Vía de escape para el sector del transporte
Los profesionales se alejan de la compra y externalizan su movilidad
Dicen los entendidos que uno de los mejores instrumentos para tomar el pulso a la economía de nuestro país son los contratos de renting que realizan las empresas, principalmente cuando se trata de pequeñas corporaciones.
Por ello, congratula a todos los actores del sector conocer datos como el aumento, en los primeros meses de este año, de las matriculaciones de vehículos industriales para flotas.
Dicho incremento significa que la mayoría de pymes empiezan a mover su actividad tras el parón y que necesitan soluciones de movilidad. A este hecho se le une también el cada vez mayor calado de la fórmula de renting y leasing entre las empresas, ya que poco a poco los precios se racionalizan y las ventajas fiscales impulsan su auge.
Los datos de la Asociación Española de Renting de Vehículos (AER) reflejan que, hasta el 30 de septiembre, han sido casi 19.000 los vehículos industriales matriculados bajo la fórmula del renting. El pasado año fueron apenas 14.000 unidades. Dentro de este grupo se encuentran furgonetas, camiones y todo tipo de vehículos especiales dedicados a una actividad empresarial.
Hasta septiembre, hay 19.000 vehículos comerciales en régimen de renting
Desde Arval explican que “el operador de renting es un aliado en la elección de la herramienta de trabajo más importante para muchos autónomos” y añaden que “la pérdida de valor de las furgonetas, por ejemplo, tampoco será un problema, ya que no hay que asumir su venta”. Además, a la lista de ventajas hay que incluir que “si no se invierte en compra, fluirá el cash para los objetivos empresariales”, apuntan.
Pero si algo tienen claro las compañías de leasing y renting es que en una situación de todavía cierta inestabilidad, las fórmulas ofrecidas a sus clientes deben ser lo más flexibles posible. Desde LeasePlan, por ejemplo, proponen contratos moldeables a cada momento o finalizaciones sin penalización. “Lo idóneo para reducciones temporales de la actividad o compañías estacionales”, afirman.
Clientes en busca del eléctrico
Era noticia hace algunas semanas: la almendra central de la ciudad de Madrid quedará cerrada al tráfico rodado. Como la capital, otras tantas ciudades empiezan a limitar el acceso a los coches, una situación que complica el trabajo de los profesionales de repartos, suministros o servicios. ¿Cómo solventarlo?
Desde la compañía Alphabet cuentan que “ya son muchos los clientes que se interesan por flotas de vehículos industriales, pero eléctricos, que se prevé que sí tendrán acceso”, una solución que además resulta altamente rentable ya que el coste de mantenimiento es menor para el cliente.
En Alphabet, la flota media de los usuarios de industriales comprende 17 vehículos y sus clientes tipo trabajan en sectores como la construcción, repartos o catering, “empresas que no pueden quedarse paradas por problemas de movilidad”.
Las marcas fabricantes de vehículos también creen en el cliente industrial. Por ello, apuestan por ofrecer servicios de renting. Este es el caso de Nissan Empresas, un servicio que ofrece el tipo de vehículo más adecuado a cada ocasión y que incorpora también nuevos modelos como furgonetas eléctricas.
No solo furgonetas: ambulancias, camiones frigoríficos, de residuos...
Si pensamos en una flota de vehículos industriales, pocos podrán imaginar que dentro de este grupo entran otro tipo de soluciones que conviven en nuestras carreteras.
Quizá no sepan que, por ejemplo, el servicio madrileño de ambulancias Samur y el ofrecido por la Comunidad de Madrid, Suma, son en realidad una importantísima flota de vehículos altamente equipados que actualmente gestiona la compañía Fraikin.
“En el caso de las flotas sanitarias, nosotros nos encargamos de todo: equipamiento, material, accesorios…”, explica Juan Pedro Calderón, director de marketing de la compañía.
Pero Fraikin cuenta en su catálogo con otro tipo de vehículos especiales, como camiones frigoríficos o para el tratamiento de residuos urbanos. “No hay prácticamente actividad que no se pueda externalizar”, apunta. “Lo importante –añade con rotundidad– no es la posesión de un camión o de una ambulancia, sino el uso que se le da”.