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Columna
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Arabia Saudí quita el velo de su mercado

La apertura de Arabia Saudí finalmente pone a Oriente Medio en el mapa de los inversores. A los extranjeros se les permitirá acceder directamente a su mercado de valores de 530.000 millones de dólares (unos 400.000 millones de euros) a partir del año que viene gracias a las reformas anunciadas el 22 de julio. Ofrece a los inversores una buena razón para prestar atención a la región más allá del petróleo y la guerra. Para ser un mercado emergente, Arabia Saudí está bien regulado, experimenta un rápido crecimiento y es más estable que la mayoría.

Los extranjeros han podido comprar en Arabia Saudí desde el año 2008 a través de la adquisición de swaps, pero son caros y carecen de los derechos de voto que conllevaría el poseer directamente acciones. De por sí, la participación extranjera en el mercado ha languidecido por debajo del 5%. Lo que ocurra a continuación puede parecerse al mercado de valores nacional de China, que otorga licencias a los “inversores institucionales extranjeros cualificados”, sujetas a un límite máximo de inversión.

Arabia Saudí eclipsa fácilmente los mercados de valores en Oriente Medio calificados como mercados emergentes por el influyente índice MSCI. Es mayor por capitalización de mercado de Egipto, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos juntos. Aunque los recientes escándalos han lastrado la reputación de la región en lo referente a la dirección corporativa, el regulador del mercado de capitales de Arabia Saudí está considerado como el mejor del grupo.

El país ofrece a los inversores una razón para prestar atención a la región más allá del petróleo y la guerra

A pesar de los riesgos, la gran atracción de Arabia Saudí es su estabilidad. Los gobernantes del país se vieron sacudidos a causa de la primavera árabe a pesar de que nunca hubo ninguna posibilidad real de que fueran derrocados como sus vecinos. Aun así, el Rey Abdullah prometió un gasto adicional de 130.000 millones de dólares para limitar el contagio –lo que, a su vez, ha ayudado a impulsar los precios de las acciones–. Con el crecimiento del PIB en el 4%, una rentabilidad por dividendo del 3% y sin señales de que los precios del petróleo vayan a caer a corto plazo, la apertura de Arabia Saudí parece convincente.

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