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Exceltur asegura que compiten de forma “irregular” en “desiguales condiciones

El turismo, en guerra contra el alquiler de viviendas para el uso turístico

Imagen de los fundadores de Airbnb, Brian Chesky, Joe Gebbia y Nathan Blecharczyk.
Imagen de los fundadores de Airbnb, Brian Chesky, Joe Gebbia y Nathan Blecharczyk.
Guillermo Vega

La industria del turismo une fuerzas frente al alquiler de viviendas para uso turístico, encabezada por webs como Airbnb, Homeaway o Homelidays. Hoy ha sido el turno de la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur), que ha mostrado su “extraordinaria preocupación” por el crecimiento de lo que ha llamado la “economía turística sumergida”. Según sus cálculos, el número de viajeros extranjeros alojados en este tipo de viviendas se ha disparado un 28,4% en los últimos cinco años.

Condiciones "irregulares"

El vicepresidente ejecutivo de Exceltur, José Luis Zoreda, ha asegurado durante la presentación del informe trimestral de la organización que la “mal llamada” economía colaborativa compite de manera “irregular” en “desiguales condiciones” y afecta a sectores como el transporte de pasajeros, el rent a car, la restauración, el alojamiento e “incluso a Renfe”. De esta forma, pidió a las comunidades autónomas, que tienen competencia en este asunto, una “mayor concienciación” sobre los efectos positivos y negativos de la economía sumergida y evitar los “buenismos” y las “permisividades”. “La tentación del político es quitarse el muerto del medio, sobre todo cuando tiene cerca unas elecciones”, sostuvo Zoreda.

Lo cierto es que parece que ciertas comunidades comienzan a actuar frente a gigantes como Airbnb. La Generalitat de Cataluña multó el lunes con 30.000 euros a la compañía estadounidense por comercializar apartamentos turísticos que no han sido debidamente inscritas en el Registro de Turismo de Cataluña. Los taxistas se han manifestado con virulencia en toda Europa contra Uber.

Normativa de las Administraciones Públicas

Esta semana se ha manifestado en un sentido parecido la patronal hotelera, la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT). Su presidente, Juan Molas, lanzó un manifiesto de 12 puntos en el que asegura no buscar prohibir el alquiler de viviendas turísticas, sino de que todos los actores del mercado compitan con las mismas reglas de juego. "La hostelería debe cumplir multitud de normativas de las diferentes Administraciones Públicas", recuerda el directivo. Una "hiperregulación" que encarece el producto final, pero cuyo objetivo es garantizar la seguridad a los clientes en muy diversos ámbitos. Por eso, critica la incongruencia de que conviva un mercado fuertemente regulado con otro absolutamente liberalizado. "Que no se apliquen distintas varas de medir".

Tanto las páginas de alquiler colaborativo como las patronales turísticas exigen una regulación para el sector, que no quiere ser "alegal", como reitera en los últimos meses la plataforma española de alquiler colaborativo Alterkeys.  El problema llega cuando las competencias sobre esta actividad están transferidas desde la reforma de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU). Así, mientras que comunidades como Cataluña ha sido el pionero en poner en marcha su propia legislación, que está provocando no pocos quebraderos de cabeza a todas las partes, Aragón, Andalucía y Madrid trabajan en sus propias normas, Baleares optó por regirse por una norma anterior, más restrictiva, y que prohíbe el alquiler vacacional "salvo algunas excepciones", según ha recordado Zoreda.

Además del ámbito regulatorio, enfrenta a dos grupos de empresas que aunque comparten el mismo mercado, tienen actividades diferentes: las plataformas de alojamiento colaborativo (como Airbnb o Alterkeys) y las empresas de alquiler turístico, como el grupo francés Pierre & Vacances, que recientemente ha comenzado a operar cuatro complejos de apartamentos propiedad de Sareb.

Mismas licencias

La primera reacción ha provenido desde la Federación Española de Asociaciones de Viviendas y Apartamentos Turísticos. Esta organización no tardó en reaccionar al manifiesto de la patronal de los hoteleros, a los que acusó de "demagogia" y de no declarar sus verdaderos intereses. "Lo que la industria hotelera aboga, bajo la bandera de regular, es conseguir normativas que sean imposibles de cumplir y que les permitan mantener su monopolio”, aseguró su presidente, Pablo Zubicaray, en una nota de prensa. "Lo que nosotros alquilamos son viviendas, las mismas que usa una familia para vivir, por lo que los requisitos para dichas viviendas turísticas deben de ser los mismo que los de una vivienda que habita una familia española, la cédula de habitabilidad o la licencia de primera ocupación"

Lucha contra las aplicaciones

Airbnb es la punta de lanza de una floreciente industria. La compañía fue fundada en 2008 en San Francisco con el objeto de facilitar el alquiler de habitaciones o viviendas de particulares a turistas. Ofrece 600.000 plazas en 34.000 ciudades de 192 países. 55.000 de ellas en España, un 63% más que en el último año.

La turística no es la única industria en pie de guerra por la irrupción de aplicaciones que ponen en contacto a usuarios entre sí, saltándose los servicios de las empresas. En el transporte está el caso de Uber, una app que permite solicitar trayectos en vehículos privados. En ella nunca se paga en metálico: el importe del trayecto se carga directamente a la tarjeta de crédito que el usuario ha ligado a la aplicación. Existen servicios para todo: apps para pasear tu perro, para alquilar tu coche, intercambio de ropa, coches compartidos, préstamos económicos, trueque de comida o crowdfunding.

Sobre la firma

Guillermo Vega
Corresponsal en Canarias y miembro del equipo de edición del diario. Trabajó en la Cadena Ser, Cinco Días y fue jefe de EL PAÍS Retina y de la sección de Tecnología. Licenciado en Ciencias de la Información, diplomado en Traducción e Interpretación y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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