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Columna
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Las sanciones a Rusia yerran el tiro

La industria petrolera es un blanco fácil para las sanciones contra Rusia, pero parece que las autoridades no dan en la diana. La última ronda de sanciones de Estados Unidos restringe el acceso a la financiación para compañías como Rosneft o Novatek y elevará los costes de la misma, pero tendrá poco impacto en sus proyectos con socios occidentales. Solo una amenaza de sanciones más duras, incluso de la Unión Europea, mantendrá a la industria nerviosa.

La mayoría de las grandes petroleras occidentales tienen lazos con Rusia, bien a través de participaciones o de proyectos conjuntos. BP tiene una participación del 19,75% en Rosneft. Total posee un 16% en Novatek. Exxon pronto comenzará a perforar en el Ártico junto con Rosneft.

Las sanciones solo les complicarán la vida. Novatek genera suficiente efectivo como para asumir su gasto de capital y pagar su deuda, de acuerdo con los cálculos de Moody’s. Rosneft a primera vista parece más vulnerable, debido a una serie vencimientos. Citi estima que tendrá que repagar unos 40.500 millones de dólares hasta 2015, pero lo podrá hacer gracias a un acuerdo de prepago acordado el año pasado con China.

La mayoría de las grandes petroleras occidentales tienen algún tipo de relación con el país

Otros acuerdos de prepago que tiene Rosneft con BP o Glencore son respaldada por bancos. La amenaza de más sanciones implica que los prestamistas serán más cautelosos en el futuro, lo que elevará el coste de la financiación si las sanciones perduran en el tiempo.

La UE está evaluando otras posibles sanciones, incluidas las restricciones a la exportación de tecnología energética clave, según el Financial Times. Si esto impide que las compañías petroleras occidentales la utilicen en proyectos conjuntos, sería perjudicial. Los proyectos relacionados con el gas no se verían afectados.

Las acciones de Novatek y Rosneft han caído cerca de un 9% desde que las sanciones fueron anunciadas. BP se ha contraído menos del 2% y Total y Exxon han subido ligeramente. Puede ser el cálculo correcto frente de las actuales sanciones, pero para las petroleras, la incertidumbre aumenta el coste de hacer negocios en Rusia.

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