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Rajoy amenaza con vetar un acuerdo

El gran pacto europeo sobre energía, en manos de España

Detalle de un gasoducto en la localidad eslovaca de Velke Kapusany cerca de la frontera con Ucrania en Eslovaquia.
Detalle de un gasoducto en la localidad eslovaca de Velke Kapusany cerca de la frontera con Ucrania en Eslovaquia.EFE

A veces, los grandes acuerdos internacionales encallan en el punto más inesperado. Así puede ocurrir con el acuerdo sobre reducción de emisiones de CO2 (40% menos en 2030 en relación con 1990) y energías renovables (27% del total consumido), unos objetivos que la UE espera cerrar la próxima semana en una cumbre europea en Bruselas.

Tras varios meses de negociaciones, la UE confía en superar los últimos y numerosos obstáculos. Pero el esperado acuerdo corre el riesgo de estrellarse en el último momento contra el hartazgo de España por la siempre anunciada y nunca cumplida interconexión energética de la península ibérica con el resto del continente. El veto español repercutiría, además, en las negociaciones a nivel mundial sobre cambio climático que deben proseguir en 2015.

Fuentes diplomáticas advierten de que el Gobierno de Mariano Rajoy, con el decidido apoyo del primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, frenará el acuerdo previsto la cumbre europea (23 y 24 de octubre) si no se garantiza la mejoría de la interconexión eléctrica y gasística a través del Pirineo.

Madrid y Lisboa, según esas fuentes, ya no se conforman con que las conclusiones de la cumbre reiteren, como hacen desde 2002, el objetivo de aumentar la interconexión eléctrica hasta el 10% del consumo. Una meta que, según la Comisión Europea, se va a incumplir entre España y Francia.

El borrador de las conclusiones de la cumbre repite ese objetivo e, incluso, lo eleva al 15% para 2030. Pero España quiere que los objetivos vayan acompañados de compromisos y medidas concretas que permitan superar el aislamiento energético de España.

El gran obstáculo para lograrlo sigue siendo Francia, un país que es el mayor exportador de electricidad del mundo y con una red muy bien integrada con todos sus vecinos... salvo con España.

Los proyectos anunciados o en marcha permitirán que Francia alcance en 2020 el objetivo del 10% de interconexión pactado en la cumbre europea de Barcelona en 2002. El único mercado con el que no logrará ese nivel, según el último informe del departamento de Energía de la Comisión, será el español.

Rajoy intentará poner fin a esa excepción. Y parece contar con varias bazas a su favor. En primer lugar, la posibilidad de vetar un acuerdo que la canciller alemana, Angela Merkel, quiere cerrar cuanto antes y que esperan con ansiedad los grandes operadores energéticos del continente (como la eléctrica alemana Eon).

París también es parte interesada en la cumbre de la semana que viene. No tanto por unos objetivos que acepta con cierta resignación (en particular el de las energías renovables) como por su interés diplomático en el resultado de la cumbre. El gobierno francés será el año que viene el anfitrión de la cumbre mundial sobre climático y la cita podría ser un fracaso si Europa se presenta sin un acuerdo sobre su propia política energética.

Por último, España podría contar con la colaboración financiera de Bruselas para convencer a Francia de la necesidad de borrar del mapa una de las últimas fronteras energéticas del continente. El presupuesto de la UE tiene reservados 5.850 millones de euros para proyectos transeuropeos de energía. La participación del Banco Europeo de Inversiones también parece garantizada. Y el plan de inversiones anunciado por el presidente electo de la Comisión, Jean-Claude Juncker, destinará a energía una buena parte de los 300.000 millones de euros que espera movilizar.

España, en cambio, no parece que vaya a poder beneficiarse en exceso del nuevo mecanismo de solidaridad energética que Bruselas pretende crear a partir del mercado de emisiones. El borrador de conclusiones de la cumbre europea prevé repartirlo, sobre todo, e entre los países con menos PIB per cápita. Un criterio que pretende satisfacer a Polonia, el país que más se resiste a reducir las emisiones de CO2.

Gas a cambio de electricidad francesa

“España es uno de los países de Europa con mayor diversidad de suministradores de gas”, señala el informe sobre infraestructuras energéticas publicado este lunes por la Comisión Europea. En 2012, añade el informe, fue el único país que importó más gas a través de sus regasificadoras (seis) que a través de gasoductos. Y en los últimos años, remata la CE, España ha servido como plataforma de reexportación de gas hacia el resto de Europa. Toda esa capacidad, sin embargo, se encuentra infrautilizada porque España apenas dispone de interconexión gasística con Francia, a través del paso de Larrau, en Navarra.

El mismo problema afecta al sector eléctrico, pero en sentido inverso, porque España desearía tener mayor capacidad de importación desde Francia como respaldo imprescindible al desarrollo de las fuentes de energías renovables.

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