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Radiografía de las filiales en el extranjero

Las empresas españolas dan el salto definitivo al exterior

Filiales españolas y extranjeras
Alejandro Meraviglia

La demanda exterior ha sido el eje sobre el que se ha sostenido la economía española en los seis años de crisis iniciados con la caída de Lehman Brothers. El número de empresas exportadoras ha crecido exponencialmente, ante el frenazo del consumo de los hogares y de la inversión empresarial en el citado periodo. El aumento de las ventas al exterior se ha visto acompañado por un incremento del número de filiales españolas en el extranjero. En 2010, esa cifra alcanzó mínimos con 3.856 compañías y posteriormente creció con fuerza en 2012, hasta llegar a las 4.550 filiales, según la estadística hecha pública por el INE. Se trata de un incremento del 18% en tan solo dos años y es una muestra de la necesidad de abrirse a nuevos mercados ante un escenario complejo en la coyuntura nacional.

Un crecimiento que es coherente con el proceso de internacionalización de las grandes empresas españolas, cuyas cuentas de resultados cada día dependen más del negocio en el exterior. Un buen ejemplo es el Banco Santander, en el que el 93% del beneficio procede ya de mercados exteriores. España se ha convertido en uno de los países con menos relevancia desde el punto de vista de las ganancias , con apenas un 7%, la mitad del porcentaje que tenía en 2012.

Una primera aproximación a la estadística del INE muestra las diferencias existentes entre las empresas españolas a la hora de iniciar la aventura en el exterior, bien a través de las exportaciones o mediante la creación de una filial en el extranjero. Las cifras de intercambios comerciales muestran como el 50% de las exportaciones se dirigen a la zona euro, con una gran concentración en cuatro mercados (Francia, Alemania, Portugal e Italia), que absorben el 40% de las ventas.

Todo lo contrario que en el caso de las aperturas de filiales en el extranjero. De las 4.550 delegaciones, tan solo 1.250 (un 27,3% del total) están dentro de la zona euro. Los mercados emergentes de América concentran mayoritariamente el interés de las empresas españolas, con 1.767 filiales (un 38,8%). En la clasificación de los diez países que más atractivo tienen entre las empresas españolas, cinco son americanos (EEUU, México, Brasil, Argentina y Chile) y uno es de Europa del Este (Polonia). Los otros cuatro son Portugal, Francia, Reino Unido e Italia.

Industria manufacturera y automoción son los dos sectores a los que pertenecen las empresas más activas a la hora de ampliar su negocio en el exterior, con 881 y 738 filiales, respectivamente. En tercer, cuarto y quinto lugar aparecen información y comunicación, con 481 delegaciones, ingeniería civil, con 324 y construcción especializada con 279. Tres sectores muy ligados a los servicios y que demuestran la pujanza de las exportaciones de servicios de España frente a la debilidad experimentada por las mercancías.

El INE también constata el atractivo que ha ganado España para las multinacionales extranjeras, en gran medida por el abaratamiento de la mano de obra y de los precios. En 2009 había registradas en España 8.064 filiales extranjeras y esa cifra fue creciendo año tras año hasta alcanzar un máximo histórico en 2012, con 9.655 delegaciones. Esas compañías, en su gran mayoría multinacionales, proceden de la zona euro (un 60,2% del total), con un protagonismo muy importante de tres países: Alemania (1.499 filiales), Francia (1.375) y Países Bajos (978).

Lo que no ha cambiado es la fuerte concentración de empresas extranjeras en Madrid y Cataluña, con 3.761 y 3.242 compañías, respectivamente. Amucha distancia aparece ya Comunidad Valenciana (499) y País Vasco (424). En cualquier caso, el aumento de las empresas españolas en el exterior y de las extranjeras en España no se ha visto acompañado de un avance similar en términos de empleo. Buena prueba de ello es que las empresas españolas con filiales en el exterior empleaban a finales de 2012 a 704.121 personas, el mínimo desde 2009, pese a que el número de empresas ha crecido un 18% en ese período.

Por su parte, las firmas extranjeras asentadas en España emplearon al mismo número de personas entre esos dos ejercicios, pese a que el número de filiales creció en 1.000 unidades en dos años y a que la cifra de negocios creció un 7% entre 2010 y 2012.

El impacto de la crisis en los flujos migratorios

No solo las empresas han tenido que ajustarse a las nuevas condiciones del mercado, sino que los trabajadores también han tenido que adaptarse a unas nuevas circunstancias que han provocado un giro de 180 grados en los flujos migratorios que recibía España. Así lo constata un estudio elabora por el servicio de estudios del Banco de España, que revela el profundo cambio experimentado en el saldo migratorio de la economía española. “Si con anterioridad, España destacaba por recibir unos flujos de inmigración muy elevados, que llegaron a alcanzar alrededor del 2 % de la población total en un solo año, desde 2010 el saldo migratorio se ha vuelto negativo y en 2013 el número de emigrantes ha superado el medio millón de personas”.

De esa última cifra, la mayor parte corresponde a extranjeros residentes en España, si bien los españoles están empezando a mostrar cada vez una mayor propensión a emigrar. De este modo, subraya el informe, “parecen responder de manera similar a los factores que influyen en la emigración de los extranjeros (tasas de desempleo en la región de origen y en el país de destino)”.

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