¿Podría Madrid cerrar el paso a Edimburgo?
Si Escocia se independizara, España o cualquier otro país de la UE no tendría fácil frenar el arranque del proceso de adhesión al club, sobre todo, si Edimburgo cuenta con el apoyo de Londres. En la recta final, en cambio, todos los socios disponen de derecho de veto, lo que sembraría de incertidumbre el calendario de ingreso o, incluso, si llegaría a producirse. La vía más rápida de ingreso, la del artículo 48 del Tratado de la UE (nunca utilizada), no necesita la unanimidad de los 28 socios para ponerse en marcha. La solicitud de Edimburgo debería aprobarse por mayoría simple en el Consejo de la UE, donde están los 28 gobiernos.
El camino habitual para las negociaciones de adhesión, marcado por el artículo 49, sí que requiere la unanimidad para abrir el proceso. En este caso, cualquier país podría oponerse. Sin embargo, la valoración, probablemente, dependería del clima político entre Londres y Edimburgo, pues difícilmente podrían negarse el resto de capitales a iniciar un proceso pactado entre las dos partes.
El precedente más reciente es Kosovo que, desde julio, negocia con Bruselas un Acuerdo de Asociación y Estabilización, antesala de su posible ingreso en la UE. Las negociaciones se han puesto en marcha a pesar de que varios países, entre ellos España, ni siquiera han reconocido la independencia de la antigua provincia de Serbia. Bruselas lleva semanas dándoles vueltas a todos estos escenarios, aunque los sondeos previos al referéndum de Escocia apuntan a una victoria del No a la independencia.
Tras numerosos seminarios, el único punto de acuerdo parece ser que el nuevo Estado debería negociar, si lo desea, la adhesión a los organismos internacionales. El ritmo y la vía de negociación es objeto de diversas interpretaciones.