los actos de este profesional afectan a los sentimientos de los empleados, pues estimulan el espíritu de pertenencia a la empresa. Incrementa, según Isidro Fainé, el potencial de los equipos, fideliza a los buenos profesionales y motiva al resto de trabajadores. “Lo importante del directivo líder no es lo que hace sino cómo lo hace. Es evidente que cuanto mejor sea el estado de ánimo de los directivos, mayores son las posibilidades de mejora de los resultados”, asegura el presidente de la entidad bancaria.
Además es aquel que crea empresas con una gran reputación externa, esto es, son honrados con el trato con los clientes, transparentes en la información, aportan al mercado productos y servicios útiles, son asistidos por un buen gobierno corporativo y respetan la dignidad de las personas. El presidente de CEDE, institución que aglutina a 43 entidades y 142.000 directivos, anima a los nuevos líderes a no transmitir incertidumbres, más bien al contrario, a sembrar certezas y sosiego en el trabajo impulsando los cambios y gestionando los conflictos. “Además, tiene una fuerte autoconciencia emocional que refuerza la confianza en sí mismo y el autocontrol”.
Eso no es todo. Ha de nutrir, agrega Fainé, la individualidad de todos sus empleados con retos personales que potencien no solo sus iniciativas sino también la agudeza de entendimiento y la sutileza para saber interpretar con acierto. Porque toda esta manera de proceder ayuda a construir empresas con estructuras simples y flexibles, capaces de alcanzar cualquier reto, que se guían por referencias mundiales, que reinvierten un porcentaje de sus beneficios y que son capaces de aunar talento y experiencia de personas de diferentes culturas y procedencias. Para ello es necesario desmitificar el concepto de la globalización, de manera que se pueda hacer negocios a una distancia de 30 kilómetros o de 30.000. No hay que tenerle miedo a la distancia, sobre todo si esta ofrece oportunidades, asegura el consejero delegado de Abertis Infraestructuras, Francisco Reynés. “En España no hay genios, pero tampoco en Estados Unidos, lo que hay es que no tener miedo a salir fuera y afrontar proyectos”.
Porque la única ventaja competitiva es la que deriva de la cultura y de los valores. Y los directivos españoles, así lo cree Fernando Ruiz, presidente de Deloitte, están, al igual que lo están las escuelas de negocios –Esade, IESE e IE Business School–, entre los mejores del mundo. El problema, advierte, es el que se vive en la FP y la falta de recursos para desarrollar en la industria. “Tenemos un bajo nivel de industrialización, y necesitamos que haya más industrias, que se incremente el porcentaje en investigación y desarrollo”. En el congreso de CEDE también se abrió un debate intergeneracional, al que se invitó a 300 jóvenes, donde se concluyó que la internacionalización y la búsqueda de trabajo fuera de las fronteras españolas serán la clave para el desarrollo empresarial de las nuevas generaciones, o lo que es lo mismo, los futuros líderes empresariales. Así, el veterano y vicepresidente del consejo de administración de Telefónica, Julio Linares, recomendó a los jóvenes que “siempre aspiren a lo mejor, y nunca pierdan la esperanza porque las oportunidades siempre llegan”, además de asegurarles que “aunque lo más importante es que tengan ambición y metas, hay que disfrutar cada día de lo que hacen”. Sobre esto mismo ahondó Raúl Grijalba, presidente de Manpower Group, quien señaló que “la colaboración entre las distintas generaciones es la que llevará al desarrollo del mejor talento dentro de las empresas”.
Para el presidente de Indra, Javier Monzón, es prioritario entender el entorno y definir cuál es la ventaja competitiva. Y considera que es necesario apostar por el sector industrial, que es el que genera empleo estable cualificado. “Hay que sumarse a la tercera ola de industrialización. Necesitamos una agenda digital más intensa y reforzar la vocación de los profesionales que se dedican a las ciencias y a la tecnología”, señaló Monzón, quien afirmó que el 60%de los alumnos estudian ciencias sociales y humanidades y tan solo el 20% cuenta con conocimientos científicos y técnicos.
Otra cualidad a destacar, según el presidente de KPMG, John M. Scott, es la importancia de promover las ideas, para que la gente siga siendo creativa. “Lo que hay que hacer es promover la diversidad, se necesitan ingenieros, además de ser ágiles gestionando, que será lo que nos lleve allí donde haya negocio”. Para Antonio Brufau, presidente de Repsol, los gestores tienen que ver los cambios y la tecnología como una oportunidad, además de asumir riesgos. “Hay que desterrar lo de hagamos lo que sabemos hacer, hay que anticiparse a lo que demanda la sociedad”.
Así lo hizo el presidente de Freixenet, José Luis Bonet, quien aseguró que la compañía catalana es líder en la venta de cava porque “comenzamos a exportar, salimos a conquistar el mundo, en los años 80, nos hemos adelantado, y los directivos no deben temer salir al extranjero. Nosotros lo hicimos y se puede”. En eso también fue tajante el abogado Antonio Garrigues: “El directivo tiene que mirar ahora el globo terráqueo, hay que pedirle conocimiento geopolítico del mundo. Nuestro límite no puede ser Europa, podemos hacer cosas en África y en todo el mundo”.