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Son el lugar preferido por los españoles para pasar el tiempo libre

Los restaurantes y bares ganan por goleada a las actividades culturales

Solo tres de cada diez familias pagaron dinero en 2013 por ir a museos o ver espectáculos Más del 95% del presupuesto de los españoles destinado a ocio se gastó en hostelería

Thinkstock
Manuel G. Pascual

Una de las facetas de la cultura española que más maravilla a los extranjeros es el buen ambiente que suele haber en los bares y restaurantes, independientemente del día o la época del año. A ello ayuda el hecho de que España cuenta con más establecimientos que ningún otro país europeo (unos 280.000, lo que equivale a uno por cada 146 habitantes).

Las cifras confirman también que su uso y disfrute está muy arraigado: ir a tomar una cerveza o salir a cenar son las actividades de ocio favoritas en España. Concretamente, las familias destinaron una media de 2.375 euros en 2013 a la hostelería, según datos recogidos en un estudio elaborado por la consultora estratégica y financiera AIS. La cifra es llamativa, sobre todo teniendo en cuenta que, siguiendo las conclusiones del mismo estudio, los hogares se gastaron unos 2.480 euros en su tiempo de ocio. Es decir: supuso más del 95% de la inversión en actividades lúdicas (sin contar los viajes o escapadas).

La asistencia a espectáculos (cine, teatro, conciertos, etcétera) y la visita de museos queda muy por detrás en el orden de preferencias. Solo tres de cada diez familias pagaron el año pasado por disfrutar de este tipo de entretenimiento. Y quienes lo hicieron le dedicaron un desembolso medio anual de unos 300 euros por hogar, un 1,2% menos que el año anterior.

Vascos y navarros, los más ‘fiesteros’

Los gustos y costumbres no son los mismos en todo el país. Las familias que más dinero dedicaron el año pasado a actividades culturales fueron las valencianas y catalanas: los primeros destinaron 560 euros; los segundos, 465. En el otro lado de la moneda quedaron los extremeños, con 125 euros, y canarios (200 euros).

En cuanto a la hostelería, navarros (3.125 euros) y vascos (2.800 euros) fueron los que más se prodigaron en bares, restaurantes y cafeterías, mientras que los extremeños, con un gasto medio de 1.500 euros, fueron los menos fiesteros (o los más caseros, según se mire) del país.

El informe del grupo AIS no es el único que certifica el poco apego que tienen los españoles por gastarse el dinero en actividades culturales, sobre todo comparado con el comportamiento de otros países de nuestro entorno. Según un estudio de la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) presentado en marzo de este año, el gasto medio per cápita en cultura en 2011 fue de 149 euros. Cifra que en el caso de Holanda ascendió a los 338 euros y en el de Noruega a 446 euros.

Menos desembolso

La consultora AIS advierte también de que en 2013 aumentó en un 3% el número de familias que decidieron eliminar de su presupuesto las actividades de ocio. Según esos datos, un 19% de los hogares no gastaron ni un euro en entretenerse fuera de casa.

El desembolso en ocio, una de las partidas que más recortan los hogares cuando ven reducidos sus ingresos, no ha dejado de caer desde la llegada de la crisis. En lo que va de década se ha reducido un 16%, según los perfiles de consumo elaborados por el grupo AIS.

Pese recortar el gasto en ocio, los españoles se resisten a dejar de salir. Basta con comparar el desembolso de las familias en bares y restaurantes (unos 2.375 euros) con el más básico de los gastos, el de alimentación (4.450 euros). Conclusión: uno de cada tres euros destinados a comer o beber se emplean en hacerlo fuera de casa.

Mientras haya bares y restaurantes no parece que se vaya a dejar de recurrir a ellos para pasar el tiempo libre. Los cines, teatros y museos tienen en la restauración un difícil competidor para atraer la atención del público.

Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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