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El BCE estudia una vía muerta en España desde 2007

Cómo puede Draghi activar el crédito con las titulizaciones

Thinkstock
Nuria Salobral

El Banco Central Europeo dio una primera pista de lo que puede ser su plan B si la megainyección de liquidez a la banca que anunció el pasado jueves no termina de cumplir el ansiado objetivo de reactivar el crédito a particulares y empresas. Mario Draghi anunció una subasta por hasta 400.000 millones de euros de liquidez condicionada a la concesión de crédito, con la penalización de devolver lo prestado dos años antes de lo previsto para los bancos que no cumplan objetivos. Además prolonga hasta diciembre de 2016 la barra libre de liquidez, activada en el inicio de la crisis, al tiempo que deja de drenar del sistema las compras de deuda, lo que aporta liquidez al sistema por otros 165.000 millones de euros.

Por liquidez no será pero si un aspecto despierta las dudas sobre la efectividad de esos estímulos para incentivar el crédito es que el aumento de la liquidez –que por otra parte ya no es un problema para la banca europea– no tiene por qué traducirse directamente en incremento del crédito. La banca se encarga de recordar que es necesaria una demanda solvente y que concluya el desapalancamiento del sector, un objetivo al que bien puede contribuir la compra de bonos de titulización (ABS o asset back securities por sus siglas en inglés), que el BCE solo ha esbozado como un plan que afronta aún numerosos obstáculos.

El mercado de titulizaciones lleva muerto para las entidades españolas desde 2007, cuando los inversores comenzaron a desconfiar al máximo sobre los riesgos latentes en el balance del sector. La titulización consiste en agrupar un conjunto de créditos y colocarlos en el mercado de capitales, con la gran diferencia de que el comprador asume el riesgo de impago de esos créditos, un peligro que ya se mostró con toda su crudeza con la crisis de las subprime o hipotecas tóxicas. La opción que estudia el BCE –y cuyos preparativos están ya en marcha, según reconoció Draghi– es adquirir bonos de titulización no financieros. Es decir, no titulizaciones que están respaldadas por hipotecas, lo que sería activar el riesgo de una nueva burbuja hipotecaria, sino titulizaciones que tengan como subyacente créditos a pymes; a la denominada economía real.

El actual saldo vivo de estos bonos de titulización es relativamente reducido tras años de parálisis, al menos en España. El volumen de emisiones en el conjunto de Europa fue de 181.000 millones de euros en 2013, tras una caída del 28% en 2012, a lo que se añade que menos de la mitad de esa cuantía se colocó en el mercado entre inversores. La otra mitad queda en el balance de los bancos, que acuden a la ventanilla deliquidez del BCE presentando estas titulizaciones como garantía.

Las compras de ABS del BCE deberían dirigirse por tanto a titulizaciones nuevas. Sería el modo de liberar a los bancos del riesgo de créditos ya concedidos, que serían titulizados y traspasados al BCE. Si el volumen de emisiones de titulización de la banca europea alcanzase los niveles de hace una década –antes por tanto del boom de crédito que llevó a estos activos a niveles récord–, podría haber en Europa crédito disponible por 150.000 millones de euros, según estimaciones de AFME ( Association for Financial Markets in Europe).

“En el mercado hay demanda potencial para titulizaciones de emisores y tipos de activos muy concretos”, señalan desde el departamento de mercado de capitales de una entidad española. Así, habría mercado para emisiones de Santander o BBVA y para los tramos de deuda más sénior, de mayor calidad. Pero, aunque sería el BCE el comprador de estos bonos y no los inversores privados, hay numerosos aspectos por definir, como qué tipo de titulizaciones se adquirirían –es decir, de qué calidad creditica– y qué efecto tendría esto en el balance de los bancos. Una cuestión que queda pendiente de regulación y va más allá de la competencia del BCE.

La excepción de las financieras de automóviles

Las escasas emisiones que se realizan en Europa de bonos de titulizaciones incluyen algún conocido nombre español. Este mercado ha estado vivo gracias en especial a las emisiones hipotecarias pero también al crédito al consumo y a las financieras de auto. Y en este terreno aparece el nombre de Santander, cuya financiera de automóviles lanzó este mismo mes de abril una emisión de titulización por 1.036 millones de euros, según datos facilitados por Dealogic.

La colocación es una excepción a la sequía común a la banca española, que no tituliza los créditos de su banca doméstica tradicional desde 2007. La titulización, no domiciliada en España, realizada por esta financiera afronta en cualquier caso las dificultades propias de este tipo de activo, al que se exigen distintos diferenciales según la calidad del crédito subyacente. Así, dentro de la misma emisión, hay un tramo de 239 millones a un cupón del 0,3% y otro de 139 millones a un cupón del 2,3%, este de peor calidad.

Fuentes financieras explican que la titulización de créditos de baja calidad implica penalizaciones a efectos del riesgo que se libera de balance y, por tanto, a efectos del beneficio en capital. Y añaden que es necesario que transcurra un año desde la titulización de un crédito para que lo califiquen las agencias de rating. El tiempo requerido para ver la evolución en el pago. De adjudicarse el rating en un plazo inferior, es muy posible que se penalice la prisa con una menor calificación financiera. “El objetivo del BCE serán las nuevas titulizaciones, incluidos los proyect bonds, pero antes hay que resolver temas regulatorios”, añaden en el sector.

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Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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