La banca española prepara el terreno para la titulización de pymes
El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, avanzó en la rueda de prensa del pasado 5 de junio que la institución ya ha iniciado los preparativos de cara a una posible compra de bonos de titulización de activos. Sería el último recurso para activar el crédito, que tanto escasea en la zona euro, y la medida no se esperaría hasta al menos conocer el resultado de los test de estrés, en la recta final del año. Pero el sector financiero ha comenzado a tantear el terreno, aunque sea de forma muy preliminar, de modo que la maquinaria esté engrasada para cuando llegue el momento de retomar las titulizaciones de crédito.
La emisión de bonos de titulización quedó suspendida con la quiebra de Lehman Brothers, cuando se disparó la desconfianza hacia los riesgos en balance de la banca. Y ha quedado desterrada como fórmula de financiación de la banca española. Queda aún mucho camino par regresar a la situación previa, cuando BBVA_o Santander podían hacer titulizaciones por importes de 1.500 millones al año con las que obtener financiación y de paso traspasar el riesgo de ese crédito. Pero se han comenzado a dar algunos pasos, en especial con la expectativa de que el BCE pueda terminar de reactivar este mercado gracias a una eventual compra de bonos de titulización o asset back securities (ABS, por sus siglas en inglés).
Fuentes financieras reconocen la existencia de unos primeros contactos con las agencias de rating para tantear la calificación financiera que podría asignarse a la emisión de titulización. “El momento actual de mercado permite empezar a plantearte muchas cosas”, reconocen en el sector. Aunque haya que superar primero numerosos obstáculos. De entrada, el de la asignación de rating, referencia clave para determinar el grado de riesgo que estaría asumiendo el comprador. Así, las titulizaciones se dividen en tramos en función de la calidad del crédito que se traspasa. Y el desafío está en la actual exigencia de los inversores, que reclamarían un rating de A2 para los tramos más sénior y una rentabilidad que en términos generales debería rondar el 10%, según explican fuentes de mercado. La regulación es otro de los aspectos de los que está pendiente el sector, que reclama un cambio que permita que la titulización libere riesgos en mayor medida de lo que ahora lo hace. Es decir, que la venta de esos créditos titulizados tenga un beneficio en términos de capital superior al actual, una petición de la que el BCE es consciente pero sobre la que no se ha actuado todavía. Fuentes bancarias apuntan que aún no ha habido encuentros con el BCE sobre cómo abordar una reforma que permita activar la titulización de activos. De hecho, la única referencia conocida hasta el momento es la disposición mostrada por Draghi para la adquisición de ABS, sin que el sector disponga por ahora de más detalles.
“La decisión determinante para despejar el terreno sería que el BCE adquiriera bonos de titulización en todos sus tramos, no solo en el tramo sénior, el de mayor calidad”, señalan desde el departamento financiero de un banco español. Y es que la gran dificultad estaría en la colocación de los tramos del bono con un mayor riesgo de impago y, por lo tanto, una peor calificación crediticia. “Somos muy escépticos respecto a que el BCE compre ABS en su totalidad”, añaden.
Calendario del proceso
“La titulización no es un proceso que se pueda hacer de un día para otro. El sector lleva meses tanteando el terreno”, apunta el responsable de mercado de capitales de una entidad. Desde el momento en que se lanza la emisión hasta que el dinero queda desembolsado pueden transcurrir de dos a tres meses, apuntan. El sector, sin apuros de liquidez pero bajo la presión de conocer créditos, aguarda por tanto a nuevas señales del BCE en la próxima reunión que celebrará mañana jueves.
Demanda solvente, factor clave para el crédito
La titulización del crédito concedido a las pequeñas y medianas empresas sería una fórmula muy valiosa para impulsar la financiación a un segmento muy castigado por la falta de préstamos. Aunque tanto la banca como los inversores asumen que la compra de estos bonos de titulización por parte del BCE sería la decisión de último recurso y que la institución solo la adoptaría una vez pasado el test de estrés –con el que calibrar los verdaderos riesgos que entrañan los balances del sector– y vista la efectividad de las líneas de liquidez TLTRO por hasta 400.000 millones de euros con las que Mario Draghi confía en reactivar el crédito a las empresas de la zona euro.
El sector se muestra sin embargo escéptico sobre el éxito que tal inyección de liquidez pueda tener a la hora de convertir toda esa financiación a la banca en concesión de crédito. E insiste en que es necesario, ante todo, que la demanda de ese crédito sea solvente, un aspecto que ha comenzado a despertar al hilo de la incipiente recuperación económica pero que debe tomar mayor impulso.
La banca española acudirá por tanto a las subasta de liquidez TLTRO, condicionada a la concesión de créditos, aunque con la holgura de no tener premuras de liquidez y con la certeza de que la penalización por no conceder crédito no será excesiva. No en vano, a cambio de esa financiación del BCE a tan solo el 0,25%, bastará con sostener el aumento del crédito si ya venía creciendo y con reducir su caída si estaba en descenso. De lo contrario, habrá que devolver al BCE lo prestado en un plazo de dos años en lugar de en cuatro.