El reto del paro de larga duración
En el mes de julio el paro registrado descendió en 29.841 personas (-0,67%) y en los últimos 12 meses acumula un descenso de 278.954 desempleados, según los servicios públicos de empleo.
En este contexto, nuestro mercado de trabajo es una de las causas esenciales de las crecientes desigualdades sociales debido a que el descenso del desempleo no beneficia a todos los colectivos por igual. En la pasada primavera un informe de la Comisión Europea y el Banco Central Europeo sobre la situación económica española alertaba de que nuestro país debía afrontar “el reto del paro de larga duración”.
Así, el impacto de la crisis económica en el mercado laboral ha producido efectos, en mayor o menor medida, entre todos los trabajadores y trabajadoras, de cualquier edad y nivel educativo pero se ha cebado con gran intensidad entre el colectivo de parados de larga duración (más de un año en desempleo), que se sitúan en 3,5 millones y que representan el 63% del total desempleados (47% en la UE), según la Encuesta de la Población Activa.
Es evidente que a los parados de larga duración aún no les han llegado los beneficios de la tan cacareada recuperación, ya que en los últimos doce meses su volumen de desempleo prácticamente permanece estacionario mientras que la cifra de paro del resto de desempleados (37%), personas con menos de un año en el paro, se reduce anualmente en un 15%.
Y lo que todavía es peor más del 40% de los desempleados de larga duración tienen más de 45 años. Cuanto más tiempo se pasa en el desempleo, más dificultades hay en volver a trabajar. En definitiva, generalmente el que entra a las listas del paro con dichas características se queda en ellas por la depreciación de su capacitación profesional.
Todos estos datos vienen a confirmar las palabras del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en su última comparecencia ante la prensa: “Los efectos no han llegado a todos los españoles, los daños de esta crisis son ingentes”. Para continuar añadiendo: “Soy consciente de que para muchos españoles la crisis no ha pasado, no soy insensible a esta situación”. Por último, el presidente del Gobierno mantuvo que “esto se ha hecho sin dejar desguarnecidos a los más débiles”.
Cualquier disminución del desempleo es siempre una buena noticia pero hay que interpretarla con mucha prudencia. Algunos tenemos una visión diferente de la situación actual del mercado laboral y entendemos que en los temas del mercado de trabajo no se deben lanzar las campanas al vuelo y hay que procurar ser sensible con aquellas personas más necesitadas. Sería deseable no caer en la complacencia ya que la recuperación aún no está lo suficientemente consolidada. En el mercado laboral quedan muchos problemas por resolver. En concreto, no hay que olvidar que en el país hay todavía más de 5,6 millones de personas en paro, lo que representa la mayor tasa de paro de la UE con el 24,5%, tras Grecia (10,2% en la UE).
El Gobierno actual como consecuencia de la aplicación de las políticas de austeridad ha dejado desguarnecidas a miles de personas en situación de desempleo sin percibir ninguna prestación económica. Hoy, cinco de cada diez personas perciben algún tipo de percepción económica. Si lo comparamos con 2011, eran siete de cada diez. Estamos hablando de una diferencia del 16% inferior en la tasa de cobertura. Solo en el último año ha descendido dicha cobertura en el 5,1%. Ello supone que si aplicásemos la tasa de cobertura del año 2011 al volumen actual de paro registrado se obtendrían 3,1 millones de beneficiarios y no los cerca de 2,5 millones actuales. Es decir, aumentarían en más de 600.000 aquellas personas que hoy se encuentran desguarnecidas por estar fuera del sistema de protección por desempleo.
Por todo ello, es una buena noticia que el Gobierno y agentes socioeconómicos negocien un acuerdo para paliar los efectos de la crisis sobre los desempleados de larga duración. La recuperación está siendo distribuida de manera muy injusta con este colectivo. Si queremos mantener la cohesión social creo que ha llegado el momento de rescatar a las personas para impedir que en España vaya creciendo todavía más las desigualdades sociales. ¿La recuperación económica debe ser un factor de homogenización o de diferenciación? Intentar responder a estos interrogantes es dar respuesta a la utilidad de la economía para resolver los problemas de las desigualdades o en cambio dejar que el mercado por si solo los resuelva.
Vicente Castelló Roselló es profesor de la Universidad Jaume I.